Con un manto de nostalgia, recordamos cuando Microsoft todavía le ponía armas a sus simuladores de vuelo.
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Hace algunos años me dispuse a escribir un artículo para esta misma web sobre lo que había sido una de las sagas de simulación que más me habían atraído en su momento: Combat Flight Simulator, una franquicia que parece estar totalmente olvidada por los de Redmond al día de hoy.
Lo cierto es que desde aquellos días en los que escribí aquella primera editorial se lanzaron dos nuevos Microsoft Flight Simulator y mentiría si no dijese que tuve una breve esperanza de que alguien en Asobo dijese: “¿no estaría bueno probar un nuevo Combat Flight Simulator?” Aunque sea como una expansión o algo similar, pero esto es algo que, al menos hasta el día de hoy, no sucedió. Con mis sueños en una maleta, me gustaría contarte a ti, que por edad nunca supiste de esta IP, o a ti que lo jugaste en su día y sientes una nostalgia malsana, de qué se trataba esta franquicia que buscaba llevar la simulación aérea a los peligrosos cielos de distintos territorios en tiempos de la Segunda Guerra Mundial.
Más allá de los cielos pacíficos
La presencia de aeronaves de combate en los títulos de simulación de Microsoft se remonta al primer Microsoft Flight Simulator de 1982, que incluía entre las aeronaves disponibles para el vuelo al Sopwith Camel, un aparato icónico de la Primera Guerra Mundial. Pero si vamos a lo que es combate en sí mismo, ahí ya tenemos que situarnos en la década del 90, un momento muy propicio en PC para todo lo que eran los simuladores de combate con Jane’s a la cabeza, un sello de Electronic Arts que parecía entender exactamente lo que los aficionados a la simulación querían.
Despega un nuevo combatiente
En noviembre de 1998 llega entonces la primera apuesta de Microsoft de sumarse, con el respaldo de sus ya afianzados Flight Simulators, al mundo de as refriegas aéreas. Microsoft Combat Flight Simulator llevaba a los pilotos virtuales a la acción de los cielos europeos durante 1939 y 1945. El título contaba con dos campañas principales, una que representaba la batalla de Inglaterra y permitía a los jugadores volar en los Spitfires de la RAF para defender las costas inglesas o bien sentarse en la cabina de un Messerschmitt 109 e intentar cumplir el sueño de la Luftwaffe de dominar los cielos de las costas del Reino Unido.
Por otro lado, la otra campaña ya enfrentaba a los P-51 estadounidenses contra otros aparatos de la Luftwaffe sobre distintos puntos del continente europeo en distintos momentos de la guerra. Por increíble que parezca, ya en ese entonces el título incluía una opción de multijugador online a través del servicio Internet Gaming Zone.
El título logró vender la friolera de 450.000 copias e incluso se había pensado en llevarlo a la Sega Dreamcast, un proyecto trunco que no se dio a conocer en la época y que salió muchos años más tarde a la luz cuando un grupo de fans lograron hacer funcionar la versión en la última consola de Sega. El plan de llevar el título a consolas continuó hasta intentar una versión en la Xbox original en donde tampoco se materializó.
La acción se muda, pero lejos está de terminar
Llegado el año 2000 y con la llegada de un nuevo Flight Simulator, Microsoft llevó al mercado la secuela de su entrega de combate con Combat Flight Simulator 2: WW II Pacific Theater, en donde la acción transcurría en los no menos peligrosos cielos de Asia y Oceanía y ya ostentaba grandes progresos en materia gráfica además de nuevos aviones para las fuerzas de los Estados Unidos y Japón.
El título aquí hace mucho hincapié en las operaciones en portaviones y en los ataques a embarcaciones, lo cual requería habilidades nuevas incluso para aquellas personas que ya tenían un dominio absoluto de las aeronaves de la primera entrega.
La historia de la campaña, además, se muestra en una suerte de viñetas como si de un cómic se tratase, lo cuál se siente un tanto raro dado el realismo del resto del título, pero de alguna forma queda muy bien y hace que la narrativa sea bastante interesante.
El fin de una era
Apenas dos años más tarde llegaría Combat Flight Simulator 3: Battle for Europe, el que sería el punto final de la saga hasta estos días. En esta entrega, la acción volví a trasladarse a Europa siempre dentro del mismo período histórico que las dos ediciones anteriores y permitiéndole al jugador ocupar las cabinas de distintas aeronaves alemanas, británicas y estadounidenses. Vale destacar que el material seleccionable fue el más extenso de la saga y llegaba a los 18 aparatos entre los que se incluían bombarderos, en estos casos se podía salir de la cabina de pilotaje para ocupar distintas posiciones de artillería e incluso oficiar de bombardero y los primeros jets de combate, como fue el caso del Messerschmitt 262 alemán.
Lo que me fascinó de ese título y es algo que pasó absolutamente desapercibido, lo cual es un crimen en sí mismo, es que el simulador contaba con un sistema de campañas dinámicas; es decir, que el éxito o el fracaso de las misiones en las que el jugador formaba parte afectaba el transcurso de la guerra, pudiendo incluso cambiar la historia real, ralentizarla o acelerarla. Lamentablemente, el sistema era un poco complejo de entender, pero cuando se comprendía, todo cobraba otra relevancia y es un sistema que hoy por hoy, refinado, sería un verdadero éxito.
En la actualidad, el mundo de la simulación de combate se encuentra mayormente dominado por DCS que es free-to-play (con excepciones, claro está), y el ya longevo, pero siempre en constante actualización IL-2 los fans parecen satisfechos; pero lo cierto es que un nuevo participante con la experiencia de Microsoft y la confianza de lo hecho con la renovación de Microsoft Flight Simulator en los últimos años le sentaría muy bien a este esquema actual. ¿Tú que crees?
