Analizamos Mulaka, la singular propuesta del estudio mexicano Lienzo, que sigue las aventuras de un chamán de la tribu de los Tarahumara, originaria del norte de México.
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Cuando nos ponemos frente a un juego basado en eventos, personas, o culturas reales, solemos encontrarnos tan a menudo con los mismos lugares comunes de siempre, que una propuesta como Mulaka, centrada en la mitología de la cultura Tarahumara, pueblo indígena del norte de México, resulta refrescante por definición. En Mulaka no estamos en el ampuloso y antíguo Egipto, ni en el Imperio Romano, ni por supuesto en ninguna de las guerras mundiales, sino ante los mitos y leyendas con el que los Tarahumara explican el mundo que les rodea. La cultura Tarahumara estará presente en las misiones, los enemigos, la música, y el diseño artístico del título, dotándole de una personalidad única, que lamentablemente vemos también en los apartados más estrictamente jugables.
Hablando en plata Mulaka es Hack N Slash de «yo contra el barrio» como podría ser Golden Axe, sus golpes sencillos, y sus movimientos especiales que se van desbloqueando poco a poco, incluido un arbol de habilidades que podremos comprar usando la energía mística que conseguimos, bueno, destrozando todo a nuestro paso. Sin embargo en cuanto a la exploración, aspecto, y sentido de la aventura, estamos ante un juego que bebe de aventuras clásicas como los Zelda de generaciones pasadas (incluido un guiño en uno de los logros que podremos desbloquear), lo que dibujará una sonrisa en la boca de los nostálgicos. Estamos ante una propuesta sencilla, agradable, bonita, aunque con algunos tropiezos en mecánicas y control, que os iremos desgranando en los siguientes apartados.
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Apartado Técnico
Mulaka es un juego pretendidamente modesto. Según sus creadores optaron por la estética lowpoly para que el juego pudiera funcionar en todas las plataformas posibles, incluyendo ordenadores poco potentes. La realidad es que no les ha salido nada mal la jugada, porque el juego da estampas verdaderamente preciosas. Es cierto que la estética lowpoly funciona mejor para escenarios que para personajes, y que podrían haber optado por otras soluciones para resolver el fuego o el humo, y no hubieran desentonado nada en el conjunto, pero en general el juego se ve tan bien o mejor que se juega. El diseño de la mayoría de enemigos es bastante atractivo, y en entornos naturales, o «urbanos» la estética tarahumara cumple sobradamente. El juego es bonito, y además tiene mucha personalidad.
No puedo dejar de destacar las escenas «cinemáticas» a base de bonitos dibujos y texto, que nos cuentan la acción que transcurre entre un nivel y otro, y que son a menudo de una calidad que se eleva por encima de la media del título.En cuanto al sonido estamos en un caso similar, aunque no se alcancen momentos de tanta brillantez como en el apartado visual. Las melodías que componen la banda sonora de Mulaka son bonitas, y lo suficientemente particulares para destacar, pero tampoco se puede negar que es una banda sonora funcional, que no pretende tener entidad propia, o que cuando menos no lo consigue.
Mulaka es un título de poco alarde técnico y sin embargo vistoso, por lo que otro tipo de consideraciones técnicas como hablar de su rendimiento, simplemente están de más. En Xbox One el título funciona sin problemas, y con una fluidez total sin importar el número de unidades en pantalla. A mitad de las partidas de este análisis el título recibió un parche que no pareció afectar de ninguna manera a su aspecto visual. Se hubiera agradecido enormemente el soporte para HDR, puesto que en un título tan colorista, y que hace muy buen uso de diferentes tipos de iluminación, habría aumentado enteros el atractivo estético del título, pero Lienzo es un equipo modesto, que ha seguido fiel a su visión de ofrecer la misma experiencia en todas las plataformas.
Jugabilidad
Jugablemente Mulaka es un titulo sencillo pero… no tanto. Podemos decir que sus mecánicas son algo básicas, pero que el conjunto alcanza cierta profundidad, que podría ser mayor si se hubiera conseguido una mayor integración y sinergía entre ellas. Por un lado tenemos dos tipos de golpe básico, uno fuerte más lento, y otro más rápido pero que causa menor impacto. Ambos golpes pueden encadenarse para formar pequeños combos, pero no combinarse entre ellos, o al menos no de forma fluida y eficiente. Nuestro protagonista tendrá además un golpe especial, que podrá ejecutar cuando haya reunido energía suficiente derrotando enemigos, y que afectará a todos los enemigos que se encuentren en la pantalla en el momento de ejecutarlo. Por otra parte, y según progresemos en la historia consiguiendo el favor de distintos espíritus animales, podremos ejecutar transformaciones que nos permitirán alcanzar determinados puntos de los escenarios.
La cosa no acaba ahí, además contaremos con algo así como «sentidos de chamán» que nos permitirán localizar nuestros objetivos en el mapa, cuanta vida le queda a nuestros enemigos, o incluso poder ver algunos de ellos imposibles de afrontar sin usar este poder. Además de todo esto podremos arrojar nuestra lanza a algunos enemigos, como forma muy rudimantaria (realmente muy rudimentaria) de ataque a distancia, y esprintar por el escenario pudiendo realizar ataques especiales mientras corremos. Es una pena que no se haya afinado más esta última mecánica, porque es bastante difícil alcanzar a nuestros enemigos por falta de precisión, y si se hubiera hecho un poco la vista gorda sería muy gratificante pasar arrasando con todo por un grupo de enemigos. Por supuesto un buen chamán no podría subsistir sin susmjkoi0 pociones, que deberás elaborar recolectando plantas en algunas zonas del escenario, sirviendo desde para recuperar energía, hasta para usarse como explosivos a modo de granada.
Como veis la forma de afrontar los combates es bastante variada, pero como ya hemos señalado la sinergía entre todas estas mecánicas es a menudo inexistente, arruinando muchas veces el ritmo de los combates. La parte del juego en la que no estamos combatiendo sapos jugantes, mantis religiosas mágicas, o alacranes saltarines, la pasaremos resolviendo puzzles para acceder a determinadas zonas, en las que encontrar las piezas de las puertas que nos permiten acceder a los jefes finales de cada escenario. Debo reconocer que me lo he pasado en grande con estos jefes, que son casi siempre lo mejor de cada uno de los «mundos», tanto a nivel jugable, como atendiendo a su diseño.
En definitiva, estamos ante un título que reúne una serie de mecánicas todas satisfactorias, pero que falla en conectarlas para crear un conjunto superior a la suma de sus partes. Dicho esto, Mulaka es lo suficientemente divertido para hacernos pasar unas buenas horas fascinados por su estética, y por las historias de los tarahumara sin mirar el reloj, y sin desear que se acabe. Los enemigos, las transformaciones, el plataformeo, y sobre todo los bosses, sin duda serán los puntos brillantes de tu partida si te decides a jugarlo.
Duración
Aunque tiene algo de exploración, y los niveles admiten ser rejugados, y escrutados a gusto, Mulaka es una aventura lineal con un inicio, y un final bien definidos. Para el contenido que nos aporta Mulaka, diría que esta es la duración perfecta si bien es cierto que se llega al final del juego aún con algo de hambre. Las historias tarahumara tienen tanto encanto e interés, que realmente no estaría mal que en un tiempo pudiesen expandir el juego, o probar con una secuela si este funciona bien comercialmente.
El juego no tiene opción multijugador, ni modo arcade alguno que pudiera servir para alargar la vida del juego más allá del final, pero las aventuras individuales mondas y lirondas deben existir, y no tiene nada de malo que un juego proponga una aventura en el sentido clásico del término. Pasado un tiempo Mulaka es totalmente rejugable, porque al fin y al cabo el juego es divertido, y sus niveles son un placer para los sentidos. Lienzo ha logrado encontrar el balance perfecto entre contenido y duración, prefiriendo pecar de prudencia a acabar resultando cargantes.
Conclusión
Mulaka es un juego notable, al que le falta muy poco para poder ser considerado un indie imprescindible. Lo cierto es que nadie puede decir que no sea un título entretenido, o que no suponga una propuesta interesante. El título de Lienzo nace de una iniciativa muy especial, plantear un juego diferente que trabaja con una iconografía desconocida por el gran público, y que no es la que solemos encontrarnos en juegos más o menos fantásticos. El occidente primermundista está tan ensimismado como productor de entretenimiento digital, que simplemente combinando nuevos referentes puede lograrse una propuesta original, y sobre todo particular. Es una pena que esa particularidad no logre traspasarse también a lo jugable, aunque hay que reconocer que no ha sido porque sus creadores no lo hayan intentado.
Lienzo, y su joven diseñador Edgar Serrano con tesón diferentes elementos jugables para intentar crear la experiencia más rica posible, y cada una de las mecánicas y piezas que constituyen el esqueleto del juego está desarrollada con seriedad y eficiencia. Se han quedado cerca, y realmente sería estupendo que lo volviesen a intentar con Mulaka, o una iniciativa de características similares porque dar con ese factor x, a menudo inexplicable que separa los juegos correctos de los sobresalientes, para el equipo de Lienzo es solo cuestión de tiempo. El jugador que se decida por dar una oportunidad a Mulaka no se sentirá decepcionado, y además un 10% de los beneficios irán a parar a la ONG Sierra Raramuri, y redundará en el bienestar de la propia comunidad Tarahumara.
* Agradecemos a Lienzo el habernos facilitado el material para realizar esta review.