Hacemos un repaso del paso de la primera guerra mundial por los diferentes formatos de entretenimiento.
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“Battlefield 1 está basado en hechos reales que ocurrieron hace más de 100 años. La Primera Guerra Mundial fue una guerra que cambió el mundo para siempre. A continuación viene el combate de vanguardia. No se espera que sobrevivas”.
Así empieza el intensísimo prólogo del último juego de DICE, un FPS bélico que mira al pasado en un panorama donde la guerra moderna corría el peligro de saturar el mercado. Y lo hace trasladándonos a un pasado pocas veces tratado en el mundo de los videojuegos, casi olvidado en pos de la que fue y sigue siendo la gran guerra de la humanidad, la Segunda Guerra Mundial. Pero ya hubo antes una Gran Guerra, una, que como bien apunta el mismo prólogo, estaba destinada a cambiarlo todo para siempre.
Hace más de 100 años empezó, hace justo 100 años se luchaba, y en 2018 cumpliremos el centenario de su final. Una fecha clave para el estreno de Battlefield, un videojuego espectacular que, puede que para muchos jóvenes jugadores, sea su primer contacto con una de las guerras más fútiles, intrincadas e incomprensibles de la historia de la humanidad. Tal y como apuntaba en unos meses en otro artículo, en la Primera Guerra Mundial el rol de los buenos y los malos está completamente difuminado, hasta el punto que podríamos llegar a afirmar que no existían como tales. Aún así, DICE, inexplicablemente, ha decidido no arriesgar y centrar sus seis misiones en la Triple Entente, principalmente el Imperio Británico.
La dilatación en el tiempo nos permite tomar aire y poder dejar de lado ese mantra tan nocivo de que la historia la escriben los vencedores, para ofrecer así una visión panorámica y sin desviaciones ideológicas del conflicto. Esto, Battlefield 1 no lo ha conseguido, tampoco lo pretende, pero en cambio si ha impregnado su discurso de algo no menos importante: la crudeza y la inutilidad de la guerra, expresado de forma magistral en un prólogo en el que no somos un soldado invencible que resiste todos los asaltos, si no carne de cañón, que cuando cae no pasa a un respawn, si no a la siguiente víctima de una lista que alcanzó los 30 millones de personas.
Los videojuegos aún deben recorrer parte del camino para alcanzar su madurez. Posiblemente aún quedan unos cuantos años para que un juego como Battlefield 1 (entiéndase juego triple A) se plantee narrar la historia desde un prisma diferente. Es por ello que si os habéis quedado con ganas de otros puntos de vista, desde Generación Xbox os hemos preparado un especial de la Primera Guerra Mundial, para explorarla desde todas las vertientes del arte, ya sea audiovisual, escrito o dibujado.
LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL EN VIDEOJUEGO
Battlefield 1 no es el primero ni será el último videojuego en narrar la historia de la Primera Guerra Mundial, pero sin duda, será de los primeros triple A que lo hagan, con el alcance e influencia que eso conlleva. Si seguimos una referencia wikipédica, veremos que el primer videojuego basado en la Primera Guerra Mundial data de los tiempos de Atari, y tenía como protagonista al Barón Rojo, icono indiscutible que aún debería protagonizar unos cuantos juegos más (incluso títulos tan bizarros como Snoopy contra el Barón Rojo, basándose en uno de sus alter egos más famosos).
Desde hace unos años, se está apreciando un incremento en la producción títulos basados en de la Gran Guerra, pero han quedado todos relegados al mundo del PC. Uno de los pocos que pudimos ver en nuestras consolas Xbox fue Valiant Hearts de UbiArt, filial de Ubisoft, que nos ofreció un retrato altamente antibelicista tratado con perspectivas múltiples y un apartado artístico de aquellos que pocas veces se ven. Una auténtica obra maestra que sirve de contrapunto perfecto para el videojuego de DICE.
Pero no os preocupéis, que parece que hay estudios que ya le han visto el filón consolero a la Primera Guerra Mundial, como bien demuestra Ad Infinitum, un videojuego de terror y puzzles ambientando en la guerra de trincheras que verá la luz el próximo año en nuestras Xbox One.
LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL EN CINE
A pesar de ser la segunda la que aglutina más material cinemático, la Primera Guerra Mundial no se queda atrás en cuanto a historias narradas en el séptimo arte, incluso en el mundo de las series. Existen grandes títulos como Senderos de Gloria, el acercamiento de Stanley Kubrick a la deserción en la guerra protagonizado por un espléndido Kirk Douglas, un tema que se ha granjeado otras grandes películas como Rey y Patria, de Joseph Losey, un documento tan brutal y realista que cuela entre su frío blanco y negro la humedad y pesadumbre que debió vivirse en las trincheras.
En el cine, afortunadamente, se ha hecho un esfuerzo por querer retratar más de una cara del conflicto, algo que consigue la serie británica 37 días, que narra, como bien dice su nombre, los 37 días previos al estallido de la guerra, un juego diplomático entre bambalinas que va saltando desde la perspectiva británica a la alemana, piedras angulares del conflicto.
Otros títulos imprescindibles son, sin duda alguna, El gran desfile de King Vidor, complemento perfecto a la campaña de Battlefield 1, Sangre y barro, donde nos ponemos en la piel de un joven británico que, muy contrario a la aventura que le prometieron, se encuentra con la desolación y el horror. No podemos olvidar tampoco en los altos vuelos al legendario Barón Rojo ni a Lawrence de Arabia, dos obras de arte que se centran en dos grandes personalidades que han trascendido a la historia del conflicto.
Alas, de William A. Wellman, Premio Oscar a la Mejor Película y Efectos Visuales de su año, puede servirnos para ampliar el capítulo Amigos de Altos Vuelos, al contar la historia de amistad de dos pilotos estadounidenses. Sus secuencias de vuelo fueron revolucionarias en la época, e inspiraron a George Lucas para la que sería La Guerra de las Galaxias, posteriormente subtítulada como Una nueva Esperanza.
LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL EN CÓMIC
Si hay un autor que es un absoluto referente en cuanto a la Primera Guerra Mundial, ese es sin duda Jacques Tardi, un historietista francés que ha basado gran parte de su carrera en sus cómics de gran carga antibelicista y profundo interés didáctico. Leer ¡Puta Guerra! es equivalente a sumergirse en un libro de historia, pero sin los párrafos plomazos que te hacen desear ser parte de un pelotón de fusilamiento. Con sus estremecedores dibujos, sus inexistentes diálogos y esclarecedores cuadros de textos, Tardi armó un cómic que debería ser obligatorio en todos los colegios, al nivel del Maus de Art Spiegelman. Tardi, a lo largo de su carrera, ha continuado explorando la Primera Guerra Mundial con otras obras como La Guerra de las Trincheras.
Otro acercamiento comiquero digno de mención es aquel realizado por Joe Sacco, periodista gráfico especialmente sensibilizado con el conflicto palestino-israelí, autor de documentos de incalculable valor como Notas al pie de Gaza. Hace dos años, realizó un salto insólito en su carrera para mirar al pasado, concretamente a la batalla de Somme, la más sangrienta de la historia, con más de un millón de bajas entre los dos bandos. El cómic, como tal, es un gran mural presentado en forma de acordeón que narra las 24 horas de la cruenta batalla. El rigor periodístico que emplea Sacco es casi enfermizo, así como el nivel de detalle y precisión acompañados por incesantes pies de página que te harán olvidar que no tiene diálogos.
LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL EN LITERATURA
No querría extenderme mucho más, y seré sincera afirmando que la literatura es del pie que más cojeo, así que os animo a vosotros, los lectores, ayudarme a completar con recomendaciones a otros interesados en la Gran Guerra. Por mi parte, no puedo dejar de destacar dos libros que me marcaron ampliamente en mi formación como persona: Viaje al Fin de la Noche de Ferdinand Celine (personaje no exento de polémica por su posterior y supuesto antisemitismo) y El mundo de ayer: Memorias de un Europeo del siempre genial Stefan Zweig, que nos habla no solo del estallido de la Primera Guerra Mundial, si no de la formación de la Europa antes de la guerra, el detonante del conflicto, el posterior período de entreguerras y la desolación más brutal: la consecución de la Segunda Guerra Mundial. Zweig quedó tan devastado por el devenir de la Europa que amaba que acabó suicidándose junto con su mujer tres años antes de la rendición alemana. Un libro imprescindible que nos habla del mundo del ayer, pero también del mundo del mañana, si nos atenemos a la actualidad que nos ha tocado vivir.