Demetrios: The BIG Cynical adventure es una aventura sencilla, desternillante y soez que nos mantendrá pegados a los mandos de nuestras Xbox durante un buen puñado de horas.
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El género Point and click no es el más famoso o el que más abunde en consolas. Ciertamente existen muy pocos juegos de ese estilo: pasando desde el maravilloso Thimbleweed Park, del cual tenéis el análisis aquí, retrocompatibles como los Monkey Island y el que nos ocupa hoy, por citar unos ejemplos. Si os soy sincero (hablando por mí, como redactor, no en nombre de la redacción) no soy muy aficionado a este tipo de juegos, a decir verdad, he jugado a muchos, pero solo me he llegado a acabar un par de ellos… Y debo decir que pocas veces me he arrepentido más de no tocar un tipo de juego que con este. ¿Por qué? Seguid leyendo.
Así pues la historia nos sitúa en un pequeño piso en París (Francia), un anticuario llamado Bjorn Thonen (que es el protagonista de esta aventura) llega una noche completamente borracho a su casa. Mientras duerme la mona recibe una llamada de teléfono muy extraña que le advierte que está en grave peligro. Creyendo que es una broma, cuelga el teléfono. Horas más tarde, le despierta un ruido en la habitación contigua y mientras lo investiga alguien por detrás le golpea, dejándolo inconsciente en la alfombra. Horas más tarde, su amigo Tom le llama para recordarle que si había olvidado que iban a pescar ese mismo día. Extrañado por el dolor de cabeza que tiene, niega tal invitación. Después de investigar su apartamento, descubre que le han robado una losa de una estatua con forma de ave extraña que había comprado hacia unos meses.
A partir de ese momento comienzan las desventuras de este atontado anticuario por la cual viajará desde París hasta Alemania pasando por un pequeño poblado egipcio, en pos de conocer quien le ha robado la losa, para qué se la ha robado, ligarse a su atractiva vecina Sandra mientras se libra de su molesta hija… Y lo más importante, comer cosas del suelo.
Apartado Técnico
Como podréis apreciar en las imágenes, el juego cuenta con diseños hechos a mano, la cual lo dotan de un carácter bastante desenfadado y personal pero, pese a utilizar este tipo de dibujo, se ve que le falta un poco más de maña, aunque es casi seguro que el estilo quiera que ser así deliberadamente para no desentonar con el humor del juego, como hemos comentado anteriormente.
Demetrios está desarrollado bajo Gamemaker y la verdad es que una vez más se nos demuestra lo versátil que es esta herramienta a la hora de trabajar con ella. Otro aspecto que destaca es que los escenarios están traducidos al español, así pues, en calles, bares y demás localizaciones veremos carteles o puestos en el que nos viene todo en perfecto español, detalle que es muy de agradecer.
Además en los escenarios existen pequeñas animaciones en según qué objetos, como globos que flotan y demás, cuenta también con secuencias animadas al principio y al final de cada capítulo que están mostradas a modo de cómic.
El juego no cuenta con voces en ningún momento de la historia, aunque su creador Breton Fabrice prometió que llegada a cierta cantidad de inversión en su kickstarter se acabarían incluyendo las voces. Aunque no consiguió lo que pedía, ha acabado sacando el juego en Xbox, así que no descartemos una futura actualización lo incluya. La música del juego pasa bastante desapercibida, aunque hay algunos temas pegadizos. Donde más destaca el juego es en los efectos, en los cuales encontraremos desde un beso a un vómito, pasando por pedos y demás sonidos soeces, que al fin y al cabo es donde reside la gracia. Pero pese a que no destaque en estos apartados, no podemos más que quitarnos el sombrero al inmenso trabajo de este francés de 33 años que se ha trabajado todo el juego sin ninguna ayuda, nada más que de su ingenio y su pasión por las aventuras gráficas como Broken Sword, Mundodisco, o Hotel Dusk.
Jugabilidad
En el apartado jugable nos encontramos con el típico point and click de consola, es decir, con el joystick izquierdo lo movemos a modo de ratón, el botón A para seleccionar los objetos o interactuar con los personajes del juego, el botón B para el menú, la Y para lanzar el menú superior y ver las misiones, objetos necesarios para cierta parte de la misión y las galletas que tenemos (luego llego a eso), con el LT aceleramos el ratón, el X para resaltar los objetos de la habitación donde nos encontramos, la cruceta para seleccionar los objetos dentro del menú objetos, y el joystick derecho que nos hace un zoom por donde va el ratón para que veamos todo con más detalle y así no saltarnos algún objeto que sea difícil de seleccionar.
Además de eso nos encontramos con diferentes minijuegos que amenizarán bastante nuestro periplo que van desde pesca hasta un juego de baile. El título cuenta con una ayuda por si te quedas atascado, que son las antes mencionadas galletas, las cuales al comerlas nuestro protagonista tendrá un momento de lucidez y nos dará una pista del siguiente paso que tenemos que tomar. Además, también nos reta a que completemos las muertes de nuestro protagonista, sí, como leéis, en cada episodio tienes varias formas de morir o de llegar a la pantalla de Game Over y nos invita a que las saquemos todas, ¿por ejemplo? Hacerte una fotocopia del culo en la comisaría de policía por una apuesta y que sin querer nuestro protagonista se cree que se tira un pedo… Pero este va sin querer acompañado de un regalo… Y así hasta un total de 68 pantallas que podremos desbloquear.
Duración
El juego nos ha durado unas 9 horas sin completar todos los coleccionables, que son en este caso galletas y muertes, una duración más que correcta para este tipo de género que deben combinar muy bien la duración del juego y que no se acabe haciendo pesado. Os podemos asegurar que esas horas se nos han pasado volando siempre esperando la próxima tontería que puede soltar por la bocaza Bjorn y eso hace que se pase aún más rápido, aunque en el caso que seáis unos expertos en el género, es más que posible que en unas 7 horas lo tengáis terminado. Eso sí, para sacar todos los coleccionables es posible que os dure unas 12, además si os saltáis alguno es más que probable que tengáis que hacerlo en una segunda vuelta.
Conclusión
Es curioso como al escribir un texto te percatas de que aquello que no has disfrutado mientras lo juegas, una vez repasándolo y reposándolo con calma es cuando por fin nos damos cuenta de lo equivocados que podemos llegar a estar, y eso es un poco más o menos lo que nos ha pasado a la hora de analizar este juego. Y es que si es verdad que mientras lo juegas hay detalles que te pasan un poco más desapercibidos o detalles a los cuales les das menos importancia, sabes que están ahí por un motivo. Y es solo después de acabarlo de jugar y acabar este análisis en la que por fin ves que la esencia de los esos grandes clásicos de las aventuras gráficas como Broken Sword están ahí, que esos juegos que tantos ratos de diversión han dado a muchos jugadores amantes de las buenas historias, mejores, peores, serias o divertidas, están plasmadas en esta obra que cada diálogo, cada palabrota, que cada situación están ahí por el amor de su creador a este género.
Si, el juego tiene fallos, cosas como textos sin traducir o puzles que están mal explicados. No es un pixelart como Thimbleweed Park, aunque insistimos que no lo pretende, ni es posible que sea la aventura gráfica definitiva ni la más original. Lo que este juego quiere y consigue, además de que pasemos un buen rato, que nos riamos con Bjorn, que vayamos desvelando el misterio de las tablillas que sepamos quien era Demetrios… que aprendamos que las cosas del suelo no se comen o porque no es bueno meter los dedos en un enchufe. Pero, sobre todo, lo que pretende es que entendamos por qué este género, aunque ha pasado malos momentos, sigue en boca de todos, ya sea por parte de Telltale, Ron Gilbert o, a partir de ahora, Breton Fabrice. Porque, como se dice en la música, viejo rockero nunca muere.
*Gracias a Fabrice Breton por habernos proporcionado el material para la review.