Es un rebelde, no tiene pulso, ni verguenza ninguna. Stubbs el Zombie pretende arrasarlo todo y nosotros le ayudaremos a ello.
Echa un vistazo a estos otros análisis
- Análisis de Dragon Quest III HD-2D Remake – El regreso de un clásico atemporal
- Análisis de Death Stranding: Director’s Cut para Xbox Series – Un auténtico juego de culto
- Análisis de Squirrel with a Gun – Cuando no debemos meternos en el camino de una ardilla
No te pierdas nada y ¡Síguenos en Google News! |
El viejo Stubbs the Zombie vuelve a esta generación por sorpresa, quizá motivado por el éxito de tantos retrocompatibles lanzados, ya que aunque los pudimos disfrutar en su día lo recordamos con cariño, muchos ni siquiera saben de que título estamos hablando. Y ojo, porque menuda joya se os escapó.
En 2005, con una Xbox original en su mejor momento y rendimiento, apareció Stubbs the Zombie, un título de acción en tercera persona protagonizado… por un zombie. Esto, en condiciones normales sería algo rocambolesco y extraño, pues los no-muertos no se caracterizan precisamente por su agilidad, pero digamos que nuestro protagonista es algo especial y a pesar de llevar una pierna a rastras, no es lento, ni poco letal.
Una de las mayores características del título es su estética, que en su día apostaba por una ambientación retrofuturista, muy resultona y que nos situa en la ciudad de PunchBowl, una gran urbe fundada por el multimillonario Andrew Monday. El destino de Stubbs se sella 26 años antes, cuando muere a manos de su suegro Otis, el padre de Maggie Monday, su querida prometida. Al final, Stubbs pasa a ser abono para el campo, pero su inesperada vuelta sería terrible, causando el caos total a su paso, en venganza por lo sucedido.
Pero lo que empieza con canciones bonitas y una estética simpática pronto se volverá toda una hecatombe zombie, incluidas desmembraciones y mucha mucha sangre. Pero ya sabéis que pasa con muchas películas Z, que el humor impera. Y en Stubbs the Zombie, este es el caso. Veremos a ver que tal nos lo hemos pasado con este remaster.
Suscríbete al canal de GX en Youtube
Apartado técnico
Primero, hay que dejar claro que esto no es un remake ni mucho menos. Un remaster, de un juego de 2005, con las texturas, resolución y fps subidos de vueltas. Lo cierto es que si salvamos la parte evidente de desfase absoluto y arcaico del diseño de escenarios, nos queda un juego bastante interesante, sobre todo por la inusual cantidad de espacio libre y los grandes mapas con los que cuenta, ¿sabéis por qué?
Porque una de las excusas con las que se promocionaba Stubbs the Zombie es que cuenta con el motor de Halo. Si, nuestro Halo. Y eso, conforme sabes el dato, comienzas a comprender como se maneja tan extraña y dinámicamente bien todo el conjunto. Porque no os creais que nos limitaremos a ir caminando y ya. Digamos que Stubbs tiene habilidades muy especiales y concretas que ahora os describiremos en profundidad en el apartado jugable, que aportan una variedad esencial al conjunto.
Siendo sincero, recordaba más presencia musical en el título original, con ese conocido tema “Lollipop” como bandera y una serie de canciones buenísimas de los 50, pero en este remaster parecen haberse diluido en mi recuerdo, como si algunas de ellas se hubieran visto afectadas por un problema de derechos que se hayan perdido con el tiempo. El título está en inglés y las pocas conversaciones con las que cuenta siempre son hilarantes, por suerte, contaremos con unos correctos y grandes subtítulos al español (que deberemos de activar nada más iniciar el juego) para comprenderlo todo.
Jugabilidad
El paso del tiempo se nota, y con Stubbs the Zombie tenemos un buen ejemplo de ello. Siendo sinceros, el juego se nota totalmente desfasado por no aportar ningún desafío mas allá del de no morir, ya que las situaciones son casi por completo de tirar para adelante arrasando con todo. Pero no se puede decir tampoco que no es divertido, pues las habilidades del protagonista se obtienen pronto y nos proporciona un importante abanico de opciones con las que enfrentarnos a nuestros enemigos humanos.
Desde lanzar nuestro páncreas como si fuera una granada explosiva (con detonación controlada incluso) hasta hacer rodar nuestra cabeza como si fuera una bola de bolos con traca final, son varias las opciones de ataque que tendremos, aún contando con que Stubbs podrá regenerar su vida automáticamente segundos después de dejar de recibir daño.
Pero si el combo de “pedo explosivo” no fuera suficiente, el remate siempre será el mismo: Comer cerebros. Lo cierto es que resulta inquietantemente divertido ver como agarramos a nuestras víctimas y les mordemos la cabeza entre alaridos en los que se lamentan de su vida, llaman a su madre, dicen que tienen mujer e hijos y su vida se desvanece en un instante. Esta acción nos proporcionará vida de inmediato, pero quizá la mayor habilidad de Stubbs no sea ninguna de estas.
Ya sea golpeándolos con nuestras manos, nos comamos su cerebro, les arranquemos un brazo y lo usemos como arma o les hagamos volar por los aires con nuestros putrefactos explosivos, el resultado será el mismo: Se convertirán en zombies a los pocos segundos, sumándose a nuestras filas. Pero no penséis que nos seguirán de forma inteligente o algo parecido. Como estúpidos descerebrados que son, solamente podremos empujarles para que se dirijan a un objetivo en concreto o silbarles para que se acerquen a nosotros, acciones sencillas que pueden resultar muy útiles.
Además, controlar a Stubbs no será lo único que hagamos pues nuestra mano, al más puro estilo “la cosa” de La Familia Adams, podrá actuar por su cuenta, subir por las paredes o el techo y lanzarla sobre un humano, para poder controlarlo remotamente cual juguete radiocontrol. Esto da una nueva gama de posibilidades, pues si tiene un arma, podremos dispararla y acabar con zonas de enemigos que no podríamos atravesar fácilmente con nuestro podrido amigo.
Como el motor de Halo tiene que tener su protagonismo, Stubbs podrá manejar vehículos para recorrer esos grandes escenarios, los cuales se manejan exactamente igual que el Warthog y por supuesto, atropellar sin piedad a los transeúntes, sin embargo, no compensa, porque no se convierten en zombies (jaja).
Duración
Seguro que no lo esperábais, porque lo cierto es que no hay muchas pistas, pero Stubbs the Zombie cuenta con cooperativo a pantalla partida, para que dos amigos manejen a su propio Stubbs y la líen pardísima en PunchBowl City. Es divertido, pero se hace mucho más fácil para nosotros avanzar con un compañero, por lo que es un modo que funciona, pero que no aporta nada más allá de poder compartir el sofá con tu amigo.
La aventura no tiene misiones secundarias ni nada parecido, como hemos comentado, es una fase detrás de otra -y hemos de decir que casi sin conexión alguna entre ellas- hasta que lo terminemos, algo que nos llevará entre 7 u 8 horas, dependiendo de si nos atrancamos en alguna zona, cosa poco probable.
Conclusión
El tono humorístico y gore de la típica película de zombies se mezcla con una estética retrofuturista en esta aventura en tercera persona. Si nunca has podido probarlo, te lo recomiendo con reservas, pues realmente no hay apenas títulos que se le parezcan en la propuesta, pero en su día ya tuvo una recepción más bien tibia por su falta de cohesión entre fases o incluso una manera más inteligente de usar las divertidas habilidades del protagonista.
Este remaster viene con las actualizaciones básicas en su puesta al día, tratándose de casi un port con la resolución y la tasa de frames adaptados, al que por momentos casi pudiéramos considerar un mod del Halo original. El tema está en que personalmente fue un juego que siempre he recordado con cariño, pues me hizo pasar un rato muy entretenido y me lo ha vuelto a hacer pasar de nuevo. Hubo un tiempo en el que Stubbs the Zombie tenía una secuela planeada, y lo cierto es que las capacidades de hoy en día permitirían algo fascinantemente diabólico.
Solo cogiendo su propuesta y habiéndola puesto al día, como si un remake se tratara, estoy seguro de que hubiera tenido una acogida importante, pues poner como héroe a un zombie que destroza una corrompida sociedad de gente que se cree estar por encima de todo, tiene su encanto.