Bajamos a los infiernos para probar las cuatro primeras horas de Doom Eternal, el nuevo capítulo de la saga de ID Software.
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Más de veinticinco años han pasado desde que descendimos a los infiernos por primera vez. Desde el Doom original, creado por Romero y Carmack, al último remake en 2016, la franquicia ha sido sinónimo de calidad, frenetismo y sangre a raudales. Y, de la mano siempre de la fiable ID Software, la saga no deja de crecer, tal y como demuestra el próximo juego de la franquicia: Doom Eternal.
Este nuevo título, que llegará a Xbox One el próximo 20 de marzo, prometía revolucionar su marca de la casa sin cambiar prácticamente nada. Y, aunque fuese complicado mejorar una fórmula de por sí ya exitosa, el trabajo de la compañía ha sido impresionante. Con ello, y cómo pudimos comprobar en el Hands On organizado por Bethesda en Madrid, ID Software consigue darle una vuelta de tuerca a Doom, con escenarios más verticales, nuevas mecánicas y una mayor profundidad argumental, pero sin dejar de lado los elementos más icónicos de la saga: la velocidad, los demonios a raudales y la acción frenética y sin respiro.
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Cuatro horas a través del infierno
En este Hands On organizado por la compañía pudimos probar de primera mano las primeras cuatro horas del juego. O lo que es lo mismo, pudimos ver el principio del juego y disfrutar machacando a diestro y siniestro a diversos demonios en las tres primeras misiones de Doom Eternal. Y ya con esto tuvimos suficiente para ver una de las principales novedades de esta entrega: el transfondo argumental que han querido implementar en la saga.
Una decisión muy acertada, por que nos permite profundizar más en el lore general de la franquicia, conocer más sobre Slayer y conocer más sobre los demonios. Pero además, nos permite tener un buen hilo argumental que guía nuestros pasos en Doom Eternal. En esta ocasión, nuestra misión será acabar con Khan Makyr, una especie de ángel caído. Esta “deidad” está siendo invocado por tres sacerdotes infernales, y nuestro objetivo será acabar con ellos. Para ello, tendremos que visitar diferentes localizaciones de una Tierra que ha sido invadida por las hordas demoníacas y se encuentra al borde del colapso. De producirse, se convertiría en un planeta demoníaco.
Pero, si estás pensando que por incluir más elementos argumentales que en anteriores entregas ID Software ha sacrificado algo de la jugabilidad, estate tranquilo. Sobre todo por que esta decisión de la compañía responde a una necesidad de algunos usuarios por conocer más sobre el lore del juego. De este modo, más allá del argumento, a lo largo de la historia nos iremos encontrando con notas demoníacas o determinados personajes secundarios que ampliarán la información que conocemos sobre el universo de Doom. Por que, a pesar de estas inclusiones, Doom Eternal sigue siendo Doom, pero multiplicado al cuadrado.
Así, la jugabilidad se mantienen en la esencia más pura de la saga. De este modo, los enemigos no sólo serán los objetivos sobre los que descargar nuestros cargadores, si no que además serán nuestros suministros personales. Si los cortamos en trocitos con la motosierra conseguiremos munición, mientras que si los abrasamos con el lanzallamas conseguiremos armadura. Y no podía faltar la recuperación de vida que, cómo ya es costumbre, la conseguiremos si destrozamos a nuestros enemigos con un golpe cuerpo a cuerpo tras dejarlos tambaleándose.
Baños de sangre y festivales de ejecuciones nos esperan en Doom Eternal
Esta mecánica de “saqueo” es muy necesaria en el juego. Es cierto que los diferentes escenarios nos proveen de munición y vida, pero en muchos casos no es suficiente para acabar con cada horda de demonios. Es por ello que se convierte en vital y terminamos enlazando ejecución tras ejecución para conseguir todo lo necesario en el combate. Algo que se combina a la perfección con el lema no escrito del juego “pararse es morir”. Una idea esencial de la saga que se mantiene intacta en el juego. Y es que Doom, cualquier Doom, siempre ha sido sinónimo de velocidad y constante movimientos. Doom Eternal, por su parte, lleva esta idea al extremo, dándonos combates y desafíos que prácticamente no nos dejarán respirar.
Para acabar con todos los demonios no sólo tendremos nuestra motosierra o nuestros puños, sino que tendremos todo un arsenal a nuestra disposición. Nosotros pudimos probar la Escopeta de Combate, el Cañón pesado, el Fusil de Plasma y el Lanzamisiles. Armas que cuentan con diferentes modificaciones que nos permitirán adaptarnos y responder a las exigencias del combate. Además, contamos con varios accesorios, como el escupellamas, la granada de fragmentación y la bomba de hielo. Todo un arsenal variado para hacer trizas las filas demoníacas.
Ejército que contará con viejos conocidos, como los Zombies, Imps o Soldados. No podían faltar tampoco algunos de los más clásicos de la saga, como los Cacodemonios, Aracnotrón y los Revenant. Pero además, en esta ocasión se incluyen nuevos tipos de demonios. Nosotros vimos dos, las Gárgolas, un tipo de enemigo volador, y los cadáveres que usan un escudo de energía para proteger al resto de tropas, pero a lo largo del juegos iremos encontrando con más.
Las novedades que ofrece Doom Eternal no acaban en estas aspectos argumentales y nuevos tipos de demonios. ID Software ha recreado nuevos escenarios con todo lujo de detalles. En las cuatro horas que pudimos jugar disfrutamos de entornos variados y muy logrados, con un acabado visual increíble. Esta prueba la realizamos en un PC jugando a 1080p y 60fps e iba muy fino el juego. Sin ningún tipo de tirón, cada segundo de acción era fluido y fácil de seguir, permitiendo un gameplay de mucha calidad. Con todo ello, somos muy optimistas de cara a la versión de Xbox One X, donde no debería tener ningún problema ni de resolución ni de fps.
Pero los escenarios no sólo son espectaculares, si no que tienen un trabajo increíble. Para la ocasión se han creado escenarios mucho más verticales que en otras entregas, además de incluir diferentes secretos y zonas ocultas. Todo ello potenciado por el plataformeo más clásico de la saga, donde encontramos habilidades como la carrera o el doble salto. Por supuesto, no faltan las opciones de agarrarse a paredes y escalar por ellas para descubrir nuevas zonas del mapa.
Además, esta versatilidad de los mapas y su investigación nos permitirá encontrar los MedBots para mejorar nuestras armas, como comentábamos antes. E incluso será el lugar donde encontrar diferentes mejoras para otros aspectos de Doom Slayer. De este modo, podremos encontrar runas para equipar mejoras pasivas, hasta un máximo de tres a la vez. Con ellas podremos ejecutar más rápido, ralentizar el tiempo al saltar, etc. Pero estás no serán las únicas modificaciones que podremos realizar, ya que estas runas son sólo una de las tres vertientes que tenemos disponibles.
El segundo elemento que podemos mejorar es el propio traje Pretor, que podremos mejorar si conseguimos determinados cristales en los mapas. Por último, y quizás el más destacado por su significado, es el que nos permitirá mejorar cada atributo principal de Slayer: vida, armadura y munición. En anteriores entregas esta opción recaía en la recolección de coleccionables, pero en Doom Eternal le han dado un giro de tuerca. Ahora podremos hacerlo en un nuevo menú donde podremos elegir cada mejora. Además, irán de dos en dos en parejas que, al elegir ambas, desbloquearemos una nueva habilidad pasiva permanente. En total, tenemos seis parejas para conseguir el máximo de salud, armadura y munición.
El Rey vuelve con el mejor shooter de la generación
En líneas generales, lo que pudimos disfrutar y jugar de Doom Eternal nos encantó. No ha perdido ni un apéndice de la versatilidad y el frenetismo típico de la saga y ha sabido incluir diversas novedades que no desentonan para nada. Al revés, le aportan una nueva capa de profundidad en lo jugable que amplia el abanico de posibilidades a los jugadores.
Sin duda, podemos decir que estamos ante el mejor shooter de la presente generación. O al menos uno de los mejores. No en vano, la sensación que nos queda tras jugar cuatro horas a Doom Eternal es de satisfacción plena, algo que muy pocos juegos consiguen.