Os traemos nuestro análisis de Desert Child, la propuesta futurista de Akupara Games, que mezcla pequeños toques de RPG con carreras futuristas.
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Oscar Brittain es el cerebro detrás de Desert Child. Podríamos decir que es casi como su hijo. Consiguió sobrepasar en más de dos mil dolares australianos su objetivo en Kickstarter para poder desarrollar su idea, su proyecto. Y el resultado es este juego futurista de estilo pixel art.
Desert Child no sólo mezcla la estética con su estilo gráfico, si no que sabe labrarse su propio camino y su hueco en el panorama indie gracias a la mezcla de los géneros de conducción y RPG. Por que sí, encontraremos de ambos en esta loca y apocalíptica historia. Y, por si fuera poco, nuestro objetivo es sobrevivir.
Efectivamente, nuestro propósito será el de conseguir el dinero suficiente para poder huir de la Tierra antes de que haga Boooom. Pero claro, no todo es bonito. Nuestro personaje es pobre, no tiene amigos y sabe que sus posibilidades de poder huir a Marte y salvarse son más bien escasa. Pero tiene una posibilidad: trabajar para otros de cualquier cosa, como repartiendo pizza, competir en carreras de motos y conseguir ganar el Gran Prix. Con todo ello, podrá salvarse y vivir una larga vida en el Planeta Rojo. Bienvenido a la carrera de tu vida. Bienvenido a Desert Child.
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Apartado técnico
Desert Child, como ya hemos mencionado, hace uso de un estilo Pixel Art. Este es bastante efectivo para su propuesta, y esta ejecutado bastante bien. Es cierto que no hay mucha variedad en los escenarios, ya que cuenta con pocos, pero cada uno de ellos tiene pequeños matices que los diferencia, como pueden ser los edificios o las diferentes personas. Y hablando de personas, a pesar de ser un juego que no cuenta con grandes dotes técnicas, consigue que la ciudad que visitamos tenga vida. Esto lo consigue gracias a la movilidad que le han otorgado a los diferentes NPC, a los que veremos andando por las calles, pescando o haciendo skate.
En el apartado sonora nos encontramos con unas de las cuestiones que más nos han llamado la atención. Principalmente por que el juego cuenta con una sola canción de base, que será nuestra compañera durante todo nuestro viaje, ya que no oiremos nada más salvo el ruido del motor de las motos voladoras o los disparos. Pero si que podemos aumentar el repertorio sonoro, ya que en un determinado momento de la historia podremos acceder a una tienda musical, en la que podremos comprar nuevas canciones.
Estas funcionan como un coleccionable más. De hecho, cuando desbloqueemos todas nos saltará un logro con un buen puñado de puntos para nuestro gamescore. Y, desde el momento que adquiramos una, irán reproduciéndose consecutivamente. Así, la variedad musical aumentará de manera considerable, haciéndose mucho más ameno nuestro viaje.
Por último, señalar que el juego no tiene ni una sola línea de dialogo y toda la información la obtenemos de los diferentes cuadros de textos. Eso sí, tenemos la suerte de que Desert Child nos llega traducido al castellano. Todos los textos del juego están en la lengua de Cervantes, algo que se agradece y que ayuda a comprender bien la historia.
Jugabilidad
Para hablar de la jugabilidad en Desert Child vamos a hacer dos partes. En la primera hablaremos de la jugabilidad pura y dura, el núcleo del título: las carreras de motos voladoras. Mientras, en la segunda detallaremos aquellas mecánicas con las que cuenta el juego más allá de los eventos deportivos, que no son pocas.
Lo primero que tenemos que señalar es que no hay un botón para acelerar. La moto se mueve sola de derecha a izquierda. Nuestra función será la de ir esquivando los diferentes obstáculos que nos encontraremos en la pista. A su vez, podremos disparar nuestra arma. Esta será diferente en función de la dificultad que elijamos. Básicamente, será más potente y con un mayor rango de precisión cuánto más fácil pongamos el juego.
Además, también tendremos la opción de pegar acelerones o impulsos de velocidad. Estos son limitados y tendremos que esperar unos segundo para poder realizar otro. De este modo, podremos romper televisiones para que nos den dinero o adelantar a nuestro rival sobre la línea de meta. O, aún más útil, alcanzar el camión con munición para nuestra arma.
Pero como hemos comentado, Desert Child no vive sólo de las carreras de motos. Tiene todo otro mundo a su alrededor que le da una pequeña vida al juego. Sobre todo, por que deberemos cuidar del estado de nuestra moto y de nosotros mismos. Bueno, más bien de que no pasemos hambre. Para ello, podremos ir a diferentes tiendas a comer Ramen o Frijoles, que disminuirán nuestro hambre y nos permitirá hacer más y mejores acelerones.
En cuanto a la moto, la tendremos que llevar a talleres para que arreglen y esté en la mejor condición posible. Además, también podremos ponerle mejoras, como que cuente con más munición. Estos toque le dan al juego un aspecto de RPG, sobre todo por que tenemos que encontrar las piezas y saber colocarlas ordenadamente para poder poner el mayor número posible. Para encontrar, tendremos que robarlas o extraerlas de otras motos que nos encontremos en las diferentes calles y, una vez localizadas, deberemos superar un mini-juego para poder obtenerla. Este consiste en adivinar la clave de seguridad, pero es muy sencillo, ya que se nos marca en rojo que número es el que tenemos que elegir. Eso sí, tenemos un límite de tiempo para hacerlo, así que será mejor que te des prisa.
Aparte de los talleres y los sitios de comida, tendremos un banco, donde podremos depositar nuestro dinero para que nos genere interés (del 3% al día, para quién le interese). Además, tendremos que tener que tener cuidado de no ser muy notorios, por que de lo contrario, nos perseguirá la policía y nos quitará el dinero que llevemos encima. Así que una visita de vez en cuando al bando no nos hará daño.
Duración
Seamos sinceros. Desert Child es un juego corto. En poco más de dos horas se puede completar toda la historia principal. Y este es el gran hándicap del juego. Si, cuenta con Nueva Partida +, más varios coleccionables y 23 logros. Entre todos podemos aumentar la duración del juego en un par de horas, pero poco más. Eso sí, hay un logro que nos llevará una hora conseguirlo, por lo que podemos poner un +1 a la duración.
Por lo demás, el juego repite mecánicas constantemente. En un intento por alargar la duración, Desert Child aumenta el nivel de dinero que tenemos que conseguir para poder avanzar. Para ello, tendremos que hacer siempre los mismos desafíos, uno por día. No hay variedad y, tras o cuatro veces, termina cansando. Es cierto que los escenarios cambian, pero la dinámica se repite. Carreras contra otros jugadores, déjate ganar, destruye vehículos de tal forma o reparte pizza. Al final, termina siendo siempre lo mismo: correr, correr, correr, reparar la moto y comer.Sin duda, este es el gran pero del juego, la poca variedad que aporta y esa sensación de cansancio, de hacer siempre lo mismo una y otra vez.
Conclusión
Desert Child es un juego corto y repetitivo. Es cierto que cuenta con una jugabilidad divertida y sencilla, pero termina quedando en un segundo plano al ser un título que no muestra escenarios u ocasiones diferentes. Además, el hecho de usar siempre la misma fórmula cansa y se nota que es una manera de alargar un poco la vida del juego.
La historia es sencilla pero tiene un buen giro final. Además, que esté en castellano siempre es un buen punto. Y su estilo Pixel Art es de lo más destacado y está bien trabajado y cuidado. En definitiva, Desert Child es un juego con buenas intenciones, pero que se queda a medio camino debido a su duración y lo repetitivo de su propuesta.
*Gracias a Akupara Games por habernos proporcionado el material para la review.