Analizamos para Xbox Series el esperado, Wuchang: Fallen Feathers, una de las sorpresas de este verano, que llega de lanzamiento en Xbox Game Pass.
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Tras años en desarrollo por parte del estudio chino Leenzee Games, Wuchang: Fallen Feathers llega como la apuesta más ambiciosa de la compañía, y también como una de las producciones más potentes del país en el terreno de los soulslike. Publicado por 505 Games y desarrollado con Unreal Engine, este título no solo busca competir en igualdad con gigantes del género, sino hacerlo con una identidad propia profundamente arraigada en la historia y el folclore oriental.
La historia nos sitúa en un periodo ficticio inspirado en la dinastía Ming tardía, un tiempo de caos, rebeliones y supersticiones, en el que una misteriosa enfermedad llamada Feathering está provocando horribles mutaciones entre los habitantes. La protagonista, Wuchang, es una guerrera marcada por esta plaga, que se enfrenta tanto a monstruos deformes como a los ecos de su propio pasado mientras recorre la decadente región de Shu.
Wuchang no es una heroína al uso: es una figura trágica y poderosa, atormentada por el peso de la corrupción que la consume lentamente desde dentro. Esta dualidad se refleja tanto en su estilo de combate como en el sistema de Inner Demon, que añade una capa de tensión constante: si no controlamos bien su poder, puede volverse en nuestra contra.
El mundo que explora es igual de despiadado. Inspirado en la región de Shu, al suroeste de la antigua China, encontramos tierras corroídas por la enfermedad, donde la belleza natural y la decadencia espiritual conviven en equilibrio roto.
Lo hemos jugado en Xbox Series X, donde el título se lanza el 24 de julio en Xbox Game Pass. Y tras horas de juego, queda claro que no es un juego que te lleve de la mano. Aquí hay que aprender a base de golpes, de explorar con atención, y de aceptar que vas a morir muchas veces hasta entender cómo funciona el mundo y el combate, te exige, pero es satisfactorio de aprender y avanzar.
Apartado técnico
En Xbox Series, Wuchang: Fallen Feathers ofrece tres modos gráficos: calidad, rendimiento y uno equilibrado. Personalmente, he terminado optando por el modo equilibrado tras probarlos todos. El modo calidad se ve bastante bien, sobre todo en reflejos y ambientación, pero también es donde más se notan leves caídas de FPS, especialmente en exteriores amplios o durante combates con muchos efectos. El modo rendimiento es más estable, pero sacrifica bastante detalle visual. El equilibrado, sin ser perfecto, logra ese punto medio que permite disfrutar del combate con fluidez sin perder demasiada fidelidad gráfica.
A nivel visual, el juego apuesta por una ambientación muy personal, con un estilo muy marcado y referencias claras a paisajes tradicionales del suroeste de China. Las ruinas invadidas por lo sobrenatural, los bosques húmedos y los templos en decadencia están bien logrados, con niebla densa, iluminación tenue y una paleta de colores apagada que refuerza la sensación de descomposición y amenaza constante. No es un portento técnico, y se nota cuando lo comparas con títulos más punteros del género, pero la dirección de arte sabe aprovechar bien los recursos disponibles. El diseño de enemigos y mutaciones por Feathering es grotesco y único, aportando identidad al conjunto.
El juego sorprende con zonas más frondosas y vivas, como bosques húmedos y cascadas que rompen la monotonía visual. Además, no todo son mutaciones grotescas: hay una buena variedad de enemigos humanos y criaturas distintas, lo que enriquece la formula y aporta variedad tanto el diseño artístico como el ritmo de los combates.
En lo sonoro, me ha sorprendido gratamente. Los efectos de los combates tienen fuerza, los impactos se sienten contundentes y hay detalles cuidados como ruidos lejanos que anticipan emboscadas o zonas peligrosas. He jugado con las voces en chino, que le dan más coherencia a la ambientación, aunque también pueden ponerse en inglés. Los textos están totalmente en español y la localización es bastante buena. La música sabe cuándo desaparecer para dejar espacio al entorno y cuándo elevarse durante los jefes.
Jugabilidad
Aquí es donde el juego realmente brilla. Wuchang: Fallen Feathers no se anda con rodeos: exige atención, memoria y sangre fría desde el primer combate. No es un soulslike que te dé la bienvenida con una curva suave. Al contrario, desde el principio te pone a prueba y te deja claro que si no aprendes de tus errores, vas a morir mucho. La protagonista, Wuchang, dispone de un sistema de combate llamado Skyborn Might, que potencia sus ataques y habilidades especiales. Dominarlo no es opcional: es la clave para sobrevivir. Este sistema permite ejecutar combos, lanzar habilidades elementales y activar el poderoso swift draw cuando llevamos dos armas equipadas, una especie de contraataque fulminante que cambia las tornas en un instante.
El combate tiene ese peso contundente que recuerda a Lies of P, pero con una capa más táctica, especialmente cuando entran en juego el posicionamiento y las habilidades. No es tan rápido como Sekiro, ni tan meticuloso como Dark Souls, pero encuentra un término medio interesante. Aquí no basta con esquivar: hay que leer al enemigo, esperar el momento y saber cuándo activar Skyborn Might o cuándo usar al Inner Demon, una criatura que puede ayudarte… o condenarte si no lo gestionas bien. Es un riesgo constante, pero también una herramienta poderosa para los jugadores que sepan dominarla.
El Skyborn Might es una habilidad central que potencia ataques especiales y combos, mientras que el Inner Demon actúa como un ente salvaje que puede ayudarte en combate.
El diseño de niveles, por su parte, es principalmente lineal, pero con elementos semiabiertos que permiten descubrir rutas alternativas, atajos y secretos. No hay mapas complejos, pero el entorno está lleno de estructuras que sirven como puntos de referencia visual, algo muy útil en un mundo donde todo puede matarte en dos golpes. Explorar se siente denso y tenso, como en los mejores momentos de Bloodborne, y la recompensa suele merecer el riesgo.
A nivel de personalización, hay muchas posibilidades. Cada arma tiene su propio estilo y ritmo, desde espadas pesadas hasta garras o lanzas, y combinarlas con armaduras que ofrecen bonificaciones, colgantes que alteran estadísticas, encantamientos elementales o consumibles estratégicos permite construir tu propia forma de jugar. Las builds pueden adaptarse al estilo de cada jugador y eso siempre es un plus en este tipo de juegos.
Eso sí, no todo es perfecto. Hay momentos en los que el sistema de colisiones y la detección de impactos no están tan afinados como deberían. Algún que otro enemigo puede quedarse atascado en animaciones o repetir algunos patrones demasiado obvios, aunque nada que se pueda considerar un punto muy negativo. Pero incluso con estos detalles, la sensación general en combate es intensa, exigente y muy satisfactoria. Wuchang no intenta reinventar el género, pero sí aporta mecánicas propias y un tono único que lo sitúan como una propuesta muy seria dentro del panorama actual.
Duración
Estamos ante un juego que no regala nada. Exige tiempo, atención y constancia, no por su tamaño, sino por cómo plantea cada enfrentamiento y cada obstáculo. Las zonas están diseñadas con mala idea, y los combates contra los jefes requieren reflejos, estrategia y adaptación constante. La dificultad sube con claridad, y llega un punto en el que un solo fallo puede arruinar minutos de progreso. Y aunque no queremos desvelar detalles concretos, hay más contenido del que parece, pero preferimos que lo descubras tú mismo.
Gracias a la personalización del personaje, las mejoras, el combate y la exploración, esta aventura puede superar fácilmente las 25 horas si decides profundizar en todo lo que ofrece. Subir de nivel, mejorar tus recursos y tomar decisiones en momentos críticos hace que cada avance se sienta ganado a pulso.
Conclusión
Wuchang: Fallen Feathers no intenta competir con los gigantes del género, pero se gana su sitio con honestidad, esfuerzo y una identidad propia. No es un título que sorprenda por sus mecánicas, ni por un despliegue técnico puntero, pero sí transmite ese pulso constante de peligro y recompensa que hace grande a este tipo de juegos. La ambientación, el diseño de criaturas y la manera en la que exige al jugador (sin hacer concesiones) lo convierten en una propuesta sería para quienes buscan algo más que un simple reto.
Puede que le falte algo de pulido en lo técnico o que no tenga el impacto visual de un Lies of P o Sekiro, pero lo compensa con personalidad y una dirección artística que sabe cómo sumergirte. Y lo más importante: no te trata como a un espectador, sino como a un participante activo. Si fallas, aprendes. Si vuelves, mejoras.
El 24 de julio llega a Xbox Game Pass, así que si llevas tiempo esperando un juego que no te lo dé todo hecho y te obligue a mejorar a base de intentarlo una y otra vez, aquí tienes una nueva oportunidad para demostrar de qué estás hecho.
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Apartado técnico80/100
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Jugabilidad89/100
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Duración85/100
Lo mejor
- Combate desafiante y variado, exigente pero muy satisfactorio
- Una ambientación original, con toques culturales únicos que lo diferencian del resto de soulslike
- Disponible en Xbox Game Pass desde el día uno, ideal para descubrirlo
Lo peor
- Algunas caídas de FPS y fallos de colisión pueden afectar en algunos momentos
- Visualmente no sorprende, aunque es resultón globalmente





