Seamus Blackley habla en un podcast sobre la situación de Phil Spencer y la cancelación de Scalebound.
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La cancelación de Scalebound es una de las noticias más traumáticas a las que se han tenido que enfrentar los usuarios de Xbox One en lo que va de año, quizá solo a la altura de la despedida de Lionhead y su difunto Fable Legends.
El aura que rodea a Microsoft entorno a los exclusivos y la pesadumbre del usuario no es algo que pueda ocultarse, como bien nos mostró ayer Jose Ángel en su sincero artículo de opinión sobre el estado de salud de la compañía. Ayer, Seamus Blackley, uno de los fundadores originales de Xbox, se sinceró en el podcast de The Inner Circle, donde ofreció su perspectiva de insider.
Quiero grandes lanzamientos, tío. Esa es una apuesta de 100 millones de dólares, hace falta tener mucho valor para lanzar ese tipo de proyecto al mercado. Tienes que mantener tu fe en el juego aunque a veces las cosas no pinten bien.
El que fue líder de Xbox ha reconocido el riesgo que tomó Shuhei Yoshida, actual presidente de Sony, por haber lanzado uno de los grandes juegos del año, en su opinión. El aspecto competitivo de lanzar juegos triple A es algo que Blackley ha admirado, implicando que el equipo de Xbox debe mejorar en este sentido.
Pero su perspectiva como persona que una vez calzó los mismos pantalones que Phil Spencer, también nos ha ofrecido otra visión, que va más acorde a lo que debe estar viviendo el actual líder de Microsoft en la actualidad. «Si Scalebound iba a fallar y los previos ya no pintaban muy bien o no estaban mejorando, afectaría más a la credibilidad de Phil», explica Blackley. Si el juego hubiese fallado, la posición de Phil Spencer en la compañía también se habría visto perjudicada.
Los ejecutivos de Microsoft y los altos cargos estaban encima de él. Si el juego hubiese salido al mercado y hubiese sido un fracaso, habría perdido su credibilidad por completo, y eso es algo muy importante para Microsoft. Intentar conseguir el apoyo para financiar otro juego habría sido casi imposible para Phil si su reputación hubiese sido dañada. Lanzar juegos como Cuphead, tan novedosos y arriesgados, o mantener el apoyo en Killer Instinct también habría sido difícil para Phil.
Como bien nos enseñó The Wire, siempre hay presiones por encima que van a limitar tu rango de acción, ya seas el jefe de la división Xbox o el alcalde de Baltimore. Phil Spencer debe quemar su influencia política cada vez que pone en marcha un nuevo proyecto de videojuego exclusivo o compra sus derechos a estudios externos. Con esto en mente, Blackley comparte que es muy difícil equilibrar la apuesta por juegos nuevos, los ejecutivos de la compañía, y al mismo tiempo, que todo esto acabe llegando a buen puerto.
Pero Blackley, a pesar de saber cómo funciona el juego, también se siente como un fan de Xbox. «Cierro los ojos y veo cómo podría estar jugando a Scalebound ahora mismo y no quiero dejar eso marchar. Cuando Phil anunció que Scalebound había sido cancelado, ¡le odié!». Admite que esta respuesta no es racional y que sabe de buena mano en qué posición se encuentra Phil. No es fácil desempeñar el rol de Phil Spencer en la industria del videojuego, y cargar con ese peso sobre los hombros no es algo tan simple como puede parecer a simple vista.