Repasamos los años del mandato de Xbox por parte de Peter Moore, el mejor de los tres directores que ha tenido la división (por ahora).
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No sabemos como ni por qué un ejecutivo de Reebok fue fichado por SEGA América en plenos años 90, y en medio de la debacle de una Saturn demasiado obtusa para un mundo tan complejo como el nuestro. Ese ejecutivo se llamaba Peter Moore, y en muy poco tiempo acabó convertido en la cabeza de SEGA América. Y qué cabeza, y no lo decimos por grande ni por demasiado poblada de cabello. Moore creyó en Dreamcast, y según sus propias palabras si no hubiera sido por la calamitosa situación de la subdivisión japonesa podrían haber conseguido plantar cara a la todopoderosa PS2 de Sony. Sin embargo quizá sin ese fracaso la irrupción de Microsoft en los videojuegos no se hubiera producido nunca, y ahora yo estaría escribiendo en una web llamada Generación SEGA.
En aquellos días un prudente Bill Gates confiaba en colar su Windows CE en las consolas de la gran S, y así sacar tajada del mercado de las consolas. Como todos sabemos esa aspiración de Microsoft fue tan exitosa como su intento de parar al Blu Ray apoyando con un Add On al infame HD-DVD. Microsoft tuvo que entrar en el mercado de las consolas en 2003, y quién mejor para poner al frente de su nueva consola que al ex presidente de SEGA América Peter Moore.
Peter Moore, un zombie en Microsoft
En sus últimos coletazos en SEGA, Moore se dedicaba ya a divertirse como el bajista gamberro de un grupo de AOR con pelucas, y en plena descomposición. En 2003 el primer jefe de Xbox era inmortalizado con un pequeño papel de zombie en la adaptación cinematográfica de The House of The Dead perpetrada por el chiripitifláutico Uwe Boll. Cuando fue fichado por Microsoft la transición de Gates a Ballmer se había completado y Microsoft había quedado en manos de un verdadero hooligan de la compañía, que la creía capaz de todo. Gracias a ello Peter Moore se encontró con una compañía dispuesta a quemar dinero a lo grande. En su día se hablaba de una inversión a lo largo de la corta vida de la Xbox Original de unos 3k millones de dólares, que el éxito de 360 tardó varios años en compensar.
Los más viejos del lugar recordarán la cantidad de exclusivos de lo más variopintos con los que contó la consola, incluyendo varios proyectos heredados de la desaparecida Dreamcast. Eran los tiempos en los que el negocio de las second party estaba en pleno apogeo, y con un cheque en la mano los estudios dispuestos a crear un juego para tu consola salían de debajo de las piedras. Moore lo intentó todo, desde implantar con éxito y de manera efectiva el juego online, a conseguir hacer funcionar una mascota para la consola, con bastante menos suerte. Durante su mandato se lanzaron los primeros juegos para Xbox de estudios como Rare, Bungie o Turn 10, ahí es nada.
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Peter Moore anunciaba Halo 2 o un nuevo Grand Theft Auto con tatuajes, que francamente nos resulta indiferente si eran permanentes o no, y entregado a la marca en cuerpo y alma. Consiguió convencer a una compañía tan absolutamente americana como Microsoft de invertir grandes sumas de dinero en juegos exclusivos como Lost Odyssey, o de negociar con Square Enix el anuncio de la llegada de Final Fantasy XIII a Xbox, abriendo heridas que aún no se han cerrado.
Muerte por luces rojas
Microsoft siempre ha estado dispuesta a invertir dinero durante varias generaciones hasta convertirse en un actor central, o dominar cualquier sector. Unas veces ha salido bien (Windows, Azure), y otras no tanto (Zune, Windows Phone), pero una cosa es invertir dinero y otra perderlo. Un fallo en el soldaje de uno de los componentes de los primeros modelos de Xbox 360 marcaría el fin del mandato de Moore. En algún momento de 2006 Peter Moore irrumpió en el despacho de Steve Ballmer para comunicarle una previsión de pérdidas de más de 1.15K millones de dólares, y hasta 240 millones en gastos de recogida y envío solo para la base instalada en Estados Unidos. Ballmer no dudó en aprobar la partida de gasto, pero seguramente ambos supieron que ese era el fin de Xbox como había sido hasta entonces. La era Moore había acabado.
Si Phil Spencer maneja Xbox como un caballero, y Don Mattrick lo hizo como un mercader, Peter Moore dirió Xbox como un auténtico guerrero. Eran otros tiempos alejados del carácter prágmático y moderno de la Microsoft actual. Hoy Microsoft vuelve a apostar por los videojuegos, pero para llevarlos más allá de Xbox. En 2012 el mismo Moore dijo que en diez años el futuro de los videojuegos sería distinto, digital y F2P. No han tenido que pasar diez años para que gran parte de su predicción se cumpliera. Tras un retiro dorado como jefe de la división de deportes de EA, Moore está “retirado” de la industria del entretenimiento y pasa sus últimos años antes de la jubilación dirigiendo el Liverpool FC. Peter Moore, de solo 64 años cada año se parece más a un pequeño Fu Manchu, pero hasta que Phil Spencer demuestre que puede quitarle ese honor, seguirá siendo el mejor jefe de Xbox.