Analizamos cuatro juegos retro como Pacman, Miss Pacman, Dig Dug y Galaga.
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Suele decirse que para comprender el presente debemos conocer el pasado. Los referentes históricos, aquellos que pusieron las primeras piedras del arte y nos permitieron construir las megalíticas torres sobre las que hoy contemplamos el mundo. ¿Cómo entenderíamos el thriller sin conocer al maestro Hitchcock? ¿Qué sería de la literatura sin La Odisea o la Iliada? ¿Cómo evolucionan los videojuegos de un par de píxeles en una pantalla de tubos catódicos a espectaculares polígonos cada vez más complejos en televisiones que alcanzan resoluciones hace unos años inimaginables?
Hoy nos ha tocado analizar cuatro videojuegos que darían sentido y pavimentarían el camino para muchos otros que vendrían después. Cuatro clasicazos que llenaron las horas de multitud de chavales que vieron nacer una de las industrias del entretenimiento más rentables del mundo. Y no solo una industria, un arte. El décimo. ¿Quién nos iba a decir a nosotros que tras Pacman y Miss Pacman, Galaga y Dig Dug vendrían juegos como Mass Effect, Portal o ReCore? En este análisis no vamos a descubriros nada nuevo en cuanto a la jugabilidad, la duración o el propósito de estos cuatro juegos a aquellos que ya los conozcáis, pero para los neófitos, aquellos nacidos en la era de los 32 y los 128 bits como yo, quizá os desvelemos un par de razones por las cuales es importante conocer y haber jugado, al menos una vez, a los juegos que lo iniciaron todo. ¡Allá vamos!
Apartado Técnico
Pongámonos en la mentalidad de un crítico de videojuegos de los años 80. Gafas de nerd, bigote y cigarro en la boca, el paquete estereotípico completo. Japón y las recreativas dominan el mundo. Nintendo y Sega van a adueñarse del panorama mientras Atari no sabe que le quedan pocos años de vida. Las desarrolladoras como Namco o Capcom, entre muchas otras, se preparan para coronarse como los grandes estudios de la época con sus correspondientes pelotazos. Los cuatro videojuegos que hoy trataremos serán de este primer estudio, Namco, cuatro ejemplares emblemáticos que le dieron nombre y muchísimo dinero a la empresa japonesa. Si seguimos en la mente de ese imaginario crítico, posiblemente estemos flipando en colores con el despliegue técnico que tuvo que suponer para la época, sobretodo Galaga, que movía muchísimos elementos en pantalla y suponía todo un avance respecto a su hermano mayor Space Invaders.
Hoy en día no podemos más que esbozar una sonrisa cómplice cuando vemos los arcaicos gráficos que nos presentan estos juegos, puestos a punto para televisores para los cuales no estaban concebidos. A muchos puristas, esta conversión puede parecerles obscena, y la nitidez con la que se representan tanto colores como movimiento algo cercano al sacrilegio, pero para ojos más inexpertos y que no vivieron de primera mano estos videojuegos, la conversión en alta definición cumple con creces. Como es normal y comprensible, el ratio de pantalla se ha adaptado, por lo que cuando empecemos a jugar veremos como esta se representa en forma de rectángulo en vertical para asemejarse el máximo posible al look recreativa. Uno de los mayores atractivos de esta edición es su nivel de ajustes. Puedes modificar el sonido con multitud de variables, la anchura por defecto de la pantalla, los fondos e incluso el número de vidas iniciales o el nivel en el que quieres empezar. Lo que le lleva mucho más allá que en sus primeras versiones incluyendo incluso función de guardado. Insólito.
Jugabilidad
Posiblemente uno de los apartados más consabidos de los que nunca he escrito, pero allá vamos. Pacman y Miss Pacman comparten jugabilidad y sus diferencias son mínimas aparte de que Miss Pacman lleva un lacito (y está hipersexualizada) y sus escenarios van variando de la base original. ¿Qué os vamos a contar? Un comecocos que se dedica a devorar puntos de luz mientras debe huir de fantasmas de pintorescos nombres y cazar alguna que otra fruta para acumular puntos. Tres vidas y un único objetivo: llegar a la máxima puntuación. El escenario nunca varía y cuando lo completamos se vuelve a generar con la particularidad de que iremos más rápido. El control tanto con la cruceta como con el joystick son satisfactorios, pero personalmente lo he disfrutado más con la primera, ya que se adapta mejor a la robustez propia del juego.
En cuanto a Galaga, nos encontramos con una versión mejorada de Space Invaders, donde la acción es mucho más frenética y nos encontraremos a muchísimos más alienígenas en nuestro camino a la máxima puntuación. ¡Con jefes y todo! (Parodiados, por cierto, en multitud de Super Smash Bros.) El control también es sencillísimo: moverse con joystick y cruceta (aquí sí que recomendamos el joystick) y disparar como si no hubiera un mañana mientras esquivas el fuego enemigo.
Dig Dug puede considerarse como una variación del anteriormente citado Pacman con la diferencia en que aquí eres tú quien construye el camino y el juego termina cuando destruyes a los enemigos. Estos serán o unos seres rojos cuyo diseño original se inspiraba en tomates (son japoneses, qué queréis) y unos dragones escupe fuego. Dig Dug, el protagonista, deberá cogerlos por sorpresa o emboscarlos para lanzarles aire, que les hará hincharse y explotar. Posiblemente es el juego más complejo de los cuatro, ya que cuando pasas un stage no te dedicas a completar el mismo, si no que los monstruos cambian de lugar, haciendo que debas replantear la estrategia.
Duración
Estos videojuegos estaban pensados para tener una duración infinita y se basaban en la competitividad para seguir atrayendo a la gente a las recreativas. El High Score era un privilegio a la altura de unos pocos elegidos, que inscribían su nombre en la historia con las míticas tres letras. ¿Cómo mantener el interés en las nuevas generaciones? A través de los logros. Todos y cada uno de los juegos incluyen flamantes logros como comerse a todos los fantamas de Pacman con una sola Power Pellet o escapar del rayo de tracción del Jefe Galaga. Además, se ha añadido un ranking mundial en el que podrás comprobar si estás entre los mejores del globo, un aliciente imposible en 1980.
Conclusión
Una puesta a punto con curiosas novedades que por su bajo precio no desmerecen. Si nunca has jugado, puede ser una experiencia tan interesante como enriquecedora, y si eres un nostálgico te encontrarás con multitud de ajustes y la inclusión de un ranking mundial para imprimir tu nombre en el muro de la fama. Es difícil puntuar un juego así, porque si bien es cierto que en su día se habrían llevado la puntuación máxima, ¿cómo debemos valorarlos ahora? ¿Cómo juegos o como su port en consolas de nueva generación? En su época, le daríamos un diez, ahora y con las características implementadas y siendo unos juegos sobados hasta la extenuación (sobre todo Pacman), un aprobado alto deberá servirle.
Pros | Contras |
*Grandes clásicos de ayer y hoy. | * ¿Cuántas veces relanzará Namco Pacman?. |
* Variedad de ajustes. |
*Gracias a Bandai Namco por proporcionarnos el material para la review.