Redfall no ha tenido buena recepción ni críticas y gracias a Jason Schreier y este artículo de Bloomberg ahora sabemos el porqué.
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Nadie sabía como podía haber pasado semejante desastre. Arkane Studios, una de las desarrolladoras más queridas y valoradas de la industria, lanzaba Redfall a principios de este mes de mayo con la promesa de ser uno de los exclusivos importantes de este año para Xbox, pero la sorpresa fue mayúscula cuando descubrimos el despropósito que se escondía detrás del lanzamiento. Yo mismo tuve la oportunidad de analizarlo, y si bien fui capaz de ver algunas de las bondades del mismo, no me explicaba la estrepitosa serie de fallos que cometía el título en la mayoría de sus áreas.
Ahora parece que Jason Schreier a través de Bloomberg, nos aclara mucho de la situación sobre Arkane. El desarrollo de Redfall comenzó en 2018, pero parece que este se enfrentó a una serie de complicaciones especialmente duras, como que tras el varapalo de que Prey no consiguiera tantas ventas (a pesar de su excelsa calidad), hizo que Zenimax propusiera un multijugador a Arkane. La idea inicial era simple: Que los usuarios juntos se enfrentaran a vampiros y que el juego aceptara micropagos estéticos, para poder rentabilizarlo durante un buen tiempo como juego como servicio. Pero algunos miembros del desarrollo lo encontraron confuso, dada la especialidad del estudio en juegos de otro tipo de corte.
Redfall perdió al 70% de los desarrolladores originales de Prey
En ese camino, Arkane Austin, con poco más de 100 empleados, no podía abarcar con un juego de esas dimensiones, por lo que muchos veteranos del estudio que trabajaron en Prey no quisieron seguir con un título multijugador y se marcharon hasta llegar a un 70% del equipo, según el análisis de Bloomberg respecto a los movimientos de LinkedIn. Muchos nuevos devs quisieron apuntarse a esta nueva aventura, pero se vieron decepcionados al comprobar que no se trataba de un single player inmersivo como nos tenía acostumbrados el estudio.
Entre un problema y otro, llegaron hasta el 21 de septiembre de 2020, cuando Microsoft compró Zenimax y se hizo con el control de todos los estudios, incluido por supuesto, Arkane. Y curiosamente esto fue para el equipo un soplo de esperanza, pues esperaban que Microsoft cancelara Redfall o, mejor aún, que les dejase reiniciar el desarrollo como un juego para un solo jugador. Sin embargo, Microsoft decidió mantener una actitud sin entromisiones, dejándoles hacer lo que creyeran conveniente y que siguieran siendo muy autónomos.
El propio Phil Spencer admitió en la sorprendente entrevista posterior en el Kinda Funny, que deberían de haberlo previsto o haber estado más atentos, ya sea aportando ayuda con sus otros estudios o incluso planteándose un retraso sustancial del mismo. La conclusión es evidente de todas las partes, Redfall no tenía que haber salido como ha salido. Pero está claro que Microsoft tiene la presión con sus próximos estrenos. Y el siguiente de Zenimax es el gran Starfield.