Digital Foundry nos cuenta como funciona esta nueva característica de la gama Xbox One. Aunque el soporte FreeSync parece que dista de ser perfecto.
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Parece que hace dos días que estábamos hablando de supuestas funcionalidades de Project Scorpio como la tecnología FreeSync de AMD y hoy ya la disfrutamos no sólo en la nueva Xbox One X, si no también en One S e incluso el modelo estándar. Un gran trabajo por parte de Microsoft dando soporte a una característica que ni siquiera la mayoría de televisores soporta. Pero, empezamos por lo básico, ¿que es el FreeSync?
El FreeSync es un protocolo que controla la tasa de refresco del monitor para adaptarla a la de la consola. Cuando por ejemplo tu Xbox One tiene una tasa de frames variable y el monitor usa una fija sin ningún control de ese refresco de pantalla, suele suceder que la imagen nueva -el siguiente frame- se superpone al anterior, dando el efecto del molesto tearing, con el que parece que la pantalla se rompa. Por este motivo, en la mayoría de los juegos del mercado, se limita la tasa de frames a 30fps (33ms tasa de refresco) o a 60fps (16ms tasa de refresco).
El problema, es que nuestra pantalla solo admite estas dos tasas de refresco, mientras la consola saca las imágenes con una tasa variable. Cuando los frames bajan demasiado o se diferencian del refresco original, ese punto de ruptura en el que el monitor tiene que cambiar de tasa es donde se produce el tearing. Y además de esto, precisamente por esta variación entre el dispositivo de origen y el de salida, resulta en una molesta sensación de poca fluidez, a pesar de estar corriendo a más frames de lo que parece.
Pues bien, parece que Digital Foundry ha podido encontrar un monitor con una tasa de refresco variable que se mueve entre los 40 y 60 fps con la tecnología FreeSync. Lo que ha dado como resultado que títulos como Wolfenstein 2 o The Vanishing of Ethan Carter en Xbox One X, ganan esa sensación de fluidez sin problemas de tearing, dada la aplicación de la prometida tecnología. A pesar de necesitar que ambos dispositivos sean compatibles, es la consola la que manda sobre el monitor, y debido a ella, la velocidad de representación de los frames es más homogénea.
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Sin embargo, si habéis visto otros segmentos del vídeo, el FreeSync no se aplica correctamente en otros títulos, que según dicen, ya cuentan con V-Sync (sincronización vertical) impuesto por el propio software del desarrollador, como ya adelantamos hace casi un año. El resultado no es nada bueno, ya que los problemas que títulos como F1 2017 o Rise of the Tomb Raider en el modo rendimiento ya tenían anteriormente. Está claro que esta tecnología da unos resultados sorprendentes cuando funciona, pero parece que aún le quedan un par de vueltas a las versiones de Xbox One, para que se aplique en todos los títulos, independientemente de su configuración.
Hace ya un par de semanas que todos los usuarios pueden disfrutar del FreeSync en sus Xbox One y está siendo cada vez más habitual ver como buscan monitores compatibles con el protocolo. Para que os hagáis una idea, si esta funcionalidad y la compatibilidad de los monitores fuera de 30 a 60Hz en vez de 40-60, no haría falta capar ningún juego a 30fps, pudiendo alcanzar una tasa de frames más alta cuando estuviesen disponibles sin que nuestros ojos notaran tanto la incómoda diferencia.