La demo ya permite comparar resoluciones, modos gráficos y rendimiento en ambas consolas.
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El lanzamiento de la demo de Final Fantasy VII Remake Intergrade en Xbox ha permitido por fin analizar su comportamiento técnico en Xbox Series X y Xbox Series S, dejando claras las diferencias entre ambas versiones desde el primer momento.
Las primeras comparativas, basadas en pruebas directas, muestran un trabajo sólido de optimización en las dos consolas, con especial atención a la estabilidad de rendimiento y a la separación clara entre modos gráficos y de rendimiento.
Diferencias técnicas entre Xbox Series X y Series S
En Xbox Series X, el juego ofrece dos modos bien diferenciados:
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Modo Gráficos: resolución nativa 4K, con una tasa de 30 FPS estables. La calidad visual está a la altura de la versión de PS5, con buenos niveles de detalle, iluminación y nitidez.
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Modo Rendimiento: resolución aproximada de 1512p, priorizando los 60 FPS bloqueados, lo que se traduce en una experiencia mucho más fluida sin sacrificar en exceso el apartado visual.
Por su parte, Xbox Series S apuesta por un enfoque más conservador en resolución, pero mantiene el mismo planteamiento de rendimiento:
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Modo Gráficos y Rendimiento: ambos funcionan a 1080p, con 30 FPS y 60 FPS respectivamente.
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Aunque la imagen es más suave y con menos detalle que en Series X, el resultado sigue siendo consistente y limpio, sin caídas de rendimiento apreciables.
En ambos casos, la demo (que cubre el primer tramo del juego) mantiene una tasa de imágenes por segundo muy estable, algo especialmente importante tratándose de un título tan exigente a nivel visual.
Estas primeras pruebas dejan claro que Final Fantasy VII Remake Intergrade llega a Xbox Series con una base técnica correcta; bien escalada entre Series X y Series S. Además, conviene recordar que el progreso de la demo se podrá transferir al juego completo, lo que la convierte en una buena oportunidad para probar qué modo encaja mejor antes de su lanzamiento definitivo.

