Nos ponemos a los mandos de Warhammer Vermintide 2, una de las propuestas cooperativas más divertidas de esta generación.
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Uno de los juegos que más me ha sorprendido esta generación ha sido Warhammer End Times of Vermintide. El juego de Fatshark supo conjugar todas las claves de un buen cooperativo y por ello no es de extrañar que, pese a evidentes diferencias, muchos lo cataloguen como un sucesor de Left 4 Dead. Intenso y sin descanso, aunque eso sí, algo más pausado que la propuesta de Turtle Rock.
Hoy vuelvo a jugar a la misma fórmula pero vitaminada. Y es que esta segunda entrega es justo lo que pido en muchas secuelas, un más y mejor de manual. Hay que aclarar que estamos ante una secuela directa, tanto es así que manejaremos a los mismos héroes en eventos posteriores a la primera entrega. Sin embargo los Skaven han encontrado un nuevo aliado con el que sembrar el terror, el ejército del Caos. Vermintide 2 amplía el espectro de enemigos y localizaciones y lo hace con soltura.
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Apartado Técnico
Una secuela que quiera ser realmente trascendental necesita mejorar y ampliar todos los apartados y hacer hincapié allí donde más flojeaba su antecesor. Si bien el primer Vermintide ofrecía unos gráficos aceptables y contaba hasta con parche dedicado para Xbox One X, es cierto que había elementos mejorables, siendo bajo mi percepción la iluminación el menos destacado en este punto. Vermintide 2 se ha centrado en pulir pequeños detalles y ahora los escenarios cuentan con una iluminación más coherente. El primer juego pecaba de ser demasiado oscuro, una decisión de diseño que afectaba a los escenarios que por lo general eran cerrados o de noche; sin embargo ahora en Más y mejor en todo. En Warhammer Vermintide 2 estaremos en localizaciones más abiertas y por ende, con rayos de luz que impactan mejor sobre los elementos.
También hemos visto mejoras en las texturas, modelados y antialiasing. Además el número de enemigos que pueden salir en pantalla ahora no sólo es superior si no que es más variado y llega acompañado de mejores partículas y efectos como niebla o el vapor que emanan determinadas aguas fecales. Mención especial a la IA del juego porque ha evolucionado mucho. Y ojo porque esto es importante ya que en el primer Vermintide si tu acompañante era un bot, corrías el riesgo de que te quitase la cura o consumiera la munición de reserva. Los aliados aunque imperfectos, ahora han mejorado lo suficiente como para no desesperar cuando falta alguien humano en el equipo. Los enemigos también han evolucionado, si bien siguen teniendo roles muy marcados y se presentan en oleadas, son lo suficientemente listos como para buscarte la espalda. Tampoco hay milagros, pero es divertido en este punto.
El haber construido Warhammer Vermintide 2 con la versión Enhanced de Xbox One X en mente se nota y mucho. El estudio ha aprendido de la primera entrega y en lo técnico hay poco que reprocharle.
Jugabilidad
Aquí es quizá en donde más brilla este Warhammer Vermintide 2 ya que si bien desde Fatshark no han querido dar una vuelta de tuerca completa al sistema jugable sí que han ido añadiendo extras que como decía, lo convierten en una apuesta segura que permite al jugador notar esa sensación de que realmente está ante un título nuevo. Sí que es cierto que, comparándolo con su primera entrega, los controles parecen haber sido mejorados, al menos la respuesta es mucho mejor y no hay esa extraña sensación de imput lag que si podías percibir en su antecesor.
Pero sería absurdo magnificar el juego si solo tuviera el detalle de la mejora de los controles. Para empezar, Vermintide 2 cuenta ahora con un sistema de progresión basado en talentos que iremos desbloqueando a medida que completemos misiones. Esto lo hace muy interesante sobre todo por el hecho de que el sistema de progresión del juego es independiente tanto para la campaña como para el juego en línea. Podríamos decir que todo lo que se recoge y genera en el juego en línea es independiente de lo generado y recogido en el modo para un solo jugador. Los mapas son los mismos en ambos casos, pero la experiencia diferente. Con respecto a la progresión es importante remarcar que gracias a ella podemos moldear al personaje a nuestro gusto, si queremos que se incline más hacia la resistencia, por ejemplo, elegiremos habilidades que casen con esa dinámica. El árbol no es muy elevado, pero como aumentar de nivel no es “gratis” dado que cuesta bastante ir subiendo, no tienes la sensación de que te falten talentos.
Ahora en esta segunda entrega también iremos recogiendo armas con diferentes atributos, y estos atributos volverán a ser decisivos en nuestro estilo de juego ya que están altamente ajustados para declinar la balanza de la batalla. Además, Vermintide 2 introduce una mejora de La Forja y ahora es posible descartar objetos, desmontarlos y crear nuevos, todo ello accesible desde la sala de juego.
Pero sin duda el planteamiento que más me ha gustado de este frenético cooperativo para cuatro jugadores es la introducción de eventos que van cambiando cada cierto tiempo y de pequeños retos que deberemos desbloquear para ir recogiendo mayor botín de cara a seguir avanzando y mejorando nuestras partidas. Porque no te engañes, jugar en el primer nivel de dificultad es un simple paseo, el reto está en obtener mayor equipo y jugar en niveles superiores.
Por lo demás, nada que no hayamos visto en el primer juego, frenetismo y hordas y hordas de enemigos listos para destrozarnos. La introducción de los nuevos engendros es un acierto ya que, al margen de la variedad visual, también ganamos en cuanto a variedad de rutinas en los ataques de enemigos.
Duración
Largo, muy largo es todo lo que se puede decir de este juego. Y es que tiene una distribución de niveles clásica que ahora, han ganado un extra al estar mucho mejor separados y no ser tan extensos y eternos como en la primera entrega. Sin embargo lo que te dure completar la historia principal en este tipo de juegos es totalmente irrelevante más allá de querer saber de sus historia y lore.
Con lo mencionado anteriormente no quiero decir que Vermintide 2 sea un juego que no cuenta una historia que saborear, si bien no es su fuerte sí que es lo bastante interesante como para dar sentido al juego. Pero tras las nuevas actualizaciones del juego, su fuerte se basa en repetir una y otra vez los diferentes mapeados que ha preparado Fatshark para el juego en busca de aumentar nuestro equipamiento y atributos y así poder aguantar algo más en los niveles de dificultad más elevados. Además, al igual que la anterior entrega, Warhammer Vermintide 2 cuenta con la posibilidad de coleccionar libros y grimorios que groso modo lo que hacen es reducirnos el volumen de vida de nuestros personajes para complicar así más aún la aventura pues llevarlos significa soportar menos dolor.
Valorar la duración en este punto es complejo pues el juego no está pensado para ser una aventura de un solo jugador, aunque de esa posibilidad. Aquí habría que mirar mucho más hacia el lado de la jugabilidad en donde la propuesta de Fatshark es impecable y nos dará horas y horas de juego.
Conclusión
Estamos sin lugar a dudas ante uno de los juegos cooperativos más divertidos para lo que va de generación. Las nuevas mecánicas y el haber logrado entender qué es lo que demandaba el jugador tras su primera entrega, han conseguido que Warhammer Vermintide 2 sea una apuesta recomendable en todos los sentidos para aquellos que buscan experiencias cooperativas. Y es que cada uno de los parámetros del juego acaban por enganchar a todo aquél que esté a los mandos.
Con todo, no es perfecto y sí que hay detalles que se podrían mejorar, especialmente en lo técnico ya que algunas animaciones pueden resultar molestas en el combate melee contra los enemigos. Si bien suelo ser crítico con este tipo de juegos, en Vermintide 2 me ha costado encontrar defectos.