Analizamos Nine Parchments, un ARPG colorista y desenfadado, en el que un grupo de estudiantes de magia deberán recorrer exóticos parajes para conseguir encontrar los hechizos de un antíguo, y poderoso tratado de magia.
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Por azares de la vida videojueguil nunca pude probar Trine, ni su secuela, así que cuando me enteré de que Frozenbyte estaba a punto de lanzar un nuevo juego, el pasado mes de diciembre, me apresuré a mirar material sobre el juego, y la pinta no podía ser mejor. Nine Parchments es un dungeon crawler, enfocado al multijugador de sofá, aunque también puede jugarse online, colorista y de ritmo rápido, en el que un grupo de estudiantes de magia deben reunir las páginas de un viejo tomo destruido en una explosión, para aprender los hechizos que contiene. Esta suerte de Harry Potter meets Diablo tiene en sus posibilidades multijugador, y su estética sus mejores bazas, pero puede terminar siendo algo repetitivo, y es desconcertante la decisión de sus creadores de incluir relativamente poco loot.
El juego empieza a dar muestras de carencia de variedad cuando hemos conseguido ya tres o cuatro páginas del tomo mágico, si lo jugamos en solitario. Jugado con al menos un acompañante, esta posible falta de variedad queda enmascarada por la multiplicidad de situaciones, gracias a que Frozenbyte ha tomado una excelente decisión de diseño habilitando el fuego amigo (del cual podremos configurar su comportamiento), y además la posibilidad de combinar los hechizos de cada personaje, creando ataques que pueden aprovecha múltiples puntos débiles de los enemigos, muy útil sobre todo cuando nos enfrentamos a sus estupendos bosses. Probablemente mi opinión sobre el título sería peor de haberlo jugado enteramente solo, pero he podido experimentarlo a cuatro manos, y sube enteros de forma sorprendente.
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Apartado Técnico
Que Frozenbyte tiene una especial habilidad para aprovechar la coartada de la fantasía medieval, para crear juegos de gran belleza, no es ningún secreto. Nine Parchments aúna un diseño de personajes, y paleta de colores algo naif que no tiene miedo de resultar también un poco hortera, con un diseño artístico en los escenarios soberbio, con un nivel de detalle que hará que te distraigas de la acción para fijarte en lo que está ocurriendo en segundo plano, o en las increíbles vistas cuando estamos en un paso elevado. Al cabo de unas cuantas fases, empiezas a preguntarte si ese barroquismo en los escenarios no intentará esconder que en realidad son bastante repetitivos, y que se limitan a combinar una y otra vez los mismos elementos cambiándolos de orden, y es posible que sea así ¿Pero sabéis qué? Les funciona.
Gracias al trabajo artístico tengo la impresión de haber visitado catacumbas, playas, desiertos, frondosas selvas, e increíbles palacios de mármol blanco. Volviendo sobre el diseño de personajes, hay que señalar que han creado multitud de personajes desbloqueables, a los que hay que añadir las varas, y sombreros de mago que iremos encontrando a lo largo de nuestra partida, y que le dan un extra de variedad. Tampoco podemos dejar fuera a los enemigos y enormes bosses del juego, a los que desearíamos poder observar más de cerca, por su carisma y gran nivel de detalle. Los hechizos, y efectos de iluminación gozan del mismo cuidado, y el mismo buen aspecto que todo lo demás. Los amantes de la fantasía medieval más inocentona creo que tienen en el juego de Frozenbyte una cita ineludible, aunque solo fuera por el disfrute estético.
No podemos decir que la banda sonora esté a la misma altura, quedándose en un segundo plano, y limitándose a ser un acompañamiento funcional, que no rompa la magia de la atmósfera creada por el resto de elementos. Otro cantar son los efectos de sonido, aspecto que no se suele resaltar en los análisis, pero que en este caso quiero mencionar por su simpatía y gracia. Las voces y sonidos de los personajes, así como de los enemigos, nos llamarán la atención desde un primer momento, y se incluyen algunos guiños sonoros a otros juegos del género. Es increible la pasión con la que Frozenbyte ha trabajado todos los aspectos del emboltorio de Nine Parchments, y merecen tener su reconocimiento.
Jugabilidad
Nine Parchments no es un título tan abigarrado en lo jugable como lo es en lo estético, pero también tiene su enjundia. Cada jugador empieza con tres hechizos básicos, de una serie de «elementos» que deberemos retorcer y combinar en nuestras partidas para lograr vencer a los enemigos, puesto que algunos de ellos son inmunes, o pueden crear escudos de inmunidad a estos elementos, véase fuego, hielo, veneno y electricidad. Además tendremos la habilidad de teletransportarnos cortas distancias, lo que puede servir para salir de situaciones donde la pantalla se aprieta para acoger un gran número de enemigos. Además, en el caso de que compartamos la partida con otros jugadores, nuestros hechizos se podrán combinar en rayos super poderosos capaz de dañar a los enemigos de formas distintas.
Como ya adelantamos en la introducción, uno de los grandes aciertos de Frozenbyte ha sido su particular uso del fuego amigo. Podremos dañar a nuestros aliados, lo que dará lugar a todo tipo de situaciones divertidas y torpes a un tiempo. Además de los hechizos tenemos un ataque cuerpo a cuerpo bastante lento y torpe, pero que combinado con alguno de nuestros encantamientos puede resultar fatal para nuestros enemigos. Además de defenestrar enemigos, grandes y pequeños, y explorar los mapas, el juego nos tentará con algunos coleccionables que tendremos que estar muy atentos para localizar.
Ya hemos hablado del barroquismo y nivel de detalle de los escenarios, y precisamente esto jugará en contra de nuestra capacidad para encontrar las plumas de cristal, que si conseguimos encontrar, harán que mejore nuestra puntuación al terminar cada escenario. La densidad de follaje, charcos, luces, detalles, y colores, convertirán la labor de reunir los coleccionables en tarea a veces imposible, haciendo que el quedarnos a tan solo una pluma del total de cada escenario se convierta en un chiste recurrente en nuestras partidas. Además de estas plumas, también hay cofres a lo largo de los mapas, bastante menos numerosos pero aún más difíciles de localizar. Entiendo que el objetivo de estos coleccionables es mejorar la rejugabilidad del título, pero la escasez de cofres, y por tanto de loot lo que consigue es que el contenido de los escenarios parezca algo pobre.
Según vayamos superando los niveles, y a veces en medio de los mismos, subiremos de nivel y tendremos que repartir puntos de aptitud, en un árbol de habilidades, que aún siendo bastante simple resulta torpe y no termina de entenderse demasiado bien. El HUD no es uno de los fuertes de este título, así como nuestra capacidad para saber exactamente cuales serán los cambios al gastar los puntos, ponernos determinado sombrero de mago, o equipar determinada vara. Lo cierto es que todas estas modificaciones en nuestras estadísticas no se notan demasiado, y parecen un tanto aleatorias. La variedad de hechizos sin embargo está bastante mejor implementado, y algunos de ellos son bastante divertidos, y demuestran cierta creatividad. Si jugamos en grupo la especialización de cada jugador en un determinado «elemento» puede ser sin duda un valor, mientras que jugando solo, en la variedad tendremos un poderoso aliado.
Duración
Nine Parchments es un juego difícil, con un buen número de escenarios, que nos mete en aprietos a cada rato, y que se coronan con unos jefes bastante exigentes. En nuestra primera partida, jugando solos, lo más probable es que no consigamos superarlo antes de las 8 o 9 horas, y eso si no somos unos enfermos del completismo. Si nos empeñamos en conseguir todos los coleccionables, abrir todos los cofres, y desbloquear todos los hechizos, el juego podría agregar cuatro o cinco horas más sin duda. En su dificultad estándar el juego ya es bastante difícil, así que un segundo recorrido puede ser buen desafío, sobre todo si uno de nuestras partidas es en solitario, y la otra acompañados.
La propuesta de Nine Parchments, si bien es notable, tampoco está destinada a convertirse en un juego en el que podamos invertir innumerables horas, y por tanto la duración del título es la ideal. Quizá, dados los altos valores de producción en algunos aspectos, nos quedamos con las ganas de saber en qué se hubiera podido convertir este juego con más ambición, pero el plato que nos han servido es nutritivo y nos deja sin hambre, aunque no nos deje repletos.
Conclusión
Bien es cierto que las propuestas anteriores de Frozenbyte eran más innovadoras y únicas, pero Nine Parchments es un título muy cuidado, en el que se nota que se ha puesto detalle y cariño. Es una pena que el estudio no abrazase completamente la filosofía del dungeon crawler, y plagase los escenarios de cofres, barriles con báculos raros, y sombreros poderosos, y tampoco se echaría de más un mercader donde poder adquirir algunos objetos. No hubiera estado mal que se hubiera cuidado más el HUD y un árbol de habilidades un poco más variado, sin embargo no deja de ser refrescante que se plantee un juego de estas características que opte por premiar la habilidad, y la coordinación entre los jugadores, en vez de subir niveles y lootear los escenarios. Nine Parchments es perfecto para los que busquen pasar un rato agradable con sus amigos, y disfrutar de un juego verdaderamente precioso.
Frozenbyte es un estudio que ya pide un gran proyecto, que aunque no hablemos de un triple A, suponga una puesta de largo. Lamentablemente Nine Parchments no es ese juego, a pesar de ser un título notable, muy recomendable para cualquiera con posibilidades de ejercitar el noble arte del multijugador de sofá. En el momento en el que las interfaces de sus juegos se pongan al nivel de su departamento artístico, tendrán un hit entre manos. Nine Parchments es un paso en un buena dirección, y con el que reafirman su evidente calidad como creadores, pero uno demasiado tímido.
* Agradecemos a Lienzo el habernos facilitado el material para realizar esta review.