Analizamos Raging Justice, un beat 'em up de acción frenética que nos lleva directamente a los clásicos de la década de los '90.
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Muchos fuimos los que disfrutamos del género beat ’em up durante la década de los ’90, cuando en los salones de recreativas o en nuestras casas nos pasábamos las tarde dándonos palos contra hordas de enemigos con malas pulgas. Con Raging Justice, MakinGames Ltd quiere volver a transmitir esa sensación de crudeza y violencia en un juego que bien podría haber sido lanzado en esa época, eso sí, con un apartado gráfico que nada tiene que ver con los 16 o los 32 bits de entonces.
La historia de Raging Justice es sencilla: nos pondremos en la piel de dos policías de armas tomar, la exmilitar Nikki Rage y el policía veterano Rick Justice, para acabar con la cada vez mayor delincuencia que se expande por Big Smoke City, ciudad donde se desarrollan los acontecimientos. A los protagonistas, se añade el personaje de Ashley King, un adolescente de 15 años que no ha tenido más remedio que aprender a defenderse de los peligros de la ciudad.
Apartado Técnico
Es innegable que Raging Justice bebe de los clásicos del género, pero si hubiera que destacar un nombre, sería el de Streets of Rage. Los escenarios, los combates, enemigos y armas son un recuerdo constante del juego desarrollado por SEGA en 1991.
Pero MakinGames Ltd no se ha quedado en 1991. El aspecto visual del juego es sin lugar a dudas llamativo. Huyendo del tópico de los 16 bits, Raging Justice nos presenta unos escenarios renderizados y modelos en 3D, en los que hay multitud de detalles y donde los acabados están muy cuidados. El juego en todo momento va fluido, a pesar de que en ocasiones nos podamos encontrar con muchos enemigos en pantalla y la optimización del juego es perfecta en este aspecto.
En cuanto al apartado sonoro, como no podía ser de otra forma, nos lleva directamente a los años ’90. Pero no solo por la banda sonora (cuyo número de temas es escaso), sino por los efectos que se dan durante el juego: los gritos de los personajes, el sonido de las armas y los decorados rompiéndose nos harán recordar los tiempos en los que buscábamos monedas de cinco “duros” entre los cajones para poder bajar a los recreativos.
En cuanto al idioma, nos complace decir que Raging Justice está completamente en castellano.
Jugabilidad
A estas alturas del análisis, no os sorprenderá que digamos que Raging Justice tiene un gameplay simple pero adictivo. No contaremos con grandes combos ni multitud de posibilidades a la hora de pelear. Aquí podremos dar patadas, puñetazos y agarrar para lanzar por los aires a nuestros enemigos. No obstante, se ha añadido un ataque especial más poderoso y algunos movimientos rápidos para desplazarnos por el escenario que dan una profundidad al combate lo suficientemente interesante como para no aburrir. Además, contaremos con un sistema de poli bueno/poli malo, en el que según nuestra forma de acabar con los enemigos progresaremos de una forma u otra. Lamentablemente, más allá de los logros o lo anecdótico, no supone ningún aliciente hacer las cosas de una manera determinada.
Además de nuestros puños, podremos coger armas que encontraremos por el escenario, las cuales también podremos lanzar a nuestros enemigos. Incluso podremos montar en algún vehículo en alguna de las fases del juego, lo que supone un soplo de aire fresco durante la partida, cosa que será de agradecer.
El juego contará con el modo historia principal, dividido por estancias que finalizarán con un enemigo final más poderoso, y un modo “pelea” en el que tendremos que sobrevivir a las hordas de enemigos que nos van llegando por medio de rondas.
Por otro lado, Raging Justice no es un juego fácil. Tiene tres niveles de dificultad y desde ya os avisamos que el más fácil de todos ellos puede suponer un reto las primeras veces que juguemos. Asimismo, contaremos con vidas limitadas. Una vez las perdamos todas, el juego nos dará la opción de continuar, eso sí, también un número limitado de veces, por lo que tendremos que ir con cuidado si no queremos tener que empezar desde el principio.
La guinda del pastel es su cooperativo local, con el que podremos jugar tanto en el modo historia como en el modo pelea con un amigo, lo cual hace de la experiencia algo diferente y mucho más divertido.
Duración
El talón de Aquiles del título. El juego nos ofrece un modo historia muy corto que podremos completar en una hora o menos, según nuestra habilidad. Eso sí, para ponerle remedio a este problema, el juego cuenta con una serie de retos que te proponen al principio de cada nivel. Aprovechando el sistema de poli bueno/poli malo, en ocasiones se nos pedirá que arrestemos a un determinado número de enemigos, completar el nivel en menos de un tiempo propuesto, etc. Además, el modo pelea nos da ese aliciente de superarnos a nosotros mismos para lograr sobrevivir el mayor tiempo posible.
Pese a estas opciones, a no ser que nos guste mucho este género, el juego no muestra los suficientes alicientes como para aportar una duración muy larga al título, aunque siempre nos quede la opción de desempolvarlo cuando juguemos con amigos.
Conclusión
Raging Justice es un homenaje a los beat ’em up de principios de los ’90 y no pretende ser otra cosa: nos ofrece un puñado de enemigos a los que tendremos que moler a palos y un gameplay sencillo que concuerda con el mensaje retro que quiere dar el juego.
Con un apartado gráfico que hace que el título goce de personalidad propia, Raging Justice lamentablemente no ofrece profundidad en unos apartados que podrían haber explotado. El sistema poli bueno/poli malo se queda en una mera anécdota y los retos no ofrecen ninguna recompensa más allá de alargar las horas de juego.
Eso sí, para los amantes del género o los nostálgicos de los grandes títulos de aquellos años, va a ser una vuelta al pasado divertida y que cumple con lo que promete sobradamente. Además, el cooperativo local le da ese punto a favor para hacer de Ragin Justice un título muy recomendable.
*Gracias a Team 17 por habernos proporcionado el material para la review.