Analizamos Oh Sir!! The Insult Simulator, un videojuego para desahogo dialéctico de aquellos con la lengua corta.
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Cuando se trata de insultar, el lenguaje nos lo pone fácil para que, con unas pocas combinaciones de palabras y descalificativos, podamos sonrojar a nuestro oponente. Merluzo, dirán algunos, cabronazo, dirán otros. El insulto es el lenguaje en su estado más democrático, todos podemos hacerlo, pero solo unos pocos pueden dominarlo. Easy to play, hard to master, que dirían. Y es que los grandes maestros del insulto han pasado a la historia por lo elaborado de sus afrentas contra sus contrincantes.
Como Quevedo y ese Góngora a una nariz pegado, Joan Croawford y su entrañable feud con Bette Davis o nuestro querido Guybrush Threepwood capaz de pegar la cola con pegamento. No podía hacerse esperar, pues, un simulador que cristalizara este arte dialéctico para convertirlo en un simulador donde señores ingleses venido a bien y que beben mucho té se enfrentan entre sí para ver quién la dice más gorda. Oh, sir… The Insult Simulator.
Apartado Técnico
Un juego que podría moverse con un Windows XP sin despeinarse. Un título sacado de otro milenio que constata los pocos recursos que han debido tener sus creadores para darle vida. Aunque no es que le haga falta nada más.
Sí, el apartado técnico de Oh, sir, es austero, casi paupérrimo, pero cumple con creces con su diseño de personajes, de la mar variado y grotesco, que incluye algunas caras conocidas como H.P Lovecraft, entre otros ilustres. Los escenarios son la mar de sencillos: una pajarería, un vagón de tren o las mismísimas puertas de San Pedro serán los backgrounds donde soltaremos nuestra ristra de palos verbales contra nuestros oponentes.
Jugabilidad
Antes de nada, hemos de advertir que Oh, Sir… The Insult Simulator nos ha llegado en escrupuloso inglés británico. No existe doblaje ni subtítulos, y sobra decir que el uso del lenguaje es la baza principal del juego, así que aquellos no versados en la lengua de la Reina, les instamos a dejar este análisis y dedicar su tiempo en algo más útil. Ahora bien, si acabas de sacar tu monóculo y hay alguien en casa instándote a que vayas a tomar el té, este es tu sitio.
Desde el primer momento contaremos con un sencillo tutorial donde nos explicarán las pautas básicas para empezar con nuestra cadena de insultos. Es indispensable realizar este ejercicio antes de entrar en materia con torneos y enfrentamientos en solitario.
Bien, cuando nos enfrentemos a nuestro oponente, veremos como los dos jugadores se sitúan uno a cada lado de la pantalla. En el centro, habrá una cajetilla de texto para que podamos empezar a ensamblar nuestros insultos. Frases como “You…”, “Your mother” o “Your husband” son los pistoletazos de salida ideales, por poner unos pocos ejemplos. A partir de ahí, y con otros conectores y frases hechas tal y como: “still uses Windows Vista” o “farted on a smelly dog” deberemos parir el insulto más perfecto e insultante para nuestro oponente. Es importante aprenderse los puntos débiles de cada personaje. Habrá algunos que odien que se metan con su estilo, otros pavorosos de la muerte o si eres Lovecraft te dará un pechusque cada vez que te arrastren a la realidad.
El juego es bastante rancio en cuanto a los sujetos del insulto. La mayoría suelen ser tu madre, tu abuela, tu mujer, así como otros miembros de la familia (mayoritariamente femeninos), aunque después va haciéndose más elaborado. La cantidad de combinaciones también es bastante limitada y tras varias rondas ya habrás visto casi todo lo que el juego tiene que ofrecer. Hay personajes que tienen su propia linea de insultos, como Lovecraft, que a la que te despistas echa la maldición de Chtulu sobre ti.
El juego consiste básicamente en armar estos insultos y lanzárselos al oponente, que tiene una barra de vida, como tú. Cuanto más largo y elaborado sea, más puntos obtendrás. Si, además, en el insulto incluyes algunos de los puntos débiles del personaje, harás un bonus. Hay que tener especial cuidado con la gramática, pues equivocarse nos restará bonificación.
Duración
Oh, sir… The insult simulator cuenta con varios modos de juego. Desde enfrentamientos en solitario con los personajes desbloqueados o un modo torneo donde deberemos ir superando diferentes rivales a través de cinco fases, siendo el jefe final el mismísimo Dios. Como no tendría ninguna gracia tener un videojuego de insultos donde solo te dedicas a sacarle los colores a la CPU, también se ha incorporado un modo multijugador para online o cooperativo local.
He de decir que el torneo conseguí pasármelo en muy poco tiempo, apenas media hora, y después allá el aguante de cada uno para repetir una y otra vez los enfrentamientos individuales. Supongo que el atractivo estará en el multijugador, pero aún así, es probable que acabes cansándote rápido.
Conclusión
Más que un insulto, una anécdota. Un videojuego cuyo espacio parece más destinado a los móviles o las consolas portátiles que nuestras Xbox One. Un formato rápido, de jugadas cortas, que premia la interacción con otros más que con la propia inteligencia artificial del juego.
Queda muy lejos de las hilarantes combinaciones que nos proponía Ron Gilbert en Monkey Island, y su supuesta complejidad acaba en tedio y hastío al cabo de las pocas horas. Aprueba porque no quiere ser nada más que eso, un simulador de insultos, pero se queda corto en mala baba y posibilidades.
*Nota: Agradecemos a Good Shepard Entertainment el código del juego y material para esta review.