Esta caprichosa coincidencia del destino podría devolver a la vida a Kinect 2.0. ¿Coincides con nosotros?
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En breve tendremos más noticias sobre la realidad virtual que plantean Microsoft y algunos socios como Acer, Asus o Lenovo. Se sabe que en el próximo WinHEC se dará más información al respecto este estándar que quieren crear para que esta tecnología se convierta en un sinsentido inundado de propuestas.
Sin embargo, ha sido el propio Phil Spencer el que parece que ha querido desviar la atención de este producto desvinculándolo de manera directa con Xbox. Y no es que no vaya a llegar nada para la consola, es sencillamente que de aquí a finales de 2017 aún hay tiempo para pulir propuestas. Así que viendo lo descafeinada que es la propuesta inicial de cara al juego, nos preguntamos si Kinect podría jugar un nuevo papel en esta tecnología.
La clave, el head tracking
La ausencia más importante sobre estas gafas de realidad virtual ha sido sin duda el head tracking. No parecen contar con un dispositivo que siga nuestros movimientos de la cabeza. Sabemos que dispondrá del clásico sistema de detección por seis puntos incorporado en el casco, algo que ya hemos visto en gafas de peor acabado destinadas a ser usadas con dispositivos móviles.
Pero esta carencia si podría cubrirla Kinect. En el lado opuesto tenemos a las Playstation VR que hacen uso de la cámara Eye Toy para detectar nuestros movimientos, por lo que el sensor de Microsoft jugaría un papel mucho más avanzado gracias a una detección más precisa y la posibilidad de ver al jugador a 1080p.
La distancia jugaría un papel importante
Pero además de una cámara más sofisticada, Kinect 2.0 es capaz de detectar la profundidad del jugador lo que daría como resultado un seguimiento mucho más amplio y como consecuencia, la posibilidad de jugar experiencias más ricas e inmersivas.
Imaginad por ejemplo que al tiempo que miramos la habitación virtual recreada, el juego nos pusiera en la tesitura de acercarnos o alejarnos a un objeto, por ejemplo para resolver un puzle en algún juego de terror. Mismamente al recibir un sobresalto podría detectar si nos agachamos o alzamos las manos. Y es que además Kinect 2.0 podría servir de mando al poder ver nuestras manos y dedos lo cual eliminaría de la ecuación periféricos extra como si ocurre con otros cascos de realidad virtual.
Las charlas vía Skype mientras jugamos sería otro punto a favor de usar Kinect e incluso el inicio de sesión al colocarnos el casco.
El ritmo cardíaco, otra clave
Otro punto caliente para pensar que Kinect 2.0 puede ser un gran soporte para la realidad virtual es la posibilidad de detectar el ritmo cardíaco del jugador. Es un abanico nuevo para explorar aventuras virtuales, sin duda. Recordamos que esta funcionalidad ya está siendo explotada por la industria médica.
Esta tecnología se basa en detectar el tono de la piel, imperceptible casi para el ojo humano salvo en casos extremos, como cuando sentimos vergüenza o estamos extenuados por el ejercicio.
La realidad virtual podría hacer grande al sensor con la suma de todas estas posibilidades que habría que añadir a un dispositivo económico como el que se presentó. Los poseedores del sensor que lo tenían abandonado podrían tener una nueva excusa para quitarle el polvo, y Microsoft podría intentar rentabilizar su fallida propuesta inicial.