Analizamos Shadowgate, un remake actualizado de la aventura clásica de 1987, que aún tiene mucho que aportar.
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En cualquier rama de la industria del entretenimiento echar la vista atrás suele ser algo muy común. No solo es útil para saber de donde venimos, sino también para recuperar usos y formas de hacer las cosas que no por haber caído en el olvido eran peores. En los videojuegos la remasterización, o reimaginación de títulos antíguos es común, e incluso la de crear nuevos juegos con el regusto retro en mente. El remaje publicado en 2014 de Shadowgate, una aventura clásica de los tiempos de 1987 llega ahora a consolas para traernos precisamente un tipo de experiencia que ya no solemos ver. Una aventura point & click plena de detalles, y con acertijos tremendamente ingeniosos y bien pensados, que también nos pide un poco de nuestra parte para rellenar con nuestra imaginación algunos de los espacios que la tecnología de la época no podía llenar.
En este remake realizado gracias a una exitosa campaña de Kickstarter entre 2012 y 2014, nos llega ahora a alta definición a las consolas, como ya en su día pasó de Apple Macintosh a la NES de Nintendo, allá por finales de los años 80. Estamos ante una verdadera joya que por increíble que parezca tiene aún cosas que enseñar a aventuras point and click mucho más modernas, e incluso exponentes de los RPG más aclamados. Un viaje por una extensa mazmorra en busca de Talimar, un miembro rebelde de un grupo de 12 hechiceros, que ha dado en llamarse El señor brujo, y planea sumir el mundo en la tiniebla despertando un mal antíguo que espera en la profundidad de una antigua montaña. A lo largo de nuestro análisis diseccionaremos por qué Shadowgate sigue siendo un juego excitante, y por qué merece la pena que cualquier jugador curioso vuelva sobre esta aventura, que ha resistido razonablemente bien el paso del tiempo.
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Apartado técnico
Aunque Shadowgate fue completamente renovado en 2014, las pantallas que nos iremos encontrando consiguen conservar cierto sabor añejo. Pretendidamente o no, esta aventura de espada y hechicería se nutre de la estética fantástica más camp, como si fuera una colección de cartas con motivos medievales comprada en un todo a cien. El Shadowgate de hoy consigue ser lo que alguien hubiera podido imaginar en aquel lejano 1987 que serían las aventuras en 2019. No es un trabajo totalmente artesanal y es cierto que hay algunos pasajes de las mazmorras que vuelan más bajo que el resto, pero por lo general estamos ante una reimaginación estética notable del clásico de hace tres décadas.
A nivel sonoro es también lo que nos esperamos. Las melodías del juego original están reinterpretadas orquestalmente con buen gusto, y sabiendo guardar ese sabor medieval de andar por casa, evitando caer en el “howardshorismo”, o lo que es lo mismo la imitación de los dejes de la trilogía de El Señor de los Anillos, que ha impregnado muchas películas y videojuegos aparecidos después. Muchos echarán de menos los ocho bits que, tal y como hemos dicho, dejaban volar nuestra imaginación un tanto, resultando seguramente más directos y pegadizos, pero la orquestación es excelente. El diseño de sonido quizá peca de ser un tanto “low cost”, pero nuevamente no desentona en el conjunto de un juego en el que lo que esperamos es más la preservación de las esencias, que modernidad.
Jugabilidad
A nivel jugable Shadowgate es un título sencillo pero bastante profundo, y que requiere de tener un tipo de astucia que los juegos modernos no suelen pedir al jugador. Al principio del juego nos encontraremos ante la entrada a unas catacumbas, y desde el primer momento deberemos explorar cada una de las pantallas con gran cuidado, puesto que es posible que existan numerosos objetos con los que interactuar o recolectar. A partir de aquí nos encontramos con infinitas posibilidades a nuestro alcance, para resolver una serie de puzzles de dificultad y exigencia de lo más variada. Tendremos que aguzar nuestro ingenio para no acabar perdiendo el tiempo, o directamente fracasando en el intento de superar algunas de las misiones secundarias del juego.
Además de recolectar objetos de misión, también conseguiremos armas, vestimenta y hechizos, que nos serán útiles en distintos puntos de la historia. Las indicaciones son mínimas, así que el ensayo y error además de nuestra propia inteligencia serán las armas que tendremos a nuestro alcance para averiguar como demonios seguir avanzando. Hay que incidir en que el título tiene varios niveles de dificultad que, al contrario de lo que solemos ver hoy en día, no consisten en convertir a nuestros enemigos en huesos duros de roer, sino en aumentar la complejidad de los puzzles que nos iremos encontrando. Si en uno de sus niveles de dificultad es suficiente prender fuego a un espectro para liquidarlo, en el nivel de dificultad superior necesitaremos un fuego concreto que solo se consigue de las velas de una sala contigua, por exponer esto con un ejemplo.
Como buena aventura point and click Shadowgate está pensado para ser jugado con teclado y ratón, pero en su conversión a consola se ha dotado al juego de una serie de menús radiales que una vez dominados son bastante ágiles. El juego nos obligará a utilizar todos y cada uno de los botones del control, pero no deja de ser como decimos bastante práctico y fácil de dominar. Lamentablemente tenemos que señalar un punto negativo para los jugadores españoles, y es que si no te manejas bien en inglés puedes tener algún problema con el juego puesto que el mismo no nos llega traducido al castellano.
Duración
Shadowgate como la mayoría de aventuras gráficas no es un juego largo… si conoces todas las respuestas, pero normalmente el jugador no las conoce y no es precisamente un título en el que sea un juego de niños deducirlas. En una partida jugada en nivel normal, si ya tienes experiencia con aventuras gráficas el juego puede superarse en unas cinco horas, pero como ya habíamos dicho Shadowgate cuenta con varios niveles de complejidad, que nos requerirán reunir más objetos, y hará que los puzzles sean más complejos, aunque no he jugado en el nivel máximo de dificultad calculo que entre las seis y las siete horas sería lo lógico para ese tipo de partida.
La existencia de un extenso mapa con muchas habitaciones, varios modos de dificultad, y unos logros muy bien pensados y mejor colocados, facilitan mucho la rejugabilidad al punto que me planteé, y de hecho empecé una nueva partida nada más terminarlo. Esto no solo habla bien de las posibilidades del juego de extenderse sobre el primer contacto que tengamos con él, sino de lo bien medida que está la duración de esa primera partida, y en definitiva de lo disfrutable que es el juego.
Conclusión
Shadowgate no es un juego para cualquiera. No todo el mundo está intetesado en exponerse a según que experiencia, y experimentar juegos que pide más del usuario en algunos sentidos de lo que el gran público está dispuesto a poner, y eso está bien. La evolución tiene un sentido, y aunque no todos los cambios son para mejor, el jugador actual no tiene ninguna necesidad de tirar de nostalgia, o arqueología videojueguil para disfrutar de su afición favorita en toda su dimensión. Sin embargo si estás interesado en conocer los orígenes de uno de los géneros que han sido más importantes en la historia de este hobby, puede que Shadowgate sí sea una obra esencial.
Por supuesto acudiendo a emuladores podrías disfrutar del juego tal y como era en los años ochenta, pero ya que estamos en 2019 podemos aprovechar esta estupenda reconstrucción del clásico seguramente te será mucho más digerible. Shadowgate no es para todo el mundo, pero es un título notable aún hoy en día, y sobre todo interesante.