Analizamos para Xbox One el divertido y adictivo, Slime-san: Super Slime Edition.
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Slime-san fue lanzado hace un año para PC y Switch cosechando un montón de premios en festivales de videojuegos Independientes. Su propuesta por una jugabilidad ágil y directa, a parte de un reconocible apartado visual, hizo las delicias de los jugadores. Estos reconocimientos de crítica y público han propiciado que los chicos de Fabraz tengan ahora la oportunidad de sacar Slime-San: Super Slime Edition tambien para Xbox One. Una edición del juego que viene cargado con todos los extras que han ido sacando a lo largo del último año.
Slime-san es engullido por un gusano gigante (Si, muy estilo Dune), y para no ser digerido por esa bestia debe escapar de su estómago pasando una serie de niveles cada cual más complicado y alocado.
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Apartado Técnico
El estudio Indie Fabraz lleva años sacando juegos pixel art muy cuidados, y para Slime-san han querido conseguir un estilo visual algo más reconocible entre tantos juegos que salen con esa técnica. Es curioso comprobar que su regla de menos es más ha contribuido a esa diferenciación de una manera sublime, y que a poco que veas dos frames del juego ya distingues perfectamente a qué estás jugando. La idea fue usar tan sólo 5 colores y que esos colores fuesen parte de las mecánicas del juego. La sencillez y a la vez, lo visual que resulta es digno de mención.
El diseño del protagonista Slime-san, el pajarito que le acompaña a todos los sitios, y de casi todos los jefes finales, están bastante trabajados, pero es cierto que te acabas cansando un poco de la simpleza del resto de enemigos, que pueblan los jugos gástricos del gusano gigante.
El juego se ve en 4:3 por lo que hay una parte de la pantalla mientras juegas que es personalizable. He de decir que en una pantalla 4K me era a veces algo incómodo leer los menus del juego, con la letra tan pequeña que aparecía en pantalla, aparte de no estar traducida al castellano. También podremos modificar los filtros de pantalla, y tiene varios modos para daltónicos. Algo muy importante al sólo disponer de 5 colores y ser tan importantes para la jugabilidad del juego en sí.
La banda sonora está compuesta por más de 10 compositores de música Chiptune, que han contribuido a los 20 temas que escucharemos en el juego, cada cual más pegadizo. Por el contra, los efectos de sonido no destacan demasiado en el juego y tampoco es que tengan mucho efecto en la jugabilidad.
Jugabilidad
Slime-san basa su mayor fortaleza en este apartado. Tanto el diseño de niveles, (con sus 5 colores) como el acertado control con el mando, son fundamentales en este juego. A mucha gente le recuerda en cierto grado al mítico juego que salió en Xbox Live, Super Meat Boy, ya que disponemos de pocas mecánicas, pero todas abren montones de posibilidades si las combinas para superar cada nivel.
A parte del típico salto, el doble salto y el dash de este tipo de juegos, con la opción de poder ralentizar el tiempo, hay que tener siempre en cuenta la superficie a la que vamos a saltar. Todo lo rojo nos mata (¡red is lava!), lo verde hará que podamos rebotar o la posibilidad de atravesarlo, y lo blanco será zona neutral. Podremos avanzar también adhiriéndonos a las paredes y “escalando” a base de saltos por ellas, igual que como hacia el mítico cacho de carne del antes nombrado Super Meat Boy.
Los niveles irán haciéndose cada vez más complicados, incluso el propio nivel se irá haciendo más difícil con el tiempo, gracias a que por las paredes gástricas empezará a avanzar un muro de jugo gástrico (nunca pensé que hablaría de paredes gástricas en el análisis de un videojuego) que nos hará más difícil el nivel.
Es importante ir recogiendo las manzanas que nos encontremos para gastar en la tienda del juego y buscar puertas secretas a lo largo de cada nivel, para tener acceso a más NPC´s en la ciudad, accesible en el menú del juego. Con las manzanas recopiladas tendrás acceso a la ciudad, donde podrás comprar personalizaciones para tu Slime-San, temas de pantalla e incluso personajes extra con diferentes habilidades.
También disponemos de mini juegos y un dojo donde practicar nuestros saltos y habilidades, aparte de tener la opción de saltar niveles que se nos estén atravesando, y una simpática opción para ver que está sucediendo fuera del gusano. Y es que nuestro protagonista tiene la familia lejos y no está de más saber que están todos bien.
Duración
Slime-san: Superslime Edition llega con todo el contenido extra, por lo que si ya fácilmente la aventura principal con sus 100 niveles y 400 pantallas (Se dice pronto) te podría costar unas 8 horas de juego… Ahora con los 45 nuevos niveles entre las dos nuevas campañas que trae esta edición de Selime-san, más la dificultad extra NG+ (New Game Plus) de cada nivel del juego, vas a tener Slime-San para rato largo.
En la campaña de Blackbird’s Kraken, en vez de un Gusano Gigante, el que te enguye es un enorme Kraken, que te hace aplazar las vacaciones con tu familia, y en la campaña de Sheeple’s Sequel, Sheeple cree que es un NPC y decide reprogramarse como villano para ponerte las cosas aún más dificiles.
La rejugabilidad en Slime-san es un hecho. Y es que a parte de esos niveles NG+, hay más cosas que te hacen volver a retomar el juego. Las sensaciones jugables de este título hacen que superarse a uno mismo sea uno de los mayores placeres. Ya sea pasandote cada nivel de diferente forma, intentardo no dejarte niguna manzana sin recoger o abriendo todas las puertas secretas.
También tendremos un modo contrarreloj, un modo speedrun, y el Bosh Rush, donde podrás enfrentarte a todos los jefes finales seguidos.
Conclusión
Slime-san:Superslime Edition es una buena propuesta para el aficionado a los plataformas en general, y los adictos a los speedruns, al tener modo específico para ellos y estar programado para poder superar cada fase de multiples formas.. Su propuesta es muy sencilla, pero aplicada con unas bases tan meticulosamente pensadas, que le hace destacar con luz propia entre tantos juegos clónicos de plataformas 2D pixel art que han ido llegando al catálogo de nuestras Xbox One.
Esa sencillez en los diseños generales, la poca innovación en las mecánicas, la historia tan intranscendente y la siempre alargada sombra de un referente tan incontestable como Super Meat Boy, hace que no vaya a ser un juego muy recordado en el género, pero gracias a su multitud de modos y rejugabilidad, el excelente control y la originalidad de jefes finales, seguro que hará las delicias de los fans de los plataformas en 2D, que se atrevan a adentrarse en el estómago de ese gusano gigante y sus múltiples amenazas gástricas, con el fin de liberar a Slime-san y su pequeño pájaro blanco.