En esta serie de artículos os narramos todos los hechos acontecidos en la franquicia Dark Souls.
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Hoy os traemos un artículo diferente a lo que os tenemos acostumbrados, queríamos contar con pelos y señales todo lo acontecido en el universo Dark Souls. Y lo haremos a modo de serie segmentada por capítulos para que la lectura sea mucho menos densa y más cómoda para los amantes del universo ideado por Hidetaka Miyazaki.
Debido a la narrativa de la franquicia, la historia se nos cuenta a través de objetos para dar pie a que hagamos nuestras propias conclusiones. Lo escrito a continuación es una deducción basada en los datos que se nos dan. Dicho esto, espero que lo disfrutéis.
Capítulo 1
El nacimiento de la Primera Llama, guerra contra los Dragones Eternos
y la llegada de la Edad de Fuego.
En un principio, el mundo era un lugar sin forma envuelto en niebla, con riscos grises y grandes arboles, donde reinaban los Dragones Eternos, pero entonces llegó el fuego, y con él, la disparidad, frío y calor, vida y muerte, luz y oscuridad.
De la oscuridad surgieron los Huecos, unos seres vacíos incapaces de pensar que se guiaban por sus más puros instintos, pero al recibir un alma y vida de la Primera Llama, se transformaron en Humanos. Cuatro de ellos encontraron las Almas de los Dioses en la Llama, tornándose en Deidades, Nito, que fue el primero en morir, obtuvo el Alma de la Muerte, la Bruja de Izalith, el Alma de la Vida, Gwyn, consiguió el Alma de la Luz, y por último, el Furtivo Pigmeo recogió el Alma de la Oscuridad.
Con este nuevo poder que procedía de los Dioses, Gwyn, la Bruja de Izalith y Nito empezaron a buscar una manera de revelarse contra los Dragones Eternos, para ello Gwyn reunió un gran ejercito, pero sabía que solo con eso no conseguiría nada, por ello buscó por el mundo hasta que encontró a Seath, un dragón alvino, que debido a que carecía de escamas no era inmortal y por ello envidiaba a sus hermanos. Gwyn le convenció de que le ayudase en su cruzada, y tras acceder, Seath les reveló los puntos débiles de los dragones, tales como su debilidad a la electricidad.
Sabiendo esto, Gwyn comenzó a adiestrar a su ejercito en el uso de Milagros como Lanza de Relámpago y pidió al Herrero Sin Nombre que crease armaduras y armas con las que enfrentarse a los Dragones, entre las filas de Gwyn se encontraban grandes guerreros, el que más destacaba era su hijo, el Primogénito del Sol y Dios de la Guerra, portador de la Lanza-Espada Asesina de Dragones la cual imbuía con electricidad convirtiéndose en el más mortal rival de los Dragones en combate cuerpo a cuerpo, era un experto en el uso de esta arma y del uso de los Milagros de electricidad, siendo el único a parte de su padre capaz de usar la Lanza de Luz Solar, el milagro más potente de su estilo.
El primer caballero y mano derecha del Primogénito del Sol era Ornstein, su arma, la Lanza Asesina de Dragones, una versión más ligera pero menos poderosa de la Lanza-Espada del Dios de la Guerra, y al igual que su maestro era capaz de imbuirla con electricidad. En el ejercito de Gwyn también estaba Havel, más adelante apodado con el sobrenombre de La Roca, que con su gran armadura y escudo hechas del duro material de su apodo, conseguía resistir los ataques de los Dragones, y Gough, un gigante líder del escuadrón de arqueros Asesinos de Dragones y muy diestro en el uso de su Gran Arco, con el que podía acertar a los Dragones en pleno vuelo. Con este ejercito y la ayuda de Izalith y Nito, Seath ideó una estrategia de batalla.
Gwyn y sus guerreros bombardearían a los Dragones con sus milagros de relámpagos abriendo brechas en sus corazas de escamas, aún así los Dragones seguirían teniendo ventaja mientras dominasen el cielo, por ello la Bruja de Izalith y sus Hijas del Caos formaron tormentas de fuego obligándolos a bajar a tierra firme, donde Nito los esperaría creando un Miasma de muerte y enfermedad que los debilitaría, momento en el que los guerreros del ejercito de Gwyn podrían asestar el golpe final a unos heridos y debilitados Dragones. A pesar de todo, la guerra fue una masacre, por cada Dragón Eterno que caía, morían 3 guerreros del ejercito de Gwyn.
Durante la guerra, el Primogénito del Sol encontró a una cría de Dragón de la Tormenta, a la que adoptó y comenzó a criar. Al enterarse de este hecho, Gwyn enfureció e intentó matar al Dragón y hacer entrar en razón a su hijo, pero el Dios de la Guerra se posicionó del lado de los Dragones pues pensaba que la guerra era absurda y que se podía razonar con ellos, él y su Dragón eran la prueba. Pero Gwyn no lo entendió, y creyéndose traicionado por su hijo, lo despojó de sus títulos, de su ejercito y de su nombre, condenándole al exilio para siempre.
Tras la guerra, los victoriosos humanos decidieron repartirse el botín conseguido, un mundo en blanco, y como si de un lienzo se tratase, comenzaron a formar sus grandes ciudades; Nito se adentró en las profundidades de la tierra, donde cumpliría su cometido como poseedor del Alma de la Muerte, y daría el descanso eterno a todo aquel que le llegara su momento, la Bruja de Izalith y sus Hijas del Caos construyeron Izalith, una ciudad subterránea, donde aún quedaban algunos restos de Dragones. Gwyn, por su parte, se creía merecedor de más derechos, creyéndose él mismo un Dios, por ello, construyó Anor Londo, a la que bautizó como La Ciudad de Dioses, donde se erguirían grandes castillos y torreones en honor a su gran poder, e invitó a todo aquel con un alma poderosa a vivir como si de Dioses se tratasen.
Por su ayuda durante la guerra, Gwyn consideraba a Seath su mano derecha, y le otorgó el título de Duque, construyéndo su propio castillo al lado de Anor Londo, además de entregarle un gran trozo de su Alma de Señor. Seath usó ese castillo a modo de biblioteca y lo llamó los Archivos del Duque, durante la guerra, robó el Cristal Primordial de los Dragones, y fusionándose con el consiguió algo parecido a la vida eterna, pero su locura por la inmortalidad lo impulsó a continuar buscando, lo que le llevo a recluirse en sus archivos. Gracias a sus investigaciones creó lo que más adelante se conocería como Magia, pero durante el proceso realizó horripilantes experimentos a espaldas del que lo consideraba un amigo.
Gwyn recompensó a sus mejores guerreros otorgándoles el título de Caballeros de Gwyn y un Alma Poderosa, además de con regalos únicos; a Ornstein, el Anillo del León, con el que aumentaría su capacidad de contraataque, a Artorias, le fue entregado el Anillo del Lobo, que aumentaba su estabilidad, Ciaran recibió el Anillo del Abejorro, otorgándole mayor efectividad en sus ataques sorpresa, y Gough, receptor del Anillo del Halcón, con el que sería capaz de disparar más lejos que cualquier otro arquero del mundo, además, Gough recibió un colgante y hombreras para su armadura únicos, signos de los mayores honores.
Lloyd, el tío de Gwyn, formó la ciudad de Thorolund, lugar en el que los humanos adorarían a los habitantes de Anor Londo como deidades, e instauró la Iglesia de la Blanca Vía, volviéndose está religión la más difundida por el mundo. Hubo humanos que formaron ciudades en honor a estos Dioses, tal fue el caso de Nuevo Londo, un reino gobernado por cuatro antiguos comandantes del ejercito de Gwyn, expertos en la guerra y lideres natos, los cuales gracias a su gran juicio y manera de gobernar, consiguieron convertir Nuevo Londo en el reino más próspero de todo el mundo, donde acudía cualquier persona en busca de un futuro mejor, gracias a estos logros, Gwyn les regaló un pequeño fragmento de su Alma de Señor a cada uno y les otorgó el título de Reyes.
También se crearon ciudades cerca de Izalith, como Ciudad Infestada, lugar donde todos los desechos y desperdicios de las grandes ciudades convergían, que se encontraba más allá de las Alcantarillas, en el que se instalaron familias pobres, levantando algo parecido a una ciudad.
Y así es como comenzó la Edad del Fuego, con un mundo poblado de vida y luz, pero esto no dudaría eternamente, pues el ciclo debe seguir su curso, aunque haya quienes quieran evitar que eso ocurra a toda costa.