¡Vuelve el Escuadrón Furia a SXO! Los relatos ambientados en el universo del Gears Of War del escuadrón de élite mejor preparado de Sera regresan con más acción que nunca.
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La llegada al Escuadrón Furia: Miguel
Nombre completo: Miguel Tak
Fecha de nacimiento: 20 años antes del Día de Emergencia
Procedencia: Paro
Edad Actual: 34 años
[2 años antes del Día de Emergencia – 60 años desde la creación del Escuadrón Furia]
-Ciudad de Paro, Pesang-
“-¡Putos imperialistas de mierda! ¡Mentirosos hijos de puta! -exclamó Miguel mientras atravesaba con su machete el cuello de un soldado de la CGO.
“-Agarradlo, por mis cojones este pesanga de mierda va a luchar en las Guerras del Pendulo en el bando de la CGO -ordenó un oficial.”
Miguel no pensaba huir, acababa de matar a cinco soldados de la CGO y ya solo quedaban tres contando con el oficial que había ordenado su reclutamiento. Los dos soldados que lo estaban enfrentando no se atrevían a dar el primer paso. Miguel saltó hacia atrás cogiendo una pistola de uno de los cadáveres de la CGO, al ponerse en pie disparó al oficial metiéndole una bala por uno de sus ojos.
“-Id a buscar vuestros cojones, jodidos cobardes -les dijo Miguel a los dos soldados que quedaban.”
No lo dudaron. Salieron corriendo.
“Pronto vendrán más”, pensó Miguel retirándose a las montañas donde vivía para evitar a los gears. Solo bajaba a la ciudad cada varias semanas para obtener provisiones. El motivo por el que la CGO lo buscaba era debido a que su padre Bai Tak firmó un contrato con ellos para luchar contra la URI que obligaba a las dos generaciones siguientes a ingresar en el ejército gear al cumplir los dieciséis años de edad. Su padre lo rubricó porque la CGO se comprometía a mantener alejados de sus cosechas y su ganado a los saqueadores, además de garantizar una pensión vitalicia a las familias de los pesangas caídos en combate. La Coalición de Gobiernos Ordenados no había cumplido con ninguna de las dos desde hacía varios años.
Se estaba acercando a su pequeña cabaña cuando observó que la puerta estaba abierta. Sin preocuparse por si lo veían empezó a correr directamente hacia allí. Entró y vio a tres gears registrando su hogar que se volvieron en cuanto oyeron llegar a Miguel. Machete en mano, el pesanga saltó fuera de la casa para evitar los disparos de los militares. Subió al tejado hecho de paja y barro saltando sobre él para caer encima de los gears por sorpresa. Cortó la cabeza de uno de ellos, le metió su mano derecha por la boca y la estrelló contra la frente de otro de los tres un par de veces hasta que rompió las dos. Rápidamente se agachó para evitar la ráfaga de disparos del que quedaba y cortó sus dos piernas. Lo sacó de la casa rematándolo con la pistola.
“Otra vez tengo que buscar otro lugar donde vivir, ¿no tendrán algo más importante que hacer?”, se preguntó el pesanga mientras se dirigía a la pequeña granja que tenía detrás de la casa. Comprobó que todos sus animales estaban bien. Cogió sus pertenencias de la destrozada cabaña y comenzó a andar hacia la parte más alta de la montaña. “Cuanto más arriba menos me molestarán”, se dijo.
[2 años después del Día de Emergencia – 64 años desde la fundación del Escuadrón Furia]
-Montañas de la provincia de Narakir, Pesang-
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Miguel se había tenido que desplazar a la provincia de Narakir por los cada vez más frecuentes ataques de la CGO. Había asesinado a tantos soldados y oficiales que ahora no lo buscaban para reclutarlo, si no para capturarlo vivo o muerto. En las batallas había perdido a sus animales de granja y no podía bajar a las ciudades, fuertemente custodiadas por el ejército de la coalición. Cada día tenía que cazar su comida, buscar un sitio diferente para beber y encontrar un lugar donde pasar la noche con un ojo abierto por si aparecían los gears.
Pesang, una nación pobre que basaba su economía en la ganadería y que las Guerras del Péndulo la habían dejado con un serio problema demográfico, no interesaba en absoluto a la Horda Locust. Miguel vigilaba a los soldados de la CGO que lo perseguían y había oído algunas conversaciones sobre los locust. A estas alturas ya sabía que cuando viera a un locust, tuviera la apariencia que tuviera, lo mataría lo más rápido que pudiera.
Miguel se acababa de levantar. Todavía no había amanecido y aprovechó para seguir el rastro de una cabra que llevaba persiguiendo dos días. Los mismos que llevaba sin comer. Siguió el rastro del animal convencido de que hoy sería el día en que le daría caza. Unos minutos después la avistó pastando cerca de unas rocas no muy lejos de su posición. Sacó su machete y avanzó por el lado derecho para que las rocas taparan la visión del animal y no pudiera verlo venir.
El pesanga ya estaba detrás de las rocas. “Salgo y le rajo el cuello”, pensó mientras se relamía imaginando cómo sabría la carne de la cabra dorada sobre las llamas de una hoguera. De un salto agarró al animal por los cuernos. Bajó su brazo para hincarle el machete en el cuello pero se enredó con una red. Antes de que pudiera quitársela de encima varios soldados de la CGO se abalanzaron sobre él. Lo habían capturado.
“-El juicio ya se ha celebrado, ¡qué pena que no asistieras! Nadie te defendió y te han sentenciado a cadena perpetua en el puto infierno -dijo un oficial.”
Miguel gritaba insultos sin parar y no dejaba de moverse. El oficial se acercó a él y le abrió la cabeza con la culata de un retro lancer. El pesanga cayó al suelo desmayado.
[5 años después del Día E – 67 años desde la creación del Escuadrón Furia]
-Cárcel de Máxima de Seguridad de Jacinto, Coalición de Gobiernos Ordenados-
“-Al final a base de meterte en peleas has logrado que ya nadie te llame cobarde. Creo que no hay un solo preso o carcelero en esta prisión al que no le hayas partido la cara -dijo Alicia.”
Miguel no abrió la boca. Llevaba tres años sin pronunciar una palabra. No tenía nada que decir a esos cerdos de la CGO que habían pisoteado la dignidad de los pesangas y hundieron su nación en la miseria. Sin embargo la doctora Litvak y su ayudante Sara le caían bien, parecían diferentes al resto de gente de la coalición que había conocido. Lo trataban estupendamente y nunca hicieron ningún comentario racista sobre su procedencia.
“-Nunca me dirás ni cómo te llamas, ¿verdad? -preguntó Alicia mientras le sonreía. -Te llevo atendiendo tres años, ¡no creo que no hayas desarrollado ningún tipo de vínculo de amistad conmigo!” Miguel no pudo evitar sonreir. Estaba muy agradecido con la doctora. En más de una ocasión lo había salvado de morir parando una pelea que era imposible de ganar y en varias ocasiones lo dejó dormir algunas noches en la enfermería para que se curase totalmente.
“-Al menos sonríe. Seguro que dentro de otros tres años ya es capaz de dar las gracias -dijo con sorna Sara.”
“-Bueno, esto ya está. Has superado la revisión periódica, ten cuidado ahí abajo -dijo Alicia mientras hacía una señal a los carceleros para que lo llevasen al bloque de celdas 38.”
Ya habían pasado varios meses desde la última pelea de Miguel. Casi no entraban presos nuevos porque la batalla contra los locust era cada día más dura y la CGO había decidido que los delincuentes integrasen el ejército ante la falta de efectivos. Nadie se atrevía a llamarlo cobarde porque sabían que el pesanga se abalanzaría sobre quién fuera sin importarle los castigos que eso le pudiera acarrear.
Fue el propio alcaide Stratton el que había propagado que Miguel era un cobarde para hacerle pagar su negativa a ingresar en el ejército de la CGO durante los últimos años de las Guerras del Péndulo y también por las muertes de soldados y oficiales que lo persiguieron.
Estos últimos meses de calma le habían permitido a Miguel pensar en algo más que en evitar la muerte. Había comenzado a pensar cómo salir de allí. Quería regresar a Pesang y ayudar a su pueblo a reconstruir la nación. Por eso llevaba trabajando en la lavandería varias semanas, deseaba conocer todos los rincones de la cárcel y las rutinas de los carceleros para encontrar el momento y el lugar para escapar.
Miguel se encontraba en el patio cuando uno de los pocos presos novatos se le acercó parándose a unos pocos metros de él.
“-¡Puto cobarde! Lo único bueno que teníais los pensagas era la valentía.”
Miguel se abalanzó hacia él soltando un puñetazo hacia adelante. El novato lo esquivó y agarró a Miguel tirándolo al suelo. Se praparó para darle un puñetazo en la boca pero Miguel agarró el puño del novato antes de que descargase el golpe. En ese momento recibió un cabezazo. El novato aprovechó que estaba cerca de él y le dijo “-Esta noche cuando salgas de la lavandería, antes de entrar en tu celda, monta todo el jaleo que puedas. Nos vamos de aquí.”
FIN CAPÍTULO #23
Dentro de dos semanas publicaremos en SoloXboxOne el siguiente capítulo de las aventuras del Escuadrón Furia. ¿Quién será el misterioso novato? ¿Porqué iba a ayudar a Miguel a salir de allí? ¿Cuáles eran sus verdaderas intenciones? Pronto lo sabremos.
* Nota: Gears Of War © Microsoft Corporaabuelon. fue creado bajo las “Normas de uso de Contenido de Juego” usando activos de Gears Of War y no está vinculado o afiliado con Microsoft. Los conceptos pertenecen a activos de juegos originales de Microsoft Corporaabuelon.
Episodios anteriores
– La Salvación de Ilima
– Un Descubrimiento que Cambiará el Mundo
– La Creación del Escuadrón Furia
– La Llegada al Escuadrón Furia
- Episodio #15
- Episodio #16
- Episodio #17
- Episodio #18
- Episodio #19
- Episodio #20
- Episodio #21
- Episodio #22
Los Misterios de Sera
¿Te gusta el Gears Of War? Si quieres descubrir un montón de anécdotas, curiosidades e historia del universo Gears no te pierdas nuestros reportajes especiales sobre la saga protagonizada por Marcus Fénix y Dominic Santiago cada jueves en SoloXboxOne. A continuación las entregas ya publicadas.
- Primera entrega sobre las Guerras de Péndulo.
- Segunda entrega sobre la Reina Myrrah.
- Tercera entrega sobre la instalación secreta de Nueva Esperanza.
- Cuarta entrega sobre Dominic Santiago.
- Quinta entrega sobre el General RAAM y Skorge.
- Sexta entrega sobre el armamento de la CGO (I)
- Séptima parte sobre el armamento de la CGO (II)
- Octava parte sobre la Batalla de Ephyra (I)
- Novena parte sobre la Batalla de Ephyra (II)
- Décima parte sobre la Batalla de Ephyra (III)
- Undécima parte sobre la Batalla de Ephyra (IV)
- Duodécima parte sobre Marcus Fénix.
- Decimotercera parte sobre La Losa.