Wonder Boy: The Dragon’s Trap nos ofrece uno de los mejores juegos de la época de los 8 Bits con un aspecto gráfico y sonoro maravilloso.
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Vuelve otro clásico remasterizado, y vuelve de nuevo gracias al apoyo de los usuarios más que por el interés de las grandes compañías que les dieron vida en su momento, Sega en este caso. Wonder Boy es una de esas sagas que tiene su aquel, pues nació en 1986 de la mano de Westone y Sega, pero la verdad que el primer juego con los siguientes no tuvo mucho que ver, pues de un plataformas con ambientación “tropical y prehistórica” donde nuestro pequeño héroe tenía que rescatar a su novia, paso en su segunda entrega, Wonder Boy in Monster Land, a añadir toques de RPG con una ambientación más “fantástica” en un mundo pseudomedieval.
El juego que nos preocupa es la tercera entrega de la saga (aunque en Japón no es asi pues salió otra entrega en recreativas) que llegó a occidente bajo el nombre de Wonder Boy III: The Dragon’s Trap en 1989. El juego apareció para la Master System de Sega, que gozaba de éxito en Europa y algunos países como Brasil y con menor presencia, en Norteamérica.
Wonder boy III se convirtió en un éxito de críticas y aun es recordado por muchos usuarios como uno de los mejores plataformas de 8 bits. No hace mucho los lectores de la revista Retro Gamer lo eligieron como el mejor juego de Master System, por delante de otros clásicos como Alex Kidd, Sonic o Ninja Gaiden.
Es por ello que ahora nos llega esta versión creada por Lizardcube y DotEmu con el nombre de Wonder Boy: The Dragon’s Trap, que respeta al milímetro el clásico original, con un renovado apartado gráfico y sonoro.
Apartado técnico
Es el” leitmotiv “del juego, la razón de ser de esta versión. ¿Cómo sería Wonder Boy III si se hubiese hecho en el siglo XXI en vez del año 1989? La gente de lizard Cube ha hecho un fenomenal trabajo, dando un moderno aspecto de dibujo en un lienzo a los gráficos del juego. No solo adaptando el original, si no reimaginando sus escenarios, que en general tenían unos fondos bastante simples, al fin y al cabo era un juego que corría en un sistema de 8 Bits. Ahora el desierto, los poblados, las pirámides o el fondo marino cobran nueva vida y todo ello respetando cada plataforma, cada peldaño y cada enemigo del juego original.
Solo tendréis que pulsar el gatillo derecho durante la partida para pasar de forma instantánea y suave al modo 8 Bits, para jugar como si tuvieseis delante una Master System. Sirve más que nada para comprobar cómo han cambiado el diseño de los diferentes elementos del juego, pero puedes jugar todo el juego así si lo deseas.
El sonido también ha sufrido una puesta al día, respetando las melodías originales que ahora suenan mucho mejor, con un repertorio orquestal que le dan un aire sensacional. En este caso también podemos poner el sonido en modo original, escuchando tanto la música como efectos de la vetusta máquina de Sega, este cambio se realiza en el menú de opciones o presionando el sitck derecho y se mantiene de manera continua, ya estemos jugando con el aspecto nuevo o con el retro, hasta que lo desactivemos.
Se han añadido algunos diálogos nuevos en las tiendas, o en los puestos de enfermería, así como el personaje femenino, pero por lo demás todo se mantiene intacto. Como digo el juego luce muy bien y en general está a un gran nivel respecto de los juegos 2D de este tipo que han salido en los últimos años, destacando tanto el apartado artístico como las animaciones.
Jugabilidad
En su momento Wonder Boy III fue un juego innovador, adelantado a su tiempo en algunos aspectos, apostando por la exploración de escenarios más que por la linealidad. No llega a ser un “metroidvania” pero si te obliga a recorrer los escenarios en diferentes direcciones y volver sobre tus pasos para acceder a lugares donde antes no podías.
Lo característico del juego es que no aprendes nuevas habilidades, si no que nuestro personaje se transforma, y cada vez que lo hacemos llega a cambiar la jugabilidad de manera importante. Al principio del juego nos enfrentamos al Meka-Dragón y tras vencerlo nos echa una maldición que ni una gitana que vende laurel. Convertidos en una especie de hombre-lagarto nos lanzamos a la aventura de buscar una cura.
Cada vez que derrotamos a un jefe, sufrimos una transformación y seremos un ratón espadachín, un fiero león, un hombre piraña o incluso un halcón que nos permite volar por los escenarios. Cada una de estas transformaciones nos confiere habilidades únicas, ya sea la capacidad de escupir fuego, trepar por ciertas superficies o romper bloques de piedra.
Solo con pulsar un botón cambiaremos nuestra Xbox One por una Master System. Sublime. - ¡Comparte!
Esto le da al juego mucha variedad, y la sorpresa de cuál va a ser la siguiente transformación, afectando cada una de ellas la manera de jugar y la dificultad para acabar con determinados enemigos. A parte de ellas también tenemos una serie de ataques secundarios mediante ítems que vamos recogiendo con los que hacer frente a los muchos enemigos que nos esperan: bolas de fuego, flechas, rayos, tornados… cada una tiene sus propia características como disparar hacia arriba, de frente, atacar a todos los enemigos que hay en pantalla…etc.
Luego tenemos los toques de RPG, que se basan principalmente en la recogida de dinero y en la compra de objetos. Cuando derrotamos enemigos, o en los cofres del tesoro, encontramos monedas y bolsas de dinero con las que luego podremos comprar armas, escudos y armaduras en las tiendas que encontramos repartidas por los escenarios, regentadas por un amigo porcino.
También nos servirá para curarnos, gracias a los puestos de curación que encontramos donde nos espera una enfermera para restablecer nuestros corazones y darnos un respiro. Las armas y armaduras no solo nos darán mas capacidad de ataque o defensa si no que algunas nos confieren habilidades como ser inmunes a la lava y son cruciales para pasar determinadas zonas.
En definitiva la jugabilidad es muy buena, aunque muchas veces nos exige paciencia y habilidad con el mando. Por ponerle algún pero a veces el impacto de golpear con la espada a algunos enemigos cuesta un poco y exige ser muy precisos.
Duración
El juego puede durar unas 5 o 6 horas, todo depende de lo habilidosos que seáis, ya que en más de una ocasión pone en aprietos al jugador. No se puede guardar partida en cualquier momento y cada vez que muráis empezareis desde la aldea. En el original funcionaba con un sistema de password, donde aquí también se le hace un guiño. No es un juego extremadamente difícil pero tampoco es ningún paseo y muchas veces pasar determinadas zonas sin la transformación correcta puede ser misión casi imposible.
En este sentido el juego tampoco da muchas pistas al jugador y en determinados momentos nos exigirá el método de ensayo y error para saber si vamos por el buen camino. No os desaniméis si una zona se os hace dura, todo es cuestión de paciencia y cuando podamos sortear a los enemigos en vez de intentar acabar con ellos, la satisfacción de llegar hasta el jefe y acabar con el es plenamente satisfactoria.
Hay algunas cosas que solo podremos hacer con determinada transformación, y si no lo hacemos puede que no podamos hacerlo en lo que resta de juego, así que en este aspecto tiene una cierta rejugabilidad, pero no mucho más allá, aparte de algunos secretos repartidos a lo largo del juego. Aparte de una galería de imágenes para coleccionar no tiene muchos más extras. Jugar la aventura con Wonder Girl o con Wonder Boy es exactamente igual.
Conclusión
Wonder Boy: The Dragon’s Trap no te dejará indiferente, tanto si disfrutaste en su momento del original o nunca lo has probado, tiene calidad suficiente para que merezca estar en tu biblioteca.
Bien es cierto que sus mecánicas pueden resultar algo vetustas para lo que se estila hoy en día, pero su jugabilidad sigue siendo fresca y atemporal, lo que demuestra lo conseguido por el original en 1989. Tal vez Lizardcube podría haber añadido más cosas o intentar cambiar el control, pero si algo funciona porque cambiarlo.
Lo que sí han derrochado es cariño con esta adaptación y eso se nota con el fenomenal trabajo gráfico y sonoro que le ha dado al juego un aspecto estupendo. Tal vez el diseño de niveles no sea tan espectacular como pesos pesados del género que llegaron más tarde como Super Metroid, Castlevania Symphony of the Night o sin ir más lejos el fantástico Ori and the Blind Forest, pero sigue siendo un gran juego y lo más importante: muy entretenido.
Si te gustan los plataformas no lo dudes ni un momento, tienes que hacerte con Wonder Boy: The Dragon’s Trap sí o sí.
*Gracias a DotEmu por habernos proporcionado el material para la review.