Analizamos My Brother Rabbit, una entrañable y emotiva aventura en la que con mecánicas point and click, debemos salvar a una niña de su enfermedad.
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Dicen que la imaginación no tiene límites, y mucho menos cuando se trata de la que poseen los niños, que cuando plantean situaciones o preguntas surrealistas acostumbran a dejar boquiabiertos a más de un adulto. En My Brother Rabbit vamos a experimentarla de primera mano y desde el primer minuto, concretamente en cuanto conectemos con la historia de un matrimonio feliz que descubre que su hija ha enfermado y necesita urgentemente una cura. Mientras los apurados padres van en busca del tratamiento indicado por los médicos, su hermano mayor recurre al poder de la imaginación para ayudarles en su lucha, y hacer frente a la enfermedad de la niña.
Ante la dura realidad y la adversidad que la vida les ha planteado, el niño crea un mundo de fantasía surrealista que les aporta la diversión, el ánimo y el consuelo que todos necesitan. Para ello, el estudio polaco Artifex Mundi nos invita a viajar por cinco coloridos escenarios en el papel de un conejo de peluche (el niño), que actuará como protagonista y con el que gracias a mecánicas de point and click deberemos resolver puzles y acertijos, descubrir objetos, y superar distintos minijuegos para continuar con la aventura y salvar a una flor marchita (la niña).
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Apartado Técnico
Con una intensa paleta de color por bandera, My Brother Rabbit es un juego con escenarios estáticos en los que todo está a la espera de que lo manipulemos o lo alteremos, hasta que sucedan las situaciones que nos permiten avanzar. Cada nivel, dibujado a mano con gran mimo e imaginación, se abre camino con objetos y personajes tan inverosímiles como entrañables, que cuentan con una originalidad propia de otros grandes del panorama indie a los que este título tiene poco o nada que envidiar.
Podremos saborear la alegría del trabajo bien hecho, pero también el drama de las situaciones que nos asaltarán en el camino, porque My Brother Rabbit es una historia sensible y emocional que nos recuerda que hay que levantarse ante la adversidad. Un viaje de amor fraternal y coraje por unas asombrosas tierras en las que nada se rige por las leyes de la lógica convencional, pero que sin embargo, están genialmente implementadas. No hay un rompecabezas, un acertijo ni una extraña máquina por construir que sea igual, el juego siempre desafía nuestra lógica de formas diferentes, y se nota por ello que el diseño de cada nivel está pensado hasta el final por sus creadores.
Por ponerle un «pero» al apartado técnico, huelga decir que la música ambiental que nos acompaña a cada paso del camino, compuesta por el autor de otros juegos independientes como Layers of Fear, >observer_, Kholat o Husk, no está del todo a la altura, pues aunque las melodías son piezas de bella factura, tienden a repetirse demasiado.
Jugabilidad
Tras las escenas que nos ponen en situación a modo de cuento, la acción empieza en la madriguera del conejo con la tarea de subir a la superficie para iniciar la travesía hasta la cura de la flor a la que representa su hermana. Con textos en castellano aunque sin mediar palabra ni explicar nada, el juego se presenta simplemente con un puntero con el que podremos explorar cada estampa, a cada cual más colorista. Pronto nos daremos cuenta de que para que se desarrollen las fases antes deberemos encontrar ciertos elementos que nos serán solicitados de cara a avanzar; un determinado número de objetos, insectos o materiales, que en una vez reunidos desbloquearán uno o varios desafíos de lógica.
Sin embargo, esto que puede sonar muy sencillo en realidad no lo es tanto, ya que podemos llegar a juntarnos con 3 o 4 grupos de elementos a buscar, y puede que hasta que no completemos un grupo no se nos pida el otro. También tendremos que revisitar escenarios contiguos y tirar de memoria fotográfica para ubicar al resto de objetos hasta coleccionarlos.
Una vez completadas las tareas de exploración, es momento de aplicar la lógica dentro de los diversos desafíos que se irán desbloqueando. Entre todos ellos encontramos extrañas máquinas que habrá que montar fijándonos en un dibujo como patrón, o resolver acertijos que responden a motivos de colores, números, laberintos, trazos, etc. No hay dos iguales, y eso es algo que me ha gustado especialmente ya que hace que el juego no se sienta aburrido en ningún momento.
Además, la curva de dificultad está muy bien ajustada, empezando con ejercicios sencillos con los que comprenderemos qué quiere de nosotros el juego, y planteando poco a poco retos mayores con las mecánicas ya aprendidas sobre la marcha. Esto significa que conforme nos acerquemos al final de la historia, los desafíos serán algo más complicados, pero sin llegar a exasperar o llevarnos a la fatiga. En este sentido, podemos decir que My Brother Rabbit es un título asequible y para todos los públicos, especialmente interesante si tenéis niños en casa, ya que además de su hermoso arte, pone en práctica ejercicios de memoria y lógica tan sanos como divertidos.
Duración
My Brother Rabbit no es un juego demasiado largo. Dependiendo de nuestra habilidad con el uso de la lógica puede durar en torno a las 5 o 6 horas, algo que puede echar para atrás a los que busquen emociones más intensas y duraderas pero que he considerado bastante justa una vez terminado. Probablemente, si el título de Artifex Mundi durara más, acabaría aburriendo y se volvería repetitivo por muy diferentes y variados que fueran sus desafíos.
De lo que sí anda corto es de rejugabilidad, pues tras completar la historia lo único que podremos hacer es repetir los capítulos desde el principio, con la única motivación de conseguir hacernos con todos los logros del juego, que dicho sea de paso (y atentos «cazalogros») son 1000 puntos de Gamerscore bastante facilitos.
Conclusión
My Brother Rabbit es un bello juego del género point and click con grandes dosis de exploración, uso de la memoria y la lógica. Por la vista entran sus coloridos y fantasiosos escenarios dibujados a mano, con un diseño de mundos y desafíos surrealista imaginados por un niño que quiere hacer más llevadera la enfermedad de su hermana.
La gran variedad de rompecabezas es, junto a la sensibilidad de su historia su punta de lanza, y entre ambos elementos, Artifex Mundi ha conseguido que la experiencia sea tan divertida como placentera, haciendo que la imaginación se fusione con la realidad, y sobretodo, enviándonos un mensaje de reflexión, esperanza y coraje para cuando la vida nos plantea serios problemas. Por los 14,99 euros que cuesta de lanzamiento, bien merece la pena escucharlo.
* Agradecemos a Artifex Mundi el material recibido para poder realizar esta review.