Dead Island 2 promete y mucho. Las 6 horas que hemos podido jugar tienen todo lo bueno del original que siguen funcionando 12 años después.
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El drama de Dead Island 2 ha llegado definitivamente a su fin. Y por suerte, no cumple con lo habitual de este tipo de retrasos y cambio de manos, porque os podemos decir desde, ya que nos ha encantado lo que hemos podido jugar. Si, gracias a Plaion, Deep Silver y Dambuster Studios, hemos podido jugar a una versión temprana de Dead Island 2 desde el principio, como si empezáramos una partida nueva. El prólogo, la cinemática y todo el principio junto a las primeras misiones principales y alguna que otra secundaria y que me muerda un zombie si me equivoco al decir que es una pasada.
Por supuesto, tengo prohibido contaros exactamente nada del desarrollo de la historia más allá de los primeros minutos. Y es que no teníamos ningún limitador añadido, era prácticamente el juego que vais a poder disfrutar el próximo 21 de abril, incluso con la posibilidad de manejar a cualquiera de los 6 personajes disponibles desde el inicio, algo que desde ya recomendamos que elijáis bien, pues no podremos volver a cambiar en toda la partida y no solo influye en las habilidades o extras en el combate de cada uno, sino también en las numerosas conversaciones que tendremos tanto en las secundarias. Creedme si os digo que estando totalmente en Español como estará en su versión final, que merece la pena alinearse con el personaje que veamos más «guay» que con el que mejor pegue, porque habrá risas aseguradas.
Dead Island 2 está situado en Los Ángeles, California; sin embargo, a ellos les gusta llamar a esta nueva «versión» apocalíptica de la misma «HELL-A», por aquello del juego de palabras con L.A. y eso, ya me entendéis. La ciudad se ha venido abajo a pesar de todos por intentar contener el virus, y nuestros protagonistas intentarán escapar en un avión de la ciudad, pero lamentablemente uno de los pasajeros no iba en las mejores condiciones médicas y se estrella irremediablemente. En este caos, nuestro personaje queda herido, pero consigue escapar y salvar a una estrella del cine, para luego reunirse con ella en su casa y usarla como una especie de cuartel general. El problema es que antes de llegar allí, somos mordidos e infectados, pero por algún extraño motivo, no llegamos a convertirnos, sino que obtendremos habilidades especiales más propias de estas criaturas que de un ser humano.
Tecnicamente más interesante de lo que parece
Y este es otro miedo que teníamos, el estado final de un Dead Island 2 que quizá ha fijado su fecha de lanzamiento antes de tiempo. Nada más allá de la realidad. El juego ya es Gold por algo y es que funciona a las mil maravillas en Xbox Series X, a 60 fps constantes y sonantes sin que el rendimiento se resienta en ningún momento y con una buena resolución disponible. Desconocemos si de cara a la versión final tendrá algún modo de calidad o similar que añada Ray Tracing, que por cierto, le sentaría de lujo con tanta mansión y piscinas que nos encontraremos. Aprobado con nota en este sentido.
Porque quizá lo más interesante del conjunto es que aquí hemos venido a matar zombis, y sí, podemos coger una pistola y dispararles a la cabeza, pero lo divertido está en coger un buen arma afilada y ver como se despedazan con el nuevo sistema de daños implementado a los enemigos. Cada golpe se sentirá en el cuerpo del enemigo con zonas de daños detalladas y un especial énfasis en los daños en la cabeza, con tantas posibilidades como darle tan fuerte que se le salgan los ojos y se le queden colgando, o por supuesto, el típico pisotón en el suelo para machacarle la cabeza.
Jugablemente delicioso
Como sabéis, el primer Dead Island estaba creado por Techland, que inventó la franquicia, pero este se separó de su editora para hacerse independiente, creando la saga Dying Light, principal título con el que comparar al título de Dambuster. Dying Light 2 es un excelente exponente que tomó un camino más separado con una apuesta importante por el parkour y las alturas, algo de lo que Dead Island carece… y agradecemos. En Dead Island 2 podremos igualmente saltar, agarrarnos de salientes, escalar y movernos libremente, pero con un desarrollo más pausado y centrado en el enfrentamiento a los zombies que en el título de Techland. Me ha encantado esa sensación de poder que aporta una selección de armas profundamente ancladas en las estadísticas RPG basadas en puntuación de ataque y demás (mayor quiere decir más daño), que nos tiene constantemente buscando no solo la mejor arma, sino objetos para poder subir su nivel y planos para instalarle mejoras especiales que la modifiquen en el ya habitual Banco de trabajo de este tipo de juegos.
Dicho esto, el movimiento es algo más pausado en términos generales, pero tampoco significa que nuestro personaje sea un mueble apenas sin movilidad, pues podremos elegir entre esquivar con un dash o intentar un bloqueo contra los enemigos, lo que provocará -si lo hacemos con buen timing-, el desequlibrio o vulnerabilidad de estos para asestarle un golpe o remate totalmente devastador. Especial atención a los golpes cargados, porque cada arma los ejecuta de manera diferente, aportando diferentes estrategias que nuestro menú radial de selección de armas nos facilitará. Por ejemplo, un gran martillo o mazo será ideal contra grandes grupos de enemigos, pues al derribar a uno puedes tirar al resto (las físicas también están muy conseguidas), pero algo afilado como una katana será ideal para cortar miembros y asestarle golpes letales y mucho daño de manera inmediata.
La otra gran novedad es el sistema de habilidades diseñado por cartas. Para entenderlo fácilmente, son prácticamente como las habilidades tradicionales, que podemos adquirir e intercambiar entre ellas. Simplemente, algunas nos las darán subiendo de nivel y otras las podremos encontrar por el mundo, que está lleno de secretos, para, por ejemplo, obtener potenciadores de salud cada vez que estamos en una racha de muertes. Algunas habilidades importantes o incluso la posibilidad de usar nuestros poderes zombies estaban ausentes en esta prueba, por lo que os aseguro que la sorpresa será mayúscula cuando veáis alguna de ellas. Y ojo, qué diseño tan chulo tienen las cartas.
Porque otra arma importante es el propio escenario, que usa el sistema de físicas del juego para que podamos verter gasolina y prender fuego a lo que queramos, apagarlo con agua, o usar ese mismo agua para hacer conducir la electricidad y freir a algún zombi… las posibilidades, realmente son infinitas y no me extrañaría ver tras el lanzamiento alguna que otra muerte creativa que nos alucine, pues no todo son martillazos en la cabeza, el entorno será letal para nosotros pero también para nuestros enemigos. Solo tenemos que mirar bien lo que se nos ofrece en cada situación.
Vuelve a ser un RPG de acción, pero no de mundo abierto
Y en este caso, tiro de experiencia para contaros porque otro planteamiento de Dead Island 2 me ha encantado. Tanto el primero como Dead Island Riptide, esa especie de expansión independiente del mismo, ofrecían grandes espacios para explorar, evidentemente limitados por una generación de consolas con sólo medio giga de memoria RAM, como Xbox 360, que dejaba el concepto «mundo abierto» muy limitado. Y, aunque ahora técnicamente no tengamos esa limitación, Dead Island 2 mantiene esa sensación de estar ante grandes zonas para explorar, pero perfectamente limitadas, con incluso cargas -casi instantáneas, pero igualmente con tiempo de carga-, para cambiarnos de una a otra, por ejemplo, del barrio de Bel-Air a los estudios de cine Monarch. Son áreas amplias que dan sensación de mundo abierto, pero no. Al menos, hasta donde hemos podido ver, Dead Island 2 no es de mundo abierto. Y personalmente, es un enorme acierto para mí.
Porque una de las consecuencias directas de esta decisión es que el juego tiene y ofrece más posibilidades cinemáticas, dando un camino claro y unos objetivos concretos a aquellos que quieran jugarlo de manera lineal, pero premiando a los curiosos y exploradores, con secundarias sorpresa y sobre todo una barbaridad de caminos, puertas cerradas y secretos que desvelar, con múltiples audios, historias y demás que esconde esta preciosa pero terrorífica ciudad de HELL-A.
En definitiva, Dead Island 2 está vivo, se fue de parranda y le sentó genial
En su momento, el primer Dead Island me encantó. Y de hecho, volví a repasarlos con su Edición Definitiva en Xbox One, la cual, incluso cambiaba el motor gráfico para mejorarlo por completo y su propuesta, me seguía enamorando. Sin embargo, los años han pasado, un servidor ya incluso tiene hijos pequeños y volver a esta franquicia me suponía algo infranqueable en el caso de que hubiera sido de mundo abierto. Pero no solamente no ha sido así, sino que en esta prueba de 6 horas me he quedado absolutamente fascinado de lo bien que recupera su espíritu y personalidad, en un 2023 cargado de estrenos y con varios títulos parecidos ya disponibles.
Los primeros minutos me cautivaron con su genial manera de ofrecernos la elección del personaje, con sus cumplidores, pero a mi juicio, geniales gráficos. Luego quería saber más de la historia, pues el destino de nuestro prota estaba en vilo, tras eso, solo quería avanzar para saber más y más de donde estaba. Pero en un momento dado, estaba en un banco de trabajo haciendo mi selección de «herramientas mortíferas», para ser lo más letal posible. Mi elección fue Dani, la tatuada y algo loca chica, mitad rockera, mitad vintage y no ha podido fascinarme más. No deja de hablar, se mete en todo y es capaz de aportar el buen humor en cualquier situación, pues a Dead Island 2 le sienta genial ese punto irreverente, chulo y sarcástico, como la típica película gore de zombies de los 90 que no se tomaba en serio ni ella misma. Os dejamos con las impresiones en vídeo:
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