Las críticas y toxicidad en las redes sociales son factores que afectan nuestra perspectiva sobre los videojuegos, creando perjuicios y segregación al rededor del hobby de muchas personas en el mundo.
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La guerra de consolas ha afectado de forma negativa todo lo relacionado con la experiencia de juego en la industria. El odio que se genera en las redes sociales degrada hasta al jugador menos apegado a una empresa, tanto así que, incluso, los desarrolladores sufren las consecuencias de esto al ver una ola de negatividad sobre sus juegos, cosa que los obliga, en ocasiones, a replantearse movimientos para poder satisfacer a aquellas comunidades más arraigadas.
Lo que siempre pensamos cuando hablamos de la guerra de consolas es que, si bien las empresas buscan atrapar nuevo público, cada una tiene un nicho de mercado que las aprecia, incluso defendiéndolas ante el movimiento menos acertado. Estas comunidades, que se desarrollaron a través del tiempo, han formado un sentido de pertenencia ante cada compañía, lo que los motiva a generar opiniones radicales que pueden afectar en gran medida al sentimiento de juego de los demás jugadores.
Este artículo fue pensado durante el contexto actual de Microsoft y Xbox, donde una serie de decisiones ha marcado una ola de negativismo sobre la empresa. En este sentido, el clima se ha tornado hostil, dejando una sensación de desconcierto y temor, afectando principalmente a un videojuego que, dentro de este marco, será el foco de críticas, considerándose como la «salvación» de Xbox. En este caso, Hellblade 2 no será juzgado solo por lo que logre como videojuego, sino también por malas decisiones de terceros.
Las redes sociales como generadoras de opinión, un problema para los juegos nuevos
Siempre que está por salir un videojuego que excluye alguna plataforma, la comunidad se altera y comienza a generar mensajes negativos en contra de dicho juego. Ejemplos, hay muchos, y ninguna comunidad logra salvarse de este ataque, pues como hemos comentado, el sentimiento de pertenencia es demasiado fuerte. Siguiendo con el caso de Hellblade 2, su exclusividad con la consola de Xbox ha afectado de forma seria a otras comunidades, casi como si se tratase de un ataque personal. Por eso, cuando el juego lanza un teaser o alguna información interesante sobre su lanzamiento, lo más probable es que exista un hilo de mensajes atacando al juego. Esto genera, de forma indirecta, que algunos jugadores se dejen afectar por la negatividad, tomando distancia del juego.
El poder de las redes sociales ya se ha demostrado en incontables ocasiones, ya sea de forma positiva o negativa. El problema recae en que, si bien las empresas usualmente no se dejan afectar por la horda de comentarios, el sentimiento colectivo pesa mucho. A cuantos no nos ha pasado que criticamos un juego sin haberlo probado, pues nos dejamos llevar por la opinión popular de nuestra comunidad afín. En mi caso, por ejemplo, me vi cohibido de probar juegos como Final Fantasy VII Remake debido a la gran cantidad de críticas que recibía, pero sin darme cuenta de que me estaba perdiendo un juego que personalmente me gustó.
El grado de afectación depende de que tan radicalizada esté cada comunidad. El odio a la otra compañía conlleva que muchos usuarios rechacen de forma tajante un juego solo por provenir de una empresa. Esto ha sucedido mucho en toda la historia de la industria, pero actualmente se agrava más el problema gracias a las redes sociales, cuyo papel ha facilitado ese sentimiento de comunidad.
Regresando al caso de Hellblade 2, y estando muy cerca de la fecha de lanzamiento, las críticas han incrementado de forma interesante. El juego parece haber planteado unas expectativas muy altas, pues tanto los gráficos como su jugabilidad son foco de crítica constante. Aquellos que ven noticias del juego, sin estar al tanto de lo que pasa en los grupos de las redes sociales, pueden verse afectados con titulares alarmantes como: la cantidad de frames, la duración del juego, la dificultad, los gráficos, la historia y, por supuesto, el contexto actual de Xbox y el cierre de algunos de sus estudios. Todo lo anterior es un dilema planteado por las comunidades, incluso por la de Xbox, pero se ha incrementado tanto que puede ser motivo de rechazo por algún jugador que se dejó llevar por lo negativo.
La «histeria colectiva», un caso habitual en la industria de los videojuegos
Algo muy parecido a la histeria colectiva sucede dentro de las comunidades digitales de la industria de los videojuegos. Si bien no se acerca al caos provocado por este fenómeno psicológico y social, cuenta con unos patrones similares que afectan directamente a los usuarios y su perspectiva sobre algunos temas. Además, esto no lo quiero comparar con el hype o con las fake news, pues si bien tienen reacciones muy parecidas, no es exactamente de lo que quiero hablar.
Esta «histeria colectiva» se aleja de la reacción de los fake news o del hype debido a que es un fenómeno más irracional. Cuando una comunidad se emociona por un juego es algo casi que normal. Igualmente, pasa con los fakes, pues es normal que se generen alteraciones por una noticia falsa. Pero en el caso que quiero hablar es distinto, pues muchas veces no se trata de noticias falsas, sino de un sentimiento popular que afecta a muchos jugadores, como si fuese un virus, que ataca a aquellos que no están protegidos y se dejan contagiar. Esto, además, se ve incentivado por los medios de comunicación.
El rechazo a un juego en concreto que vive una comunidad en particular se presenta con frecuencia. El sentimiento no solo es consecuencia de lo que vivimos, particularmente como jugadores, pues también, en muchos casos, se ve alimentado por algunos medios de comunicación que prefieren compartir relatos alarmistas o negativos. Usualmente, como jugadores, queremos ver nuestros gustos como válidos, como si se tratase de una especie de superioridad por estar en el lado con mejores videojuegos. Es en este caso cuando buscamos opiniones que validen lo que consumimos, apoyando ciegamente a aquellos que nos dicen lo que queremos oír. Por eso, cuando una serie de periodistas informaron sobre el posible «fin de Xbox», varias partes de la comunidad aprovecharon para compartir y divulgar noticias que, en principio, son rumores.
Lo anterior es un claro caso de cómo algunas comunidades afectan negativamente al gaming, pues opiniones e informaciones se esparcieron rápidamente, llegando a instaurar un rumor devastador sobre aquellos que no son activos en la industria, creando un imaginario falso, pero con tal grado de credibilidad que deja la duda en el aire, como si se tratase de un caso de histeria colectiva.
Nuestra experiencia de juego y el impacto que tienen las opiniones negativas
Finalmente, y como conclusión, es importante destacar que no es ninguna novedad que las redes sociales pueden ser muy tóxicas, que la guerra de consolas siempre ha existido y un largo etcétera. Ahora bien, lo que poco a poco se ha ido planteando es que, como consumidores, debemos activamente alejarnos de estos entornos, aprendiendo a diferenciar una crítica de un ataque y centrarnos en vivir las experiencias.
Lo mejor que podemos hacer como jugadores es probar los videojuegos por nuestra cuenta, buscando nuestros géneros favoritos y construyendo comunidades positivas, que construyan relaciones entre los jugadores y los desarrolladores para que los videojuegos no sean solo un medio de entretenimiento, sino de interacción social. A partir de la búsqueda activa de opiniones negativas que validen nuestros fustos, lo único que se logra es fomentar una cultura de acoso y derribo contra lo que no nos gusta, afectando a otros jugadores que, con el ánimo de informarse, se ven afectados por el odio y la desinformación.