Valhalla Hills: Definitive Edition llega a Xbox One para nutrir a la consola de un género que no abunda, el de la estrategia y la construcción.
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En la mitología nórdica, el Valhalla es un majestuoso salón ubicado en la fortaleza donde moran los guerreros muertos que sirven a Odín tras perecer luchando. Éstos reciben su bienvenida escoltados por las valquírias desde el campo de batalla, hacia un paraje en el que hay más de 500 puertas hechas con lanzas, y en el que los techos se forman con los escudos de los guerreros que van llegando. Se dice que siempre habrá habitaciones suficientes para los elegidos… pero no es fácil «ganarse el cielo» para el dios que gobierna en Asgard, y tampoco en Valhalla Hills, el título de gestión de recursos y estrategia de Funatics y Daedalic Entertainment, que vió la luz en PC a finales de 2015, y que nos llega a Xbox One en su Definitive Edition, la cual incluye sus dos DLC: Sand of the Damned (mapas desérticos) y Fire Mountains (mapas de lava volcánica), además de un nuevo mapa exclusivo: The Dwarf Cave.
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La historia del juego es simple; tras pasar toda la vida al servicio de los dioses de Asgard y morir dignamente en combate, cientos de vikingos se ganaron su derecho a entrar en el Valhalla, pero cuando llamaron a las puertas celestiales, Odín les dió la espalda, y todo porque Leko, su hijo menor y dios de la construcción (es decir, tú), no ha cumplido con sus altas expectactivas. Nos encontraremos con todos esos vikingos deseosos de llegar a su destino, y deberemos liderarles en cada fase hacia un portal mágico que poco a poco lleva al olimpo de los dioses. El problema es que cada uno de estos portales estará protegido por seres que no nos lo pondrán nada fácil, y o bien deberemos presentar batalla, o bien ofrendas para que nos dejen pasar y encumbrar cada colina.
Apartado Técnico
Lo primero que se nos viene a la cabeza al ver los entornos (que se generan proceduralmente) y los diseños de nuestros vikingos, es la aldea gala de Astérix y Obelix o las aventuras de Viki el Vikingo, pues el aspecto coral de los escenarios es agradable, rico en colores y muy desenfadado. Todo en ellos está lleno de vida, gracias a los ciclos de noche y día, y a una IA muy eficiente que mueve sola a nuestros currantes y guerreros, y a los animales y la vegetación que habitan en los poblados que iremos creando en nuestro arduo ascenso al Valhalla. Los menús son bastante claros, aunque los tutoriales se basan solo en textos, sin ponernos a prueba en cada situación para tener una mejor curva de aprendizaje, pero eso sí, todo en un perfecto español y sin errores.
En cuanto al sonido, sus agradables temas pueden llevarte con morfeo en más de una ocasión, pues entre el ritmo tranquilo del título y las agradables melodías nórdicas, estaremos ante un juego muy relajado y sosegado que nos sumergirá por completo en la mitología vikinga.
Jugabilidad
La forma de jugar a Valhalla Hills es sencilla, pero cuesta dominarla. Los islotes que se irán sucediendo empezarán vacíos pero con un objetivo claro al final: atravesar un portal que llevará a nuestro poblado un pasito más hacia el Valhalla. Para ello, deberemos invocar a los vikingos que nos ayudarán a acercarnos al destino, haciendo todo tipo de trabajos encadenados.
¡Vamos! El concejal de urbanismo del Valhalla está de vacaciones y nos toca sustituirle - ¡Comparte!
Deberán talar árboles para obtener madera, con la que podrán construir edificios, y con ellos obtener comida pescando o criando ganado, o forjar armas para que los guerreros puedan luchar y ganar puntos de honor ante las amenazas del portal. También podremos crear un altar en el que hacer una ofrenda a las defensas para que nos dejen pasar sin hacer llegar la sangre al río. Esto es algo que funcionará en los primeros niveles, pero luego no van a aceptar cualquier cosa para permitir la entrada.
Hay hasta 35 edificios distintos, y cada uno tiene una zona de acción, así que los vikingos que trabajen en él, solo recogerán los recursos que estén dentro de su área de influencia. Nuestra tarea será la de colocar correctamente dichos edificios, y la IA se encargará de llevar a los vikingos a cada zona y ponerles a trabajar. Esto que parece bastante simple, se complica cuando por ejemplo nos quedamos sin madera para poder crear un aserradero, o si nos quedamos sin comida, ya que nuestros vikingos se negarán a construir o trabajar, entrando en un bucle que no nos permitirá avanzar, y que nos obligará a reiniciar el nivel para afrontarlo con una estrategia más acorde, y así poder alcanzar el portal.
La dificultad irá creciendo según avancemos de isla en isla, y a la hora de gestionar los recursos, pues cada vez será más complicado seleccionar donde construir un edificio. Para colmo, el control de la cámara es algo tedioso cuando intentamos centrarnos en algún punto en concreto, instalar una construcción o al hacer zoom sobre alguna zona. Un punto negativo que sin duda hace que nuestras relajadas partidas puedan llegar a verse incordiadas, hasta que nos acostumbremos, que lo haremos.
Duración
Siendo un título para un solo jugador, en su modo único Valhalla Hills puede llegar a alcanzar más de 15 horas, aunque esto dependerá de cada cual y de cómo afronte cada ascenso. Habrá jugadores que irán más directos hacia los portales de cada mapa, y otros que preferirán asegurarse antes a un buen número de guerreros y construcciones, y es que nunca sabremos qué clase de seres estarán custodiando cada entrada hasta que estemos lo bastante cerca.
El problema es el de siempre en estos juegos, si no somos muy aficionados ni hábiles del género de la estrategia y la construcción, pasadas las primeras horas perderemos las ganas de continuar, pero para aquellos que hayan disfrutado previamente de títulos como The Settlers o Cultures va a ser una grata experiencia, y casi diría una compra obligada para una consola en la que no abundan precisamente esta clase de títulos.
Conclusión
Valhalla Hills: Definitive Edition es un simpático y agradable juego de estrategia y construcción ambientado en el imaginario nórdico, que nos hará pensar cada jugada como si de una partida de ajedrez se tratara. Su diseño desenfadado y su alegría natural durante las partidas nos hará encumbrar cada portal de una forma distinta cada vez. Lamentablemente, el funcionamiento de la cámara nos hará tirarnos de los cuernos del casco en más de una ocasión, aunque todo el mundo a estas alturas ya debería saber, que los vikingos nunca llevaron dichos cascos.
* Gracias a Meridiem Games por facilitarnos un código para analizar este juego.