El CEO de ESL, la liga de e-sports más importante del mundo, ordena a sus empleados no hablar en público sobre las protestas en Hong Kong.
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Tenemos que seguir hablando de cómo está reaccionando la industria al escándalo de censura sobre Hong Kong y la situación política china. Os recordamos que todo comienza con Activision Blizzard expulsando a uno de los más importantes competidores de Heathstone a nivel mundial de sus competiciones oficiales, y retirándole sus premios tras hablar en favor de los protestantes en Hong Kong.
Tras una agria reacción por parte de los jugadores, Activision decide rebajar la penalización, y lanzar un comunicado exponiendo sus excusas. Lamentablemente hoy no tenemos buenas noticias, y es que ESL, la empresa organizadora de competiciones oficiales de e-sports más importante del mundo, se suma a la censura y comunica a sus empleados que no deben hablar de Hong Kong en público.
ESL también tiene conexiones con capital chino
En un mensaje enviado a sus más de 700 empleados, el CEO de la empresa alemana ha solicitado a sus empleados que eviten el tema de las protestas en Hong Kong, sobre todo en redes sociales. En un extracto del texto difundido por la web Hong Kong FP, así habla el directivo:
Todos habréis escuchado acerca de la discusión sobre la situación política en Hong Kong. Como empresa global, con actividad en muchos mercados diferentes, normalmente debemos abstenernos de cualquier discusión política y dar ejemplo de nuestros valores. Nos gustaría sugerir que no participéis activamente en dicha discusión, especialmente en redes sociales.
¿Qué podría impulsar a una empresa alemana a semejante recomendación a sus empleados? El mes pasado ESL anunció un acuerdo con la plataforma china de streaming Huya, que además compró cerca de un 10% de las acciones de la compañía como parte del trato. Más allá de las valoraciones morales que cada uno pueda hacer, este tipo de recomendaciones bordean, si no traspasan, la potestad de una empresa en relación a la libertad de expresión de sus empleados de acuerdo a la legislación europea.
Al parecer el posible daño a la imagen de la compañía, o la posibilidad que tener que pagar algún que otro despido improcedente, no es tan grave como perder un acuerdo de millones de dólares.