Un planeta extraño en el que suceden cosas aún más extrañas. Y eso que parecía que no había vida.
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—A ver, pequeñín, ¿qué te gustaría ser de mayor?
—¡Astronauta!
¿Qué jovenzuelo no ha respondido así a esta pregunta? Vale, algunos habrían podido decir bombero o policía, pero casi todos los niños hemos soñado alguna vez con viajar por el espacio y dejar atrás nuestro planeta con el fin de adentrarnos en la profundidad de la galaxia.
Desde la llegada del hombre a la Luna, los astronautas siempre fueron vistos como héroes, hombres y mujeres excepcionales, seleccionados entre la élite del resto de mortales, capaces de superar pruebas que ponen al límite su resistencia física y mental y que arriesgan su vida con tal de cumplir su misión. Sí, amigos, Lifeless Planet: Premiere Edition nos da la oportunidad de cumplir nuestro sueño de la infancia y podremos enfundarnos en el clásico traje espacial con el que Neil Armstrong pisó el satélite nocturno hace ya casi 46 años.
Partiendo de esta base, el juego da comienzo en un abrir y cerrar de ojos. La introducción se reduce a una pobre cinemática que resume la fase de lanzamiento, el viaje y el aterrizaje en un intervalo de escasos segundos. Cuando te quieres dar cuenta ya estás campando por el planeta en el que te has estrellado, sin saber muy bien qué es lo que ha pasado. Echando un ojo a nuestro alrededor, descubrimos que el resto de la tripulación ha desaparecido y que estás completamente solo en medio de un inmenso páramo. Has ido a parar a un planeta desconocido y, en apariencia, deshabitado.
Te embarcas, pues, en la búsqueda de tus compañeros y de oxígeno para abastecer tu traje sin ninguna flecha en pantalla, sin radar y sin ningún otro típico mecanismo de guía de los que tan acostumbrados estamos y que tantas veces hemos visto en infinidad de títulos. En apariencia puede resultar apabullante, pero nada más lejos de la realidad. Enseguida veremos un destello metálico en la lejanía que nos guiará hasta el módulo de recarga de oxígeno. A continuación, un rastro en la arena nos induce a seguir esa ruta como si del camino de baldosas amarillas se tratase. Pero que no se nos malinterprete, por favor. Se agradece y mucho este recurso, porque aunque pueda parecer sugerente la idea de poder explorar con libertad absoluta ese paisaje enorme que se abre ante nosotros, en la práctica no resulta demasiado divertido pasear sin rumbo por un desierto de tierra en el que solo hay rocas y polvo.
Justo después de cruzar un acantilado tropezaremos con un libro rojo semienterrado, en cuya portada aparece el logo de la hoz y el martillo y, unos metros más adelante, los restos de una pequeña aldea de colonos. La serie de hallazgos culmina con un rastro de pisadas verdes reflectantes. Pisadas frescas. Ahora no cabe ninguna duda: no estamos solos.
En el transcurso de estos primeros compases te quedará bien claro que no nos enfrentamos a un simulador de astronautas, sino a una aventura de investigación y plataformas en la que visitaremos singulares zonas del planeta en busca de respuestas a los interrogantes que nos plantea la historia.
APARTADO TÉCNICO
Esta edición Premiere del juego (tengamos en cuenta que la versión original salió en PC en junio de 2014), nos llega a Xbox One remasterizada para que podamos disfrutar de los paisajes con un mayor grado de definición. Tanto es así que en más de una ocasión nos hemos quedado embobados con algunos de los escenarios por los que hemos paseado a lo largo de nuestro devenir por el misterioso planeta. Grabados en nuestra retina quedarán escenarios emblemáticos como el del inicio, en el que se extienden praderas vírgenes de roca que se pierden en el horizonte hasta donde alcanza la vista, en el que llegas a sentir que tienes el privilegio de ser el primer ser humano en pisar ese mundo.
Pensad que este juego fue desarrollado por una sola persona, David Board, así que aplaudimos el resultado conseguido, no solo en la recreación de los parajes que visitaremos sino también por esa estética sci-fi de los sesenta con la que ha aderezado la aventura. Por la otra cara de la moneda nos encontramos con algunas deficiencias técnicas como texturas irregulares en algunos mapeados, popping cuando nos acercamos a zonas boscosas o con edificaciones y puntuales bajadas de framerate que, gracias a que se producen en lugares poco comprometidos, no afectan a la jugabilidad ni te dejarán vendido en medio de un salto.
Eso sí, existe una reiteración excesiva de texturas: nos abrimos paso por diferentes zonas del planeta en la que, en su mayoría, el único cambio es el color de las rocas y del entorno. Puede parecer una nimiedad, pero cuando ya has invertido unas cuantas horas en el juego se pierde el efecto sorpresa que tanto llaman la atención en los paisajes de las primeras pantallas, hasta el punto en que se pierde la curiosidad por pasar a una nueva zona. En cuanto a modelados y animaciones perseguiremos todo el tiempo a una indígena que hace apariciones estelares en determinados momentos, y es en este personaje en el que veremos más imperfecciones poligonales que nos retrotraen a generaciones pasadas.
Pese a esto, las decisiones de diseño son de lo mejor del juego. La estética elegida es muy acertada y confiere al título de Stage 2 Studios una personalidad propia y un encanto peculiar y original, algo que es muy de agradecer en los tiempos que corren.
Referente al sonido, debido a las limitadas acciones de nuestro personaje y a que estamos en un territorio prácticamente yermo, no esperéis un alarde de efectismo y espectacularidad. Tampoco en cuanto a la banda sonora, que cumple su misión de quedar en un segundo plano frente al aspecto gráfico, con algunas piezas muy sugerentes y que no desentonan con la propia esencia del juego. Las voces que escuchamos en las grabaciones son correctas, así como las de nuestro astronauta, que tampoco es que tenga mucho afán de protagonismo y habla lo justo.
JUGABILIDAD
En este apartado es en el que radica el mayor escollo de Lifeless Planet. La mecánica de juego es muy simple, al igual que las habilidades de nuestro personaje, los puzles y todo lo demás. Desde el momento en el que descubrimos a la indígena, nuestro objetivo es alcanzarla. No sabemos muy bien por qué, pero ella parece la clave de todo, con lo que seguimos su rastro puesto que no podemos hacer mucho más; no esperéis misiones secundarias, minijuegos ni otros recursos que le otorguen de un poco más de variedad.
Para superar las plataformas, los puzles y los retos que nos aparecen por el camino nos apoyaremos en varios gadgets: la linterna del casco para ver en la oscuridad, un propulsor que nos permite alargar los saltos y un brazo robótico que utilizaremos para llegar a sitios elevados, manipular minerales y activar generadores. La idea no es mala, solo que los puzles carecen de dificultad, los escenarios generan una falsa apariencia de apertura (no puedes llegar de un punto a otro utilizando rutas alternativas) y tienes a tu disposición vidas infinitas, así que los tramos plataformeros se pueden superar mediante la fórmula de ensayo y error.
Los controles están al nivel del propio juego. Son también muy simples y funcionales, exceptuando el salto, que no podrás redirigir una vez que hayas despegado los pies del suelo, algo completamente lógico ya que estás equipado con un jetpack de los años sesenta.
DURACIÓN
Lifless Planet es un juego corto, sobre todo en relación al precio con el que sale a la venta. Lo superarás en cinco o seis horas en la primera pasada, tomándote tu tiempo para buscar los documentos y grabaciones escondidas, fundamentales para entender cómo la Unión Soviética llegó a colonizar ese Planeta durante la Guerra Fría. Recomendamos encarecidamente su lectura para que tus ires y venires por el mapa cobren un mínimo de sentido. Cuando llegas al final, bastante abrupto y carente de tensión, no te quedan demasiadas razones para emprender una segunda vuelta. Solo se justifica si quieres desbloquear algunos logros que se te hayan quedado colgados. Después de eso no es muy probable que inicies una tercera.
Otros de los extras de esta Premiere Edition de Xbox One son la inclusión de notas escritas y de audio que no estaban en la versión original, seguro que para justificar la coletilla que han añadido al título porque están todas a la vista y no es necesario invertir mucho más tiempo en encontrarlas todas.
CONCLUSIÓN
Pese a sus defectos, Stage 2 Studios nos ofrece un producto fresco y atractivo, que sirve como entretenimiento perfecto para tomar un poco de respiro entre el último triple A que haya pasado por tu consola y el que te está esperando en tu estantería. No es un indispensable o un juego estrella que debas comprar inmediatamente, pero recomendamos tenerlo presente para darle una oportunidad cuando el cuerpo te pida afrontar una experiencia muy distinta y con personalidad propia.
Podría haber sido un producto mucho más redondo, duradero y recomendable si se hubiese conseguido implementar unos puzles más complejos y que completarlo supusiese un mínimo desafío. Remarcar que en la primera partida disfrutarás de los páramos y con muchos de de sus paisajes con los que conseguirá sumergirte en el argumento, que guarda un bonito mensaje y tiene moraleja, y acabarás por restarle importancia a los aspectos negativos.
Lifeless Planet no es un juego con el que poder buscar semejanzas, y tiene una impronta que te llevará a recordarlo con una sonrisa cuando pasen unos años. Por solo 19,99€ (en su semana de lanzamiento por 15,99€) podrás disfrutar de este particular título indie.