Seguimos con la tercera parte de Detrás de la Ficción de Assassin's Creed Odyssey. En esta ocasión, nos adentramos en el mundo de los mitos y las leyendas
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Es hora de adentrarnos en terreno pantanoso. En el último Detrás de la ficción de Assassin’s Creed Odyssey dejamos entreabierta la puerta de los mitos. Pues bien, hoy la vamos a derribar cual toro embistiendo. Y sí, hay minotauros.
Ya desde los primeros tráilers del juego Ubisoft dejó pistas de la importancia de la mitología. Pudimos ver una silueta similar al minotauro y la propia desarrolladora nos confirmó que en una misión tendríamos que capturar a Medusa. Es más, la misión adicional por reservar el juego, El Rey Ciego, es otra inclusión de la mitología griega en el juego. Y esta será una constante habitual en la nueva entrega de Assassin’s Creed Odyssey.
Pero vayamos por partes. ¿De dónde vienen estos mitos? ¿Quiénes lo protagonizan? Y lo más importante, ¿cuál será el título de Vengadores 4? (Por cierto, hablando de Vengadores, recuerda que puedes leer nuestra entrevista a Jöel Mulachs, voz de la Viuda Negra y de Kassandra en el nuevo Assassin’s Creed Odyssey.)
Dejando de lado cuestiones vitales, lo primero que nos debemos preguntar es qué son los mitos. Para los griegos, los mitos era la manera de explicar el mundo. Pero también eran los blockbusters de la época, ya que muchos cuentan las aventuras de héroes y dioses. Los principales escritores fueron Hesiodo con su Teogonía (es decir, el origen de los dioses) y, sorpresa, Homero. Si, otra vez, ¿casualidad? No lo creemos (ver aquí).
Empecemos. Ícaro, nuestra águila. El nombre le viene como anillo al dedo a nuestro fiel amigo alado, ya que lo coge prestado del joven niño Ícaro, protagonista del mito de Dédalo e Ícaro.
Dédado fue el constructor del laberinto del minotauro y quién ayudó a Teseo y Ariadna a escapar del laberinto y de Creta. Por ello, fue castigado por Minos, rey de la isla, a vivir encerrado en su creación junto a su hijo, Ícaro. Sin embargo, Dédalo, que era un hombre muy ingenioso, ideó un astuto plan para escapar para siempre de la isla y del laberinto. Para llevar a cabo su plan, fabricó unas alas para él y otras para su hijo. Las fijaron con cera a sus hombros y, antes de saltar para volar libres, aconsejó a su hijo “no vueles demasiado alto, pues el sol derretirá la cera de tus hombros y caerás al vacío. Tampoco demasiado bajo, pues la humedad mojará las alas y pesarán, por lo que no podrás ascender”. Sin embargo, su joven e intrépido hijo, al sentirse libre en el aire, olvidó el consejo de su padre, y remontó el vuelo. Y, tal y como predijo su padre, el calor del sol derritió la cera de su espalda, las alas se soltaron y el joven se precipitó sobre las aguas del mar. Un mar que desde entonces se llamó Icaria, llamado así en honor al joven que, por querer volar más alto, terminó cayendo.
Ícaro, cómo veis, es un nombre que ni pintado para nuestra águila, aunque esperemos que tenga un mejor destino que el joven hijo de Dédalo. Y hablando del constructor más famoso de Grecia, con permiso de Fidias y su Partenón, entremos en el mito del Laberinto del Minotauro.
Teseo fue conocido antaño por ser un matador de monstruos, pero eso son otras historias. La que nos atañe es la que concierne al Minotauro, que habitaba en la isla de Creta. Nuestro joven y valeroso héroe ateniense (como no) se presentó voluntario como tributo (ni que fuera Katniss de los Juegos del Hambre…) para ir a la isla de Creta y ser devorado por el Minotauro. Este tributo lo exigía el rey de Creta, Minos, cada 9 años y consistía en seis mujeres y seis hombres. Cuando Teseo llega a la isla, antes de entrar en el laberinto totalmente desarmado, sufre un flechazo de amor, Ariadna, la hija de Minos, que recibe el suyo del arco de Eros, el dios del amor. Enamorados, traman un plan para que el joven ateniense consiguiera escapar ileso del laberinto y poder huir juntos. El plan consiste en que Ariadna le entrega un ovillo de lana, que el ateniense va desenrollando según se adentra en el hogar de la bestia y de este modo poder volver. Cuando Teseo se encuentra con el Minotauro, el muy machito lo mató a puñetazo limpio (si, cosas de los mitos griegos). Tras conseguir escapar del laberinto huyen en una nave juntos, pero no vivieron felices y comieron perdices, porque al final, Teseo termina abandonando a Ariadna.
ALERT SPOILER. En el juego tomaremos el papel de Teseo y tendremos que enfrentarnos al Minotauro. Este combate será el final de una serie de misiones correspondientes al capítulo 7, por lo que el nivel será bastante alto. Y, a diferencia del héroe griego, no tendremos que matarlo a puñetazos, si no que podremos usar nuestras armas para enfrentarnos a la criatura.
Como estoy seguro qué estáis deseando volver a vuestra odisea, lo dejamos por hoy. En el próximo detrás de la ficción nos enfrentaremos a Medusa y descubriremos el mito de la Esfinge. Y, además, puede que os cuente algún que otro relato.
Assassin’s Creed Odyssey ya está disponible en Xbox One y puedes leer nuestro análisis aquí.