Análisis de OmegaBot

Una aventura muy apropiada que nos permite disfrutar y hacernos sentir como en la vieja escuela, con un aire al estilo Megaman. Para los amantes de lo retro y clasico.

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La escena indie está recibiendo un flujo constante de títulos, con una gran variedad de juegos para todo los gustos y lejos de ser negativo el contar con tanta cantidad de juegos, muchos de ellos vienen a ofrecernos gratos momentos y pueden llegar a ser una sorpresa. Aunque siendo sinceros, los indies no son para todos los jugadores y es comprensible, el presupuesto, el tiempo y muchos factores que distan de las superproducciones es algo que los jugadores toman en cuenta al momento de elegir un título. Pero no podemos negar que a medida que transcurren los años, la calidad de estas propuestas va in crescendo.

Uno de los juegos que corresponde a esta descripción algo breve es OmegaBot, de la mano de Simon Carny. Y nos preguntaremos ¿quién es este desarrollador?, la respuesta más bonita que podemos dar es, que es una persona como lo pueden ser tú o yo, es un soñador que ha logrado materializar su visión. Es decir, que Carny por sus propios medios, tras alrededor de 2 años, ha logrado desarrollar y crear este nuevo título que hoy estamos analizando. Nos recuerda mucho a Eric Barone, creador de Stardey Valley, los sueños son posibles de realizar y estos juegos son la muestra de ello.

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En esta nueva aventura, vamos a estar en los engranajes de un pequeño y lindo robot llamado OmegaBot. En su historia, tiene la misión de recuperar los últimos vestigios del mundo que ha sido diezmada por un virus que ha consumido a la humanidad, contaminando toda forma de vida a su alcance. Pero, esto ha sucedido debido a que los humanos en cierta medida fueron cediendo a sus deseos y convirtiendo al mundo en algo más moderno, sin reconocer que existirían consecuencias, por eso nuestro pequeño amigo es el encargado de recuperar y devolver la esperanza de lo que aún nos queda.

Apartado Técnico

La vieja escuela está de regreso una vez más, Carny, ante sus arraigadas raíces y quedar enamorado de un título que lo mantuvo pegado al control en sus mejores épocas, ha querido plasmar su experiencia y recuerdos en este, su primer juego y nos trae en un estilo en 2D con un hermoso pixel-art, un mundo rico en píxeles que nos harán recordar a grandes del género como Megaman. Porque la reminiscencia es evidente, no es una copia ni nada por el estilo, sin embargo, si nos hace recordar esos momentos con el pequeño robot de Capcom.

Los mundos están plagados de colores muy variados, ya que tendremos un recorrido por diferentes escenarios y cada uno de ellos reflejará a su entorno: estaremos en la selva y veremos la vegetación, los árboles y el verde que se representa con este arte, también pasearemos por una ciudad o un conjunto de cuevas, todo se encuentra muy bien representado con el elocuente estilo. Nuestro pequeño robot contará con sus respectivas animaciones en la que podemos ver sus saltos, disparos de una manera fluida y dinámica.

El juego, a pesar de lo divertido y bien representado que está, posee ciertas áreas en las que nos encontraremos con extraños errores que harán que nuestro personaje se vea extraño o incluso nos dejará ver su barra de vida vacía, pero queda por unos segundos en un bucle hasta que pueda morir, son situaciones puntuales que ocurrieron y lejos de las mismas, solo afecta por instantes la acción del juego, no es algo que predomine en el juego. Por el lado del apartado sonoro, se siente cada pieza con una representación muy retro y que, a pesar de ser sencilla, es muy acorde con nuestra aventura.

Jugabilidad

Uno de los puntos fuertes del juego, es sin duda esta sección, la jugabilidad, que nos hará recordar esos recorridos de una aventura lineal, en la que nuestro pequeño robot, comenzará su viaje con un estilo parecido a clásicos como Cave Story o incluso Megaman. Es decir, con un desplazamiento lateral, acompañado con botón de salto y el de disparos. Pero nuestro ataque estará limitado al contar con una barra de resistencia, que se gastará en la medida que disparamos y agotando al pequeño OmegaBot, claro que se regenerará de forma automática si no volvemos a disparar.

Además, cada disparo nos hará retroceder ante la ráfaga de los mismos, haciendo que debamos ser cautelosos al atacar, todo es muy simple o eso pensamos al iniciar el juego, luego nos damos cuenta de que a medida que avanzamos y vamos ganando combates, tendremos la posibilidad de obtener nuevas armas. También podemos mejorar nuestras barras de salud y de resistencia, por medio de la moneda que vamos recolectando al acabar con cada enemigo. Por otro lado, existe una especie de orbe en forma de ojo, bien repartido en el juego y que nos servirá para canjear por nuevos skins y cada uno de ellos nos dará algún atributo (y cambiaran el color de nuestro pequeño robot).

Y es que una vez comprendemos la progresión y como nuestro personaje va incorporando sus mejoras, los enemigos irán incrementando su dificultad también y los escenarios nos darán un buen reto debido a los obstáculos que nos quitaran vida rápidamente. Algo común en el juego es morir en un par de ocasiones, pero no llega el extremo de un Megaman o Cuphead, son muertes que nos enseñan un patrón, ya sea de los enemigos como de los escenarios, que superaremos una vez, nos llegamos a adaptar al ritmo del juego.

Existen varios alicientes en el juego, uno de ellos son los jefes (escasos y se pueden contar una mano) que en los primeros enfrentamientos, no es muy marcada la dificultad, pero si nos dan a entender que poseen varios ataques y una segunda fase durante el enfrentamiento, con una recompensa al final del mismo y con alto grado de satisfacción al poder combatirlos. Pero en los últimos jefes, por no decir el último y penúltimo, nos costará un poco poder vencerlos luego de morir un par de ocasiones. Además, existen áreas ocultas con recompensas, y dependerá de nuestros conseguirlas.

Duración

Nuestra experiencia con el juego ha sido muy gratificante, el avanzar y recorrer los niveles es algo que fluye de forma tan natural, que el tiempo transcurre muy rápidamente, diluyendo al título en cada progreso. Debido a esto, nos dará la sensación de estar ante un juego corto y al hacer nuestro primero recorrido nos podemos llevar un par de horas en poder terminarlo. Con esto podremos terminar el juego en una sesión, ya esto nos da a entender la longevidad del juego y que dependerá de nuestra habilidad finalizarlo rápidamente.

Algo que nos frenará un poco, por así decirlo y alargara la experiencia serán los combates con los jefes, pero al aprender los patrones se nos hará más sencillo vencerlos y tendremos esa sensación de satisfacción y logro que nos hace recordar juegos como Megaman, Cuphead, Metal Slug, Contra, se siente maravilloso poder avanzar. A la par, ciertos escenarios nos harán sudar un poco al tratar de superarlos, pero al igual que los jefes, una vez aprendamos como funciona, seremos capaces de superarlos.

Conclusión

Para culminar, estamos ante un juego que se siente muy personal, algo que Simon Carny, nos deja muy claro, ante su inspiración a los clásicos del género, por lo que los jugadores podrán sentirse identificados ante este título. Una grata experiencia que nos permite conocer un nuevo mundo a través de OmegaBot y que podemos experimentar con todo lo que su historia nos enseña.

El juego posee ciertos fallos técnicos que no dudamos puedan mejorarse con una actualización, además que no es algo recurrente y ocurre en unos escenarios en específico, pero que fácilmente pueden superarse. No podemos dejar de lado que es un juego corto pero cuya experiencia nos acaba dejando con ganas de más. La aventura es placentera de jugar y no decepcionará a los amantes de lo clásico y del género, siempre es bueno tener un juego que nos siga recordando que el pasado aún permanece entre nosotros y este juego es un tributo que no deberíamos dejar de pasar por alto.

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Franklin Eduardo

70/100

Nota final