Estamos ante una adaptación de un juego para Android medianamente lograda. Un simpático guiño a los años 80 que queda en un entretenimiento fugaz para pasar un rato, el mismo que se tarda en desbloquear todo lo que tiene que ofrecer este juego.
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Aquellos maravillosos años 80, cuánta añoranza para aquellos que fuimos privilegiados testigos de un tiempo en el que las recreativas arcades hacían que grupos de niños se agolparán alrededor de una máquina, con sus cinco duros en la mano, esperando su turno para poder jugar. Es esa misma añoranza a la que aboga Katata Games para traernos este Top Run, un juego sin excesivas pretensiones que trata de sumergirnos en aquella época, donde la diversión y la destreza del jugador ponderaban por encima de los gráficos o un apartado estríctamente técnico. ¿Quién no ha pronunciado alguna vez eso de «eran tiempos mejores»? ¿Realmente lo eran o todo es producto de la nostalgia?
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Apartado técnico
A la hora de analizar este juego debemos tomar una premisa importante: Es un juego diseñado para dispositivos móviles y la versión que tenemos entre manos, aunque sea la de Xbox One, no añade ninguna mejora significativa que vaya más allá de que lo manejamos con un mando y no con controles táctiles.
Como ya hemos dicho, se trata de un juego poco pretencioso con un apartado gráfico pixel art que nos pasa de resultón, aunque muy colorido. Esto no supone un problema, ya que se trata de eso, recrear la más pura psicodelia ochentera a base de neones y colores estridentes. El juego luce bien y los sencillos controles responden satisfactoriamente. Los dos escenarios con los que contaremos son bastante básicos, superposiciones de 3 capas en dos dimensiones que se van generando de forma aleatoria, utilizando un limitado número de recursos y objetos.
El apartado de sonido es uno de los fuertes del juego. Los efectos casan muy bien con las mecánicas y la banda sonora destaca especialmente con temas especialmente diseñados para que olvidemos en que año vivimos y sentirnos transportados a cualquier otro, de una época donde se hacía otro cine, otra música y, por descontado, otro tipo de videojuegos.
Jugabilidad
Puede que sea este apartado donde más cojea el juego. Top Run es un plataformas 2D de scroll lateral que cuenta con unas mecánicas muy limitadas. Como hemos dicho antes, debido a que es un título diseñado para android y no aprovecha las posibilidades que pueden otorgar las consolas de actual generación).
En este caso encarnamos a Kevin, un adolescente típico de la época (chaqueta deportiva y tupé incluidos) que, tras un fallo en su PC, deja que el videojuego al que se disponía a jugar escape e invada las calles de su ciudad, convirtiendo a todos los habitantes en enemigos digitales. Acompañado de su perro, Buddy, Kevin deberá lanzarse a una cruzada para recuperar los píxeles esparcidos por la urbe y que son la causa de todo el caos desatado.
Y así empezamos a jugar. Kevin corre y, cuando decimos corre, es que corre sin que tengamos o podamos hacer nada más que saltar o descender de plataformas para sortear a los enemigos, a excepción de un rayo que podemos lanzar para destruirlos. El problema es que este disparo con el que contamos facilitaría demasiado la tarea si fuese infinito. Por eso, los creadores decidieron (o así lo entendemos) limitar esta capacidad a un cargador que se cuenta por disquetes en la zona superior de la pantalla. Una vez agotado, debemos esperar a que se vuelva a cargar antes de poder volver a usarlos.
Aparte de esto, contaremos con algunos power ups o poderes especiales que iremos recogiendo, en forma de items, en nuestras frenética carrera hasta el infinito. ¿He dicho el infinito? Pues sí, el infinito, pues no existe fin de fase, ya que el juego se limita a correr por uno de los dos escenarios disponibles y realizar una serie de misiones, antes de chocarnos con algún enemigo y tener que volver a empezar. Estas misiones son del tipo, «elimina a 40 enemigos en una carrera» o «recorre más de 400 metros si usar el disparo». Así escrito puede parecer tedioso, pero tiene algo en su conjunto que te invita a correr una y otra vez y alcanzar esas metas propuestas por el mismo juego.
Por supuesto, ¿qué sentido tendría todo esto si no se nos ofreciera una recompensa por nuestro esfuerzo? Claro que las hay, y bastante variadas en comparación con otros aspectos. En el menú principal tendremos varias opciones para canjear nuestros puntos y píxeles recolectados. Entre otras cosas podremos mejorar el apartamento de Kevin con mobiliario y decoración o ponernos a los mandos de una bartop, donde podremos disfruta de un mini-juego que recrea el mítico space invaders. Además, podremos customizar tanto a nuestro protagonista, como a nuestro compañero canino, disfrazándolos con atuendos de personajes emblemáticos de los 80. De esta forma, podremos convertir a Kevin en Doc de regreso al futuro, Indiana Jones, un cazafantasmas, Freddy Krueger y hasta en el mismísimo Michael Jackson. Cabe destacar que cada una de estas skins incluye una habilidad especial propia como el triple salto, o ampliar nuestro contador de disparos.
Duración
El juego va a durar lo que el jugador quiera que dure o, dicho de otra manera, no existe una conclusión a esta aventura. Kevin no va a llegar nunca a salvar a la ciudad, por más veces o kilómetros que recorramos en sus escenarios. Sencillamente nos limitamos a completar retos cada vez más duros, que solo conllevan a iniciar otra carrera para completar o nuevos desafíos. Por lo tanto, la vida jugable de este título puede ir de unos minutos a cientos de horas. Todo depende de cuanto disfrute el jugador de lo que el juego ofrece.
En cuanto a las recompensas, estas no alargan sustancialmente la experiencia, pues basta con unas pocas horas y un mínimo de habilidad para hacerte con el catálogo completo. así como las tres dificultades con las que cuenta tampoco ofrecen incentivo suficiente como para hacerlas relevantes.
Conclusión
En definitiva la versión para Xbox One de Top Run no nos deja olvidarnos que se trata de un juego diseñado para sistemas móviles, con mucha más cabida en el mundo de los dispositivos portátiles que en un catálogo tan rico y extenso como el de Xbox One. Microsoft apuesta fuerte por los juegos independientes y en este apartado tampoco sale demasiado bien parado, en comparación con otros juegos del mismo corte con mucha más profundidad en sus mecánicas, historias y apartados técnicos. No obstante, nos puede ofrecer una alternativa más que válida, para esos momentos en los que contamos con solo unos pocos minutos libres y nos da pereza elegir un juego más complejo, sobre todo para los melancólicos de la mejor época del arcade.