Os traemos nuestras impresiones de Chivalry 2, una experiencia medieval divertida y sumamente versátil que ha puesto a prueba nuestro acero.
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Aunque raramente ha volado con sus propias alas y la cantidad de obras que han materializado sus propuestas han empleado versiones sumamente modificadas, las posibilidades del motor de Half-Life supusieron una auténtica revolución en el mundo de los videojuegos. Los mods son un buen ejemplo de ello, ya que también tienen la capacidad de crear nuevas credenciales que ya son historia viva del videojuego moderno. ¿O acaso uno de los pilares sobre los que se sostienen las bases de los juegos de acción actuales, Counter Strike, no es un buen ejemplo de ello?
La historia de Chivalry 2, salvando las distancias, es muy similar al caso antes nombrado, dado que las bases en las que se amparó la primera entrega fueron auspiciadas por un grupo de amigos que solo querían crear una experiencia divertida ambientada en un mundo de fantasía. Y eso es de lo que trataba Age of Chivalry, una obra desarrollada en primera persona que nos permitía enfrentarnos contra decenas de jugadores en un entorno hostil. En otras palabras, una atractiva proposición que nos hizo sentir que éramos realmente caballeros de la Edad Media.
Posteriormente, Chivalry: Medieval Warfare se encargó de llevar a cabo la experiencia que nos ocupa a un nuevo nivel a través de partidas multitudinarias y varias mejoras jugables que pusieron de manifiesto un producto que merecía ser comercializado por todo el mundo. El resto, como se dice, es historia, aunque todo apunta a que esta nueva iteración, Chivalry 2, tiene todas las papeletas para volver a hacer historia en su afán por cruzar aceros en el fragor de la batalla, pese a que estos estén aderezados con un poco de picaresca, fino humor e ironía.
Una obra más sólida que el acero
La diversión siempre va primero, porque cuando lo hacemos, nos relajamos y disfrutamos de cada momento. El hecho de divertirnos hace que nos sintamos seguros, libres como el viento y no necesariamente como un mero pretexto para conseguir algo. Chivalry II reivindica la diversión como proceso de crecimiento y avance personal. Y aunque el desarrollo del mismo puede dar lugar a un tipo de juego cuya naturaleza estaría amparada en la competición, también nos insta que nos lo pasemos bien. De hecho, nada más hacernos a los mandos y poner nuestras miras en el tutorial, una voz de narrador ya se encarga de soltar cada uno de los amarres con una falta de seriedad y discreción que no pasa nada desapercibido. Quiere primar la diversión.
Hechas las presentaciones, desenfundamos de manera iracunda nuestro acero para convertirnos en una persona cruel y sanguinaria. Nos convertimos en un déspota carnicero impulsado por la sed de sangre que extiende el terror por doquier. Empero, más allá de la brutalidad de lo que aquí se ve y admitiendo que es un placer desatar nuestra furia sobre el resto de jugadores, Chivalry II es una obra sumamente versátil que ofrece muchas opciones. Podemos asestar hasta tres tipos de golpes diferenciadores que podemos cargar para ocasionar un daño más mortífero, llevar a cabo esquives contra los envites enemigos, contraataques varios y entablar un combate cuerpo a cuerpo cuando el acero no sea nuestro mejor aliado.
Por supuesto, todas estas acciones repercuten de manera negativa sobre nuestra resistencia finita, especialmente bajo tensiones fluctuantes. Tanto es así que cuidarnos en salud es un acto de resistencia y a veces no basta con ser más rápido que nuestro rival para alzarnos con la victoria, sino esperar al momento adecuado.
Espectáculo cercano, profundo y visceral
Todo ello genera una curva de aprendizaje accesible, ágil y escalable. Eso sí, que su irreverencia y falta de rigor en la divulgación histórica no os lleve a equívocos, porque el juego de marras nos ofrece unas mecánicas sumamente profundas que nos costará dominar, fundamentalmente desde el momento en el que tenemos hacer frente a tantos enemigos en pantalla (hasta 64 jugadores) y que todo puede derivar en un escándalo de consecuencias imprevisibles, tanto para nuestros aliados como para el ejército rival. Al final, la capacidad para adaptarse y lidiar en distintas situaciones, en especial los asedios, es indispensable para que nos alcemos victoriosos.
Una capacidad que se hace especialmente patente por medio de unos escenarios que son una buena muestra de músculo técnico. En general, el rendimiento ha funcionado mejor de lo esperado y sin apenas incidencias en sus partidas online, ya que nos encontramos ante una beta y todavía resta más mes y medio para el lanzamiento de este Chivalry 2. Mas el estudio con sede en Canadá, Torn Banner Studios, ha conseguido que los diferentes desmembramientos, los aceros chocando entre sí, la escala ofrecida y el espectáculo visceral vengan acompañados de una fluidez más que óptima.
Choque de aceros en junio
Brutal, intenso e irreverente, esta beta cerrada de Chivalry 2 nos ha permitido afinar nuestras habilidades con sus divertidas y mastodónticas batallas. En general, nos hemos encontrado con un título que puede ser disfrutado tanto por jugadores inexpertos como aquellos más experimentados gracias a la versatilidad que manifiestan todas las mecánicas de combate. No obstante, aunque las primeras impresiones han sido bastante positivas, todavía queda mucho por ver con la salida de la versión final, pues no hemos tenido acceso a la mayoría de modalidades de juego. Sea como fuere, sólo resta esperar hasta el próximo 8 de junio para que nos podamos enzarzar en nuevas batallas campales ambientadas en el medievo.
*Agradecemos a Koch Media el material proporcionado para poder realizar estas impresiones.