Xbox One recibe en su catálogo un juego de los que no solemos ver a menudo en está generación, no te pierdas el análisis de Shikhondo - Soul Eater.
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No podemos negar que para muchas personas, Arcade es sinónimo de videojuego, sobre todo para aquellos que crecieron en jugando con las máquinas recreativas en un momento en el que una moneda de 25 pesetas significaban una oportunidad más para poner a prueba nuestras habilidades. Dentro del Arcade destacaban con gran fuerza los shoot ‘em up, aquellos juegos en los que nos abríamos paso por el mapa disparando a las hordas de enemigos que se nos ponían por delante.
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Ahora, desde el estudio independiente DeerFarm nos presentan un la evolución del shoot ‘em up con Shikhondo – Soul Eater, un bullet hell que pondrá a prueba nuestros reflejos en una sucesión frenética de enemigos que llenarán nuestra pantalla de proyectiles de diferentes formas y colores.
Shikhondo – Soul Eater no tiene una historia que se desarrolle normalmente, sino que nos introduce directamente en un mundo en el que los yokai (demonios de la mitología japonesa) han escapado del limbo y nosotros nos enfrentamos a ellos para destruirlos y recuperar las almas atormentadas que han sido capturadas.
Sin embargo, esta premisa más que aportar al desarrollo de una historia, será más bien la excusa para presentar el apartado artístico del juego por parte de DeerFarm, sin duda uno de los puntos más sólidos del título.
Pero mejor, vamos a ver todo esto con más detalle.
Apartado Técnico
Como decía, el apartado técnico y sobre todo artístico es el punto más fuerte de Shikhondo – Soul Eater.
En lo que se refiere a su apartado gráfico, encontraremos que ha sido dibujado a mano, con fantásticos resultados. Ya no solo los diseños de los yokai que abarrotan la pantalla muestran una gran calidad, sino que el nivel de detalle en cada uno de ellos así como del propio escenario, muestra un enorme cariño por el trabajo desarrollado.
Por otro lado, al tratarse de un bullet hell, en ocasiones nos veremos sobrecogidos para la ingente cantidad de proyectiles que poblarán el escenario, de multitud de formas y colores y que formaran figuras geométricas creando la sensación de caleidoscopio de forma contante a lo largo de los niveles, lo que en ocasiones deleitará nuestra vista pero que puede llegar a ser agobiante si estamos mucho tiempo frente a la pantalla. El único pero que se podría encontrar es quizás la excesiva sexualización de los jefes finales, con atributos desmedidos que, además, siguen los cánones occidentales y pueden alejar un poco de ese mundo de mitología asiática en el que nos movemos. Sin embargo, no podemos pasar por alto la originalidad de su diseño y el esfuerzo de los desarrolladores en la creación de estos seres terroríficos.
Otro punto de mención es el apartado sonoro. Sin duda, es una apuesta arriesgada que puede disgustar o enamorar al jugador. Y es que Shikhondo – Soul Eater nos presenta una banda sonora basada en música electrónica, que mezclará sonidos de tecno, psytrance y drum & bass y que aportaran un enorme frenetismo a cada uno de los niveles. Como decíamos, una apuesta arriesgada, dado que este tipo de música no es del gusto de todo el mundo. Sin embargo, sí os recomendamos a todos aquellos que juguéis a Shikhondo – Soul Eater que os dejéis llevar por ella: la música está perfectamente implementada, los cambios de ritmo acompañan la aventura en cada momento y desde luego puedes pasar un rato muy, muy divertido.
En cuanto al idioma, el juego está totalmente en inglés, pero no será ningún problema dado que no hay ninguna historia que seguir y no tendremos absolutamente ningún tipo de inconveniente en este aspecto.
Jugabilidad
Shikhondo – Soul Eater es, como venimos diciendo, un shoot’em up bullet hell, en el que encontraremos la pantalla totalmente llena de enemigos y proyectiles a los que esquivar. Para ello, el título nos ofrece un manejo del personaje muy fluido y absolutamente preciso en todo momento, aunque sí es cierto que un poquito más de sensibilidad en el joystick no hubiera venido mal.
No todo es perfecto, en muchas ocasiones la pantalla está tan atestada que no sabemos muy bien por dónde podemos escapar, por lo que, como en muchos juegos del estilo, los niveles acabarán convirtiéndose en un ejercicio de ensayo y error en el que tendremos que aprender los patrones de ataque de nuestros enemigos y saber por dónde esquivar sus proyectiles. Por cierto, a pesar de que nuestro personaje es bastante grande, que no cunda el pánico, únicamente recibiremos daño si nos golpean en un pequeño punto verde que tenemos en el centro del cuerpo.
En el juego contaremos con dos personajes seleccionables: The Grim Reaper y The Girl. Ambos tendrán diferentes cualidades y ataques especiales, siendo lo más destacable que The Girl tendrá dos orbes que atacarán automáticamente a los enemigos laterales mientras que The Grim Reaper contará con un ataque que ocupará toda la pantalla. Además, contaremos con un ataque especial, llamado Soul Gauge, con el que destruiremos todos los proyectiles de pantalla en ese momento y, si está lo suficientemente cargado, entraremos en un modo de ataque más poderoso, que hace más daño y nos dará mayor puntuación.
Shikhondo – Soul Eater cuenta con varios modos de juego: Arcade, Hardcore, Boss Rush y Cooperativo local.
En el modo Arcade simplemente iremos pasando los niveles, contaremos con continues en caso de morir y nuestro Soul Gauge se cargará con normalidad. El modo Hardcore solo nos dará una única vida y no tendremos continues, aunque como pequeña ayuda nuestro Soul Gauge se cargará el doble de rápido. En el modo Boss Rush nos iremos enfrentando a cada uno de los 5 jefes finales uno detrás de otro, lo que supone un desafío más que interesante. Por último, cabe destacar que existe un modo para principiantes con menor dificultad y otro en el que podremos personalizar nuestras partidas.
El juego es a todas luces difícil y muy exigente en sus niveles más avanzados y tendremos que echarle bastante tiempo para poder completarlos todos. Si lo que queremos es pasar un buen rato, decantarnos por las dificultades menos exigentes será la mejor opción.
Duración
Sin duda el punto más débil del juego, y es que por muy difíciles que sean los niveles superiores, Shikhondo – Soul Eater solo cuenta con 5 pantallas diferentes terminadas en 5 jefes finales, por lo que la aventura se puede completar en poco más de media hora.
¿Es rejugable? Sí, por supuesto, es muy adictivo y lograr superar el modo Hardcore requerirá de largas horas de entrenamiento, además del modo cooperativo local, que siempre podremos desempolvar cuando recibamos visita en casa. Sin embargo, para aquel que no sea amante de este tipo de juego, la escasez de modos, historia y número de pantallas hace que pueda convertirse en una experiencia muy, muy corta.
Conclusión
Shikhondo – Soul Eater es un shoot’em up bullet hell frenético, en el que destacan por encima de todo su fantástico acabado artístico y su atrevida banda sonora. El título presentado por DeerFarm es sumamente exigente en lo que a dificultad se refiere y puede abrumar al jugador inexperto, por no decir que puede ser verdaderamente agotador tanto mental como visualmente prestarle mucho tiempo de juego de forma continuada. Asimismo, su duración es exageradamente corta y carece totalmente de una historia que pueda atrapar.
En definitiva Shikhondo – Soul Eater es un buen juego, con el que pasaremos un buen rato y seguro nos divertiremos tanto solos como acompañados.