La gente de Cyan vuelve a la carga para ofrecernos con Obduction, una aventura de ciencia ficción plagada de rompecabezas y misterios.
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Soy un soñador. Voy buscando algo que no sé muy bien que es, pero que existe. Por desgracia, ha pasado tanto tiempo que ese afán por buscar ha terminado por desvanecerse. Debo remontarme a la década de los 90, una época muy diferente, para recordar aquella fábrica de hacer sueños que era la extinta LucasArts, mostrando una generosa proliferación de aventuras que me permitieron vivir toda clase de historias y aventuras. Pero un día comenzó la debacle y solo unos pocos se resistieron a desaparecer.
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Aunque de forma intermitente, la gente de Cyan Worlds ha hecho todo lo posible para ofrecernos, desde los años 80, mundos de fantasía que parecían sacados de un sueño. Tal pareciera que la aventura no tuviese límites. Y si no que lo digan a Myst y su afán por soltar la mano del jugador para una mayor inmersión. Con Obduction, a cargo del mismo estudio, tengo la oportunidad de embarcarme en una nueva aventura con sensaciones que me han hecho rememorar tiempos pasados, pero con una nueva capa de pintura.
Apartado técnico
La desolación está presente al mismo tiempo en todas partes. Me siento solo y eso está empezando a afectarme más de la cuenta. Un puñado de hologramas grabados con imagen real es todo cuanto tengo, es todo lo que hay, a la hora de moverme por un mundo extraño. Un mundo que juega con distintas arquitecturas producidas por humanistas, en general como reflejo de épocas pasadas. Confusión, esa es la primera palabra que se me viene a la cabeza. Siento que estoy en varios sitios a la vez.
Desde zonas en las que la vegetación ya se abre camino a simple vista, hasta entornos que abogan (y apuestan) por la oscuridad. Es algo que supera los límites de la imaginación. Porque allí donde una cosa termina, empieza otra que da a la primera una significación más rica y que, poniéndola en contacto con el junto del mundo, le da su significación. Sin esto último, el mundo donde ahora resido jamás alcanzaría su plenitud, su plena coherencia y su efectividad. Y pese a que hay algunas ocasiones en las que el tedio se manifiesta de forma exacerbada y prolongada, este acaba convirtiéndose en una carga soportable. Al fin y al cabo, quiero escapar y despertar.
Jugabilidad
Las personas intuitivas suelen ser muy observadoras, se fijan en detalles para que otros pasan desapercibidos. Después de todo, el mundo de Obduction es una suerte de rompecabezas en el que cada persona arma las piezas de diferente manera. ¿Y qué papel juega la intuición en todo esto? La resolución de un misterio. Tiempo ha que perdí esa intuición. Tanto que al final me dejé llevar de la mano con el fin de vivir una vida tranquila. Si bien, estaba ávido de aventura y no me conformaba con pasar un día con la tranquilidad que ofrecía mi hogar
Dicha invitación a la aventura que me proporcionó el juego de Cyan Worlds, propició una especie de redescubrimiento para con unas sensaciones que creía haber olvidado. En medio de la nada, en medio de otro mundo que, aunque familiar, resultaba extraño desde el momento en el que un espacio reducido era capaz de conglomerar distintas zonas que hacían muchos esfuerzos por replicar las del planeta Tierra. Mi meta era un periplo en soledad tratando de buscar respuestas e interactuando con mecanismos que no reaccionaban delante de mis narices. Dicho desorden no encontraba su sentido frente a un orden no establecido.
No sabía adónde ir, excepto a todas partes. Las indicaciones eran escasas, pero importantes a la hora de orientarme. Los ya mencionados hologramas que otrora fueron habitantes de este extraño planeta, también se encargaban de ofrecerme consejos dentro de un contexto desconocido, aunque mentiría si dijese que no ha habido signo alguno de vida durante mi estancia. Alguien que se hace llamar C.W. ha sido la única persona con la que he conseguido interactuar. La única persona que me ha animado a buscar un sentido en mi vida, aunque fuese a través de la ventana de su propia bóveda.
Estaba claro que algo había pasado, pero no sabía el que. Mediante este desconocimiento y una sensación constante de intriga, fui abriéndome paso a través de un extenso tejido de rompecabezas que se prestaban a su resolución mediante el típico método de ensayo y error. La aventura no había hecho más que comenzar.
Duración
A veces, pierdo la noción del tiempo. Literalmente. De pronto, no sé dónde estoy, a dónde voy e incluso que día es. Y aunque la confusión puede durar apenas unas horas, resulta extraño. Me he enfrascado tanto en la imaginería de Obduction que pierdo la percepción de la realidad y de todo lo que me rodea. La primera vez que fui consciente de ello fue cuando afronté el primer obstáculo que encontré en mi camino. Un obstáculo en forma de rompecabezas capaz de hacerme maniobrar de forma inesperada con el riesgo de perder el control o, incluso, salirme de la vía.
Explorar con los cinco sentidos puestos, prestar atención a las pistas pertinentes y llevar un ritmo adecuado, pueden cambiar de sobremanera el desarrollo de esta historia. Tanto es así que un puñado de horas pueden convertirse en muchas más si la desorientación cobra un mayor protagonismo.
Conclusión
La paciencia es una virtud típica de las personas prudentes y sensatas que se construye a lo largo de toda una vida. Y si no que se lo digan a las muchas aventuras que he protagonizado a lo largo de la década de los 90 y que ya se encargaron de hacer énfasis en ello. Por desgracia, otras aventuras posteriores no han crecido con el mismo vigor y había algunas a las que les costaba florecer. Cuando todo parecía perdido y la esperanza desaparece, algo cambió. Porque gracias a Obduction, he vivido inmerso en un mundo dentro de otro mundo plagados de rompecabezas que han puesto a prueba mi paciencia así como mi capacidad para orientarme.
Es posible que esta aventura haya llegado a su fin, pero no puedo asegurar que mi persona haya salido indemne de la misma.
Agradecemos a Cyan Worlds el material proporcionado para poder realizar este análisis.