Analizamos la influencia de Starship Troopers, y otras películas del director Paul Verhoeven, en la franquicia Gears of War.
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Si os hablamos de ciencia ficción militarista, con hombres de armas tomar y mujeres de rompe y rasga, de acción desenfrenada, una buena dosis de palabras malsonantes, todo tipo de monstruos, y también bastante gore, podríais pensar que os estamos hablando del juego del momento, Gears 5. Pero también podríamos estar hablando de Starship Troopers, o casi cualquier otra película de la etapa americana de Paul Verhoeven.
Muchos sabréis de quien os estoy hablando, pero a otros quizá no os acaba de sonar por el nombre. Será mucho más fácil si saco a relucir títulos como Robocop, Desafío total, Starship Troopers o incluso Instinto Básico. Desde la segunda mitad de los años 80 hasta bien entrados los 90, Verhoeven era un nombre de oro para el cine palomitero, siendo sin embargo también adulado por gran parte de la crítica.
No es casual que esos años coincidieran seguramente con la adolescencia de Cliff Bleszinski, padre de la franquicia Gears of War, no habiendo ocultado nunca el bueno de Cliffy B que su trabajo exudaba el estilo de Verhoeven. Ya en la promoción de Gears od War 2 Bleszinski citaba explícitamente Starship Troopers entre las referencias de sus juegos. Hace un año y poco, en un tweet ya borrado, se delataba admirador del clásico Robocop, y se preocupaba por la posibilidad de un remake que no cumpliera las expectativas.
Parecidos razonables
Para los que nunca hayáis disfrutado de la magnífica y desopilante última super producción de Verhoeven en Hollywood, podemos hacer un pequeño repaso al origen y virtudes de tan magna obra. Basada en una novela de Robert A. Heinlein ganadora de premio Hugo, y que se considera el epítome de la ciencia ficción militar, lo que acaba haciendo Verhoeven es una suerte de parodia para hablar de una de sus principales obsesiones cinematográficas: el fascismo.
En Starship Troopers Johnny Rico es un joven argentino (filipino en la novela) interpretado por Casper Van Dien, que acaba el instituto en un universo distópico en el que la tierra solo ha conseguido parar las guerras a base de la ultra militarización de la sociedad, supresión de la democracia, y búsqueda de un enemigo exterior. Ese enemigo son «los bichos» (o chinches en la novela), que han realizado varios ataques en asentamientos terraqueos sin provocación aparente, pero que como descubriremos más adelante (evidentemente) ha desencadenado la propia raza humana.
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Cuando se encuentra siendo adiestrado para la guerra, su ciudad de origen Buenos Aires, es destruida por un meteorito lanzado hacia la tierra por los bichos. Eso desencadenará una guerra abierta en la que Johnny y sus descerebrados amigos se verán envueltos. En este punto os habréis dado cuenta de ciertos parecidos. Gobierno militarista que oculta el pecado de haber atraído la muerte hacia la humanidad, ambiente testosterónico, enemigos monstruosos… Los bichos incluso atacan saliendo de agujeros en el suelo, a que os suena.
Por el camino quedan otras similitudes algo más casuales como el hecho de que Johnny Rico juegue en el instituto una variante acrobática del rugby muy parecida al Trashball de Gears of War, o las similitudes entre algunos logos de la saga de juegos, y el del ejército en la obra de Verhoeven.
Gears or War: historia de un genocidio
En una escena de Starship Troopers, un enrojecido tertuliano hace aspavientos al considerar inaceptable la idea de que los bichos puedan ser algún tipo de sociedad organizada, con intenciones, planes, o incluso sentimientos. Por su parte la reina Locust preguntaba por qué la vida de su gente era menos valiosa que la vida humana. Al fin y al cabo los locust por muy violentos que sean, no dejan de tener todo tipo de rasgos equiparables a los humanos, como la escritura, arquitectura, o un gobierno. Nuevamente sabemos que, al igual que los bichos los locust no atacaron sin motivo, ni surgieron de la nada.
Paul Verhoeven, nada discreto, vestía a los mandamases del universo de Starship Troopers con uniformes calcados a los de las SS, mientras que si bien en Gears of War la cosa no es tan evidente, es notoria la desconfianza que los protagonistas profesan por su gobierno que demuestra una y otra vez sus terribles prácticas, y oscuras intenciones.
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¿Significa esto que somos los malos? No, o al menos no necesariamente. Es cierto que el plan de la CGO consiste en aniquilar completamente a los Locust, igual que el genocidio de los bichos es el principal objetivo del mando militar en Starship Troopers, pero en ambos casos la humanidad se enfrenta a una fuerza con similares intenciones. En cualquier caso ambas obras ponen el foco en las relaciones interpersonales, y en los grupos pequeños de individuos como bastión ante autoridades poco fiables. Al fin y al cabo en la guerra luchamos por el resto de nuestro pelotón ¿no?
¿Quiere saber más?
Sin duda de toda la obra de Verhoeven encontramos en la epopeya de marines espaciales la mayor referencia para Gears of War, y os aseguro que personajes como el del eterno Michael Ironside en Starship Troopers, podrían ser llevados de una obra a la otra sin cambiar una coma de sus diálogos. Sin embargo revisando otros títulos como Robocop, El Libro Negro o Desafío Total nos recordarán a Gears of War de alguna manera porque, aunque Kait no sea rubia, cuando una protagonista femenina de Verhoeven agarra un arma y mira fijamente a cámara, sabemos que empieza la verdadera guerra.