Acompáñanos con Railway Empire a la evolución de la mayor red de ferrocarriles de Estados Unidos, dónde la estrategia y la gestión serán tus compañeras de viaje.
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Gaming Minds no lo tiene fácil con su Railway Empire. La sombra de la icónica serie Sid Meier´s Railroad Tycon es grande y alargada, tanto cómo la del tamaño de las kilométricas vías de tren que podremos construir. Con esta entradilla quisiera, por un lado, situar al lector que se acerca a leer éste análisis: no es un juego de «trenecitos» . Es algo más, mucho más, estamos hablando que es un juego de simulación y gestión, y no sólo de la parte puramente «romántica» de crear vías que una distintas ciudades, añadirles estaciones, constituir líneas de ferrocarril y dotarlas de locomotoras.
Aquí, al igual que Railroad Tycoon, tenemos que estar pendientes de otros muchos parámetros, más allá de los puramente infraestructurales. Llevar bienes de una ciudad a otra, estar al día de la oferta y demanda, aumentar la prosperidad de las ciudades, crear vínculos comerciales con distintas granjas y pequeños negocios, adquirir empresas…en una palabra: gestionar. No es un juego fácil, tampoco está bien explicado en algunos momentos, y esto puede suponer un escollo a tener en cuenta, incluso para los amantes de este tipo de género.
El juego nos propone la ardua e importante empresa de consagrar nada más y nada menos la mítica Unión Pacific de ferrocarriles. Desde el Este hasta el Oeste. A lo ancho y largo de Estados Unidos. Empezamos en 1836, en la cresta de la ola en cuanto desarrollo industrial y en plena guerra de distintas empresas por hacerse con el mayor trozo de terreno americano, desplegando sus redes de ferrocarriles. Unir ciudades y familias, traer prosperidad a lomos de una fastuosa máquina de vapor, pero también una brillante forma de cubrir las necesidades de muchísimas industrias y hacer prosperar pequeñas ciudades hasta las grandes urbes de nuestros días. Un gran viaje, cómo deben de hacerse, en tren. Uno que nos llevará desde el siglo XIX hasta XX, y dónde seremos espectadores de excepción de la mágica evolución de una de las mayores industrias ferroviarias del mundo, como es la americana. ¡Pasajeros al tren! Sólo si os apasionan este tipo de viajes.
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Apartado Técnico
Cualquiera que haya jugado a los clásicos juegos de gestión y negocios, sabrán perfectamente que el bloque del apartado gráfico no precisa de grandes alardes técnicos ni fastuosos motores gráficos para ser disfrutado. Pero los tiempos cambian, y este género también ha vivido cambios en títulos similares y anteriores al del juego que nos ocupa. Railway Empire se presenta con los habituales gráficos 3d, apoyados en una vista aérea, la cual podremos rotar y hacer zoom a voluntad.
Y es ahí dónde empieza a vislumbrar, con acertados detalles, y también sus lógicas limitaciones por motivos puramente jugables. Si nos acercamos al terreno nos deleitaremos con el sereno ruido del viento sobre los árboles si nos encontramos en el campo. Si decidimos visitar algunas de sus ciudades, veremos que están concurridas de gente que va y viene en sus quehaceres, otras que esperan en las estaciones, carros circulando por empedradas calles, acompañados de sus correspondientes sonidos, murmullos y bramidos. Todo con una recreación bastante solvente, siempre teniendo en cuenta en el género que nos movemos, puede decirse que son notables.
Pero no olvidemos que los auténticos protagonistas son aquí los trenes y ferrocarriles. Éstos están recreado con tal mimo que los apasionados de estas máquinas quedarán fascinados. Locomotoras, vagones, mercancía, el distinto personal responsable de las principales labores de gestión de la máquina…Si pareciese poco, podemos centrar la vista en un tren, seguirlo de forma automática por su recorrido, y en ese momento activar distintas cámaras que nos bajan a pié de las vías, y tener la auténtica sensación de estar pilotando nuestra propia locomotora (el momento de hacer sonar el silbato es impagable). El juego llega mejorado también para XboxOne X, versión en la que se basa el análisis.
La parte sonora está compuesta por alegres y variadas composiciones rancheras, muy «yankies», que nos ayudarán a meternos en aquella época, y cumplen su labor de hacer que el jugador se mantenga activo frente la pantalla. Llega completamente doblado y subtitulado al castellano. En este punto quisiera que nos apeásemos, pues hay que mencionar que si bien el doblaje y las voces se hacen agradables y aportan un tono más bien distendido, con una gran calidad, los textos no corren esa misma suerte generalmente. Algunos fallos en la traducción hacen que a veces afecte a la correcta compresión de algunas funciones.
Jugabilidad
Es éste apartado quizá la curva más cerrada y la pendiente más pronunciada que nuestras máquinas de vapor van a atravesar. Aunque el juego llega bastante bien adaptado al mando en su versión para consolas, es cierto también que se hace algo tosco y confuso el moverse por su interfaz y el mapa. El mapeado de botones se basa en la combinación de un desplegable radial para las funciones básicas de construir vías, estaciones, locomotoras, la consulta de tareas y, llegado un cierto momento, el poder invertir en I+D para mejorar y evolucionar nuestros ferrocarriles, junto con el de los botones principales del mando, para las tareas meramente contextuales. Estas funciones «cambian» dependiendo que acción que pasemos a ejecutar y pueden llegar a despistarnos en algunos momentos, hasta que tengamos algo de práctica.
Tenemos tres modos principales de juego: la Campaña, fundamental para hacernos con todo el meollo del juego, y de un considerable duración, aunque también la más exigente, ya que notaremos que las tareas encomendadas y la cantidad de parámetros financieros, logísticos y mercantiles que manejamos en ciertos momentos pasan demasiado rápido, llevándonos a un viaje hacia el desconcierto y la frustración, al no haber abordado convenientemente las tareas. Más amable es el modo Experimentar, dónde directamente jugamos a «montarnos» nuestros escenarios, sin limitaciones ni económicas ni de tiempo. Por último el modo Libre, centrado en practicar y poder visitar cualquiera de los cinco capítulos que conforman la historia del juego.
Hay algunos aspectos que, o bien no están para nada bien explicados, u otros que dan por hecho que el jugador debe conocer. Particularmente me sorprendió que en las primeras horas de la campaña, no se mencionase siquiera la función Bulldozer que es, básicamente, la «goma» de borrar vías y elementos. Algo que se hace a todas luces necesario, ya que más de una y más de dos veces nos encontraremos con ciertos planteamientos fallidos que concurren negativamente tanto en la parte del viaje de los trenes por las vías, cómo de nuestros ingresos económicos. Sobre ello cabe destacar la cantidad de datos estadísticos que tenemos que manejar: desde la evolución de las ciudades, cubriendo sus necesidades básicas, la contratación de los empleados (genial el detalle de buscar que entre ellos haya buen clima de trabajo), en adquirir empresas y atracciones que generen la necesidad de usar nuestras líneas y sobretodo la guerra entre otras tres implacables compañías, las cuales podemos llegar a combatir con artes tan poco honorables cómo el espionaje industrial.
Duración
Es este un tipo de género que busca, básicamente, dos pilares del jugador que se ponga a los mandos: la paciencia y la habilidad de gestión. Si bien tenemos una campaña que puede disfrutarse en dos niveles distintos de dificultad (que nos acercan más o menos a la simulación) ésta no tiene un buen ritmo narrativo y la sensación de que el jugador se limita a hacer una tarea tras otra está patente. Estamos ante un juego bastante longevo, más aún si decidimos pasar las horas muertas en el adictivo modo Experimentar, dónde podemos poner en práctica y ensayar lo que nos plazca, sin el agobio del tiempo que en más de una ocasión pasa más rápido que los propios trenes.
Durante el tiempo dedicado a jugarlo llegué a valorar si fuera sido productivo, de cara a dotarle de más horas, la inclusión de un modo multijugador, dónde competir con amigos. Desconocemos si por parte de los desarrolladores tienen previsto, vía DLC´s, incluir otros países y momentos históricos, dónde la historia del ferrocarril también dejó momentos apasionantes.
Conclusión
No nos entendáis mal, pero no podemos recomendar este juego a todo el mundo. El género de la estrategia y gestión empresarial no es para todos. Hay juegos de este palo más accesibles, y particularmente con respecto a Railway Empire, con una curva de aprendizaje mejor llevada. El juego posee muchas y muy buenas virtudes, tanto si te acercas a él por la parte de la gestión y la estrategia empresarial, o si lo haces porque te apasionan el mundo de los trenes, dónde disfrutareis cómo enanos con las amplias posibilidades jugables que el título de Gaming Minds atesora.
No está exento de sus fallos, lógico, pero estamos sin duda ante uno de los mejores títulos del género y visualmente muy atractivo, si nos aprovechamos del hardware de Xbox One X, dónde luce un acabado muy nítido que contribuye, particularmente, a la representación de los trenes, auténticos protagonistas del juego.
*Gracias a Cosmocover por habernos cedido el material necesario para realizar esta review.