Punch Club es un buen juego de gestión deportiva que coquetea con el rol, con una historia llena de posibilidades, pixel art y muchos guiños a los años 80.
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Rocky, Karate Kid, Kickboxer… si hubo una época en la que triunfaran las películas en las que un joven es entrenado en una disciplina de lucha en busca de venganza, esa es la década de los 80. Míticas cintas que nos dejaron personajes inolvidables, grandes temas musicales, momentazos épicos, y esa moraleja al salir del cine del “per aspera, ad astra” (a través del esfuerzo, el éxito). En el pequeño estudio indie Lazy Bear Games (antes Game Jam) lo saben bien, y a principio de 2016, los programadores de San Petesburgo lanzaron Punch Club en dispositivos móviles y ordenadores. Un simulador con elementos de gestión deportiva y tintes de rol, cuyo éxito le ha catapultado a llegar ahora a Xbox One.
Si no os gustan los juegos de gestión, el subidón de las primeras horas se desvanecerá pronto - ¡Comparte!
Nos pondremos a los guantes de un chaval que presencia cómo su padre es asesinado por una mafia. Su sed de venganza y espíritu de superación le llevarán, como no, a entrenar como un jabato y participar en peleas, tanto legales como ilegales, gracias a las cuales podrá subsistir (esto incluye trabajar, comer, dormir o visitar a la novia) mientras descubre a los matones y culmina su vendetta. No es el más original de los argumentos, pero es la premisa perfecta para ponernos manos a la obra con nuestro campeón.
Apartado Técnico
Ya solo al arrancar el juego se siente algo especial que destila cariño por los cuatro costados. Los atractivos gráficos de 8-bits y las melodías chiptune que corren por sus diferentes escenarios, nos transportarán a los gloriosos años ochenta y principios de los 90, en los que todos los elementos de la ‘cultura pop’ eran cuidados hasta el más mínimo detalle. El juego hace uso de eso mismo, lo moldea y lo transforma a la perfección.
Con unos textos localizados en perfecto español, encontramos entre las opciones gráficas dos estilos a elegir; uno clásico y original, y otro algo más remozado y suavizado. La música es animada y si bien lo más característico de su estilo es el bucle, no tendremos la sensación de estar escuchando todo el tiempo lo mismo, pues va variando en escenarios y situaciones. Que no os extrañe ir por casa tarareando alguna de sus melodías porque además, son tremendamente pegadizas. Si resultaran demasiado machaconas, pueden desactivarse desde el menú.
Según avancemos en el juego, y si ya peinamos canas, pronto nos daremos cuenta de que el juego esconde una inmensa cantidad de referencias a la época. Podremos reconocer guiños a una larga lista de series, películas, videojuegos y personajes, como por ejemplo: El Equipo-A, Las Tortugas Ninja, Pulp Fiction, Contacto Sangriento, Rocky, Street Fighter, Mortal Kombat, Mr. Propper, Jay y Bob el silencioso, y muchos más. Algo que aporta nostalgia y que hará esbozar más de una sonrisa involuntaria.
Jugabilidad
Quiero dejar claro que Punch Club es un juego que requiere de mucha paciencia. Si bien tiene un nivel ‘súper fácil’, cuya dificultad brillará por su ausencia al igual que el desbloqueo de logros, en el nivel normal del juego se nos exigirá cierta práctica y tesón.
Nuestro personaje tiene 4 necesidades básicas: salud, hambre, felicidad y energía, además de 3 talentos: fuerza, agilidad y resistencia. Esto quiere decirse, que en un sistema de avance por días, deberemos cuidarnos, comer, tener ocio y descansar, mientras entrenamos para subir estadísticas y habilidades en un sistema de perks tan sencillo como encomiable.
Deberemos elegir qué tipo de luchador queremos ser, empezando por hacer uso de una de las 3 sendas: Oso (fuerza), Tigre (agilidad) o Tortuga (resistencia). Cada una se corresponderá a un árbol de habilidades que iremos desbloqueando con monedas que sacaremos de los combates, y que podremos añadir y variar durante los mismos. En ningún caso nuestro personaje será jugable, nos limitaremos a contemplar cómo pelea, fruto de nuestra gestión de cuidados y entrenamiento. Y aquí es donde entra en juego la estrategia, pues entre round y round, si nos lo vemos muy crudo podremos optar por habilidades más defensivas, y si necesitamos golpear, por las más ofensivas.
A través de un sencillo mapa nos moveremos por diversos lugares, y visitaremos a personajes que se irán desbloqueando. Acudiremos al trabajo para ganar dinero e invertirlo en las tiendas para comprar comida o máquinas para montarnos el gimnasio en casa. También ganaremos dinero con actividades nocturnas y peleas callejeras. Toda actividad estará orientada a llegar lo más finos posibles a cada combate.
Click aquí, acción. Click allí, acción. Y esto que resulta tan salvajemente adictivo para algunos, a otros puede llegar a aburrir, así que si no os gustan los juegos de gestión, ni os acerquéis, porque el subidón de las primeras horas se desvanecerá pronto.
Duración
La historia principal de Punch Club en su dificultad normal alcanza fácilmente las 10 o 12 horas, pero su duración es relativa, pues algunos preferirán ir más poco a poco, entrenando concienzudamente antes de apuntarse a un combate, mientras que otros aprovecharán cada oportunidad para darse de tortas. Tomándolo con calma es un juego que puede durar incluso el doble, ya que las ganas de seguir mejorando al personaje y desbloquear las 3 sendas con todas sus habilidades pueden llevarnos mucho tiempo. Sin embargo, los menos completistas lo abandonarán una vez completen su venganza, ya que salvo repetirlo en nivel difícil, prácticamente no invita a jugar de nuevo. Solo la expansión aparecida en Steam, ‘The Dark Fist’, añadiría de forma totalmente gratuita unas 3 horas más de historia. Faltará ver si también llega algún día a Xbox One.
Para todo aquél que quiera probarlo, en la Xbox Store disponemos de una versión de prueba, además del juego completo con un atractivo precio de 9.99€.
Conclusiones
Punch Club es un buen juego de gestión deportiva que coquetea con el rol, con una historia repleta de ramificaciones y posibilidades. Su encanto ochentero y su ajustada dificultad nos mantendrá pegados a la pantalla durante unas buenas horas, y si bien comprender el sistema será fácil, en dominarlo radicará la estrategia, la dificultad, y el gusto por seguir jugando. Sin embargo, no es recomendable para jugadores sin paciencia, pues el ansia por la pelea rápida hará que perder combates de forma lamentable, les lleve a la frustración y a la desesperación, algo que no casa con la letra de “The Eye of the Tiger”.
*Agradecemos a tinyBuild Games el habernos facilitado un código para analizar este juego.