Final Fantasy VII ha sido toda una obra de culto y cambió para siempre el devenir del mundo del videojuego. Repasamos algunas claves que lo convirtieron en éxito.
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Es un hecho histórico para Microsoft el hecho de que un juego como Final Fantasy VII llegue a una de sus consolas. Es la primera vez que esto ocurre y no es un hecho menor, a fin de cuentas la obra magna de Hironobu Sakaguchi es uno de esos juegos que será recordada como una de las propuestas que cambiaron el rumbo de los videojuegos para siempre.
Y es que los valores y mecánicas que el juego supo introducir sirvieron para posteridad de muchos otros desarrollos. Pero ¿qué hizo grande a Finfal Fantasy VII? ¿Por qué se ha convertido en una obra de culto? Hoy quiero repasar algunas de las claves que hicieron esto posible.
Compañeros de viaje en Final Fantasy VII (Personajes)
Para la historia de Cloud y sus amigos, el equipo de Square Enix y Sakaguchi diseñaron un complejo entramado de tramas y subtramas que prácticamente haría palidecer a día de hoy a cualquier juego actual del género. Personajes como Nanaki (Red XIII), Barret, Tifa, Aeris, Cid o Caith Sith tienen sus propias motivaciones y el juego te las va explicando una a una, con misiones dedicadas y conectadas de alguna manera con el hilo argumental principal.
Incluso los personajes secretos Yuffie y Vincent tienen una historia elaborada detrás. De hecho este último incluso tuvo su propio juego dedicado, Dirge of Cerberus. Y es que los acompañantes de Cloud Strife tienen muy trabajada la empatía, el jugador desde el primer momento conecta con los miembros de Avalancha, hasta Biggs y Wedge, personajes secundarios de toda la franquicia por antonomasia, cuentan con papeles que garantizan que si estás a los mandos quieras saber más sobre su devenir.
Los compañeros de Cloud en Final Fantasy VII son un ejemplo de buen hacer, y en parte quizás, su recuerdo hizo que me sintiera tan decepcionado con Final Fantasy XV.
Clima y ambientación en Final Fantasy VII
Nunca jamás nadie había creado un ambiente tan rico en matices, tanto estéticos como jugables y narrativos. Y es que desde que aterrizas en Midgar ves claras las intenciones de Final Fantasy VII, quiere que sientas que estás en un lugar asfixiante y maltratado por la propia humanidad, la misma que lo creó.
Pero cuando sales al mundo exterior todo cambia, esa mezcla de robots, mechas y magia en entornos lúgubres atiende a una mutación muy bien elaborada al pasar por otros pueblos menos afectados, o lugares tan estrambóticos como el parque de atracciones Gold Saucer. Avanzar en el juego supone ir viendo como se ha trabajado cada punto de manera muy artesanal. Todas las zonas del juego y ubicaciones están bien diferenciadas, tanto en los personajes que las pueblan, como en el ambiente y la historia que acontece en ellas. Una vez más la narrativa se une al arte de diseño para contarnos pequeños fragmentos de historia que harán que sea fácil recordar tras muchos años esas localizaciones.
Enemigos de Final Fantasy VII, una de las guindas
En un futuro detallare la importancia y relevancia de Sephiroth en el mundo del videojuego, pero si algo caracteriza a la séptima entrega de Final Fantasy es sin duda el carisma de sus enemigos. Es curioso porque pese a haberlo intentado, ni siquiera el creador de la franquicia logró cuajar la misma fórmula en entregas posteriores. Hemos vivido buenos enemigos en otros juegos de la saga, pero nunca bajo una misma conjunción tan eficaz y potente.
En este juego, los enemigos son el protagonista absoluto, y eso es algo que el jugador no ve hasta casi el final. Por un lado tenemos a Shinra, una corporación liderada por Rufus Shinra (me encantó este personaje) que cuenta con sus lugartenientes. Y luego tenemos como extensión a Los Turcos, una organización que también lidera la Mega Corporación Shinra pero que opera de manera independiente. Pero es que además, tenemos a Los Armas gigantes, enemigos adicionales y el ya mencionado y archiconocido Sephiroth.
Hablar de los enemigos de Final Fantasy VII es hablar de historias también y combates épicos. Luchar contra el Arma del Agua es un hito que queda en tu retina para siempre, Reno nos lo pondrá difícil y luego están Heidegger, Scarlatta, el Profesor Hojo y muchos más.
El sistema de materias, la batuta de la orquesta
Directo y tajante, nada ha superado a día de hoy en el género al sistema de materias. La sola idea de que puedas modelar a tu personaje en base a las materias que lleve incrustadas en su equipo es un concepto que debería hasta rescatarse para nuevas entregas.
Con el sistema de materias puedes vincular ataques, estados o cura a varios enemigos o aliados, invocar a grandes summons y definir a tu gusto a un personaje para nivelar sus carencias. Además, estas materias suben de nivel de manera independiente al personaje, por lo que solo con llevarlas puestas ya irán adquiriendo experiencia hasta llegar al nivel maestro.
Buscarlas se hace divertido, aumentarlas se hace más divertido aún, e incluso puedes clonarlas con otras materias. El abanico creado para este juego es tan grande que las materias modifican por completo la jugabilidad, están divididas en varios grupos:
- Información
- Comando
- Apoyo
- Invocación
- Magia
- Independiente
Hilo argumental inicial y banda sonora, golpe maestro
Al final, lo que hace que Final Fantasy VII quede en tu retina para siempre es la trama principal. Aunque la historia de Red XII nos haga llorar o aunque lo acontecido en el poblado Wutai con Yuffie nos arranque una sonrisa. La historia de Cloud versus Sephiroth es un guión que seguirá por siempre como una obra maestra en la historia de los videojuegos. Con giros, humor, amor, amistad y todos los elementos de una buena historia.
Al final, todo ello sumado a la genialidad de Nobuo Uematsu poniendo su espectacular banda sonora original.