Viajamos al gélido Arroyo de Escarcha para analizar Monster Hunter World: Iceborne, la gigantesca expansión del superventas de Capcom.
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A principios de 2018, Capcom completaba el desarrollo más certero de su historia con la nueva entrega de Monster Hunter: World. El título se desmarcaba de la etiqueta de “juego nicho” que siempre había acompañado a la franquicia, renovando el apartado visual, la jugabilidad y el concepto, pero conservando las claves que la hicieron grande y única. La histórica compañía puso todo su empeño en combinar antiguas mecánicas con novedades para que todos los jugadores pudieran acercarse a esta entrega, y tanto fue así, que además de captar a nuevos cazadores, su idea caló también entre los más veteranos.
La nueva fórmula de Monster Hunter: World ha conseguido despachar 14 millones de copias hasta la fecha, siendo ya el juego más vendido de Capcom en toda su historia, y de largo, el mejor de la serie. Pero la compañía de los Resident Evil y los Street Fighter no se limitó a sentarse a contar billetes, sino que se ha pasado el último año desarrollando la gigantesca expansión Iceborne, un largo viaje que nos llevará hacia una nueva zona tan gélida como desconocida, en la que habitan nuevas y peligrosas amenazas dentro de una historia completamente nueva. Si merece o no la pena adquirir esta expansión, es lo que voy a tratar de desgranar en este análisis. Se acerca el invierno… viajamos a Arroyo de Escarcha.
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Apartado Técnico
En el juego base de Monster Hunter: World ya pudimos ver cómo Capcom había conseguido mantener intacto el sello artístico de la saga, pero adaptándolo a las nuevas tecnologías con mejoras en la definición de los modelados y una paleta de colores más llamativa. En Iceborne todo este diseño se mantiene y los entornos siguen siendo igual de orgánicos y vivos. El ecosistema se comporta de forma realista, con una fauna y flora que lo habita y vive dentro de la pirámide alimenticia. A pesar del tiempo que ha pasado y de varios cientos de horas jugadas, la IA no ha logrado dejar de sorprenderme. Los monstruos (algunos nuevos y otros recuperados de entregas anteriores) se protegen, huyen, se pelean entre sí y todo lo que cabe esperar de su comportamiento en un mundo vasto, rico y tremendamente salvaje… que ahora es helado.
Arroyo de Escarcha es la nueva zona del juego, el mapa más grande de los seis con los que ya cuenta Monster Hunter: World junto a la expansión Iceborne, y probablemente el más espectacular por la interactividad que ofrece. El hielo y especialmente la nieve, por la que caminar y correr dificultará nuestros combates, serán elementos enemigos, pero también aliados con los que podremos provocar derrumbamientos y avalanchas en nuestro beneficio.
En cuanto al sonido, su espectacular banda sonora orquestada sigue ahí, casando perfectamente con la epicidad de las cacerías, acompañándolas en los momentos álgidos, y cambiando a melodías más sosegadas mientras exploramos con tranquilidad. Todos los sonidos y efectos se sienten en consonancia con la naturaleza del ecosistema, especialmente los que comportan las pisadas sobre la nieve y el hielo, haciéndose muy creíbles. Y como no podía ser de otro modo, los personajes vuelven a contar con el doblaje en español del juego principal, acertado y de calidad.
Jugabilidad
Es importante conocer de antemano que la nueva historia de Monster Hunter World: Iceborne continúa tras los acontecimientos del final del juego principal. Para poder jugar a esta expansión, deberemos haber terminado la historia y tener, como mínimo, rango #16 de cazador. Sin profundizar demasiado en esta nueva historia para no arruinarle la experiencia a nadie, solo decir que la trama nos sitúa sobre la pista de unos misteriosos cambios que se están produciendo en el ecosistema de Nuevo Mundo, y que han provocado la aparición de criaturas inéditas, subespecies (variantes de los monstruos nuevos y conocidos) junto a amenazas aún mayores… ¿dragones ancianos, tal vez? Por supuesto.
De inicio abandonaremos la ciudad de Astera por la de Seliana, nuevo centro neurálgico del juego, en el que encontraremos algunos minijuegos como la Máquina de Vapor, una zona social con más actividades con las que entretenernos entre cacerías y un nuevo hogar, al que ahora también podremos añadirle mobiliario. En Seliana iniciaremos las nuevas misiones e investigaciones que nos llevarán hasta Arroyo de Escarcha, aunque también revisitaremos el resto de zonas según lo exija el guión, algo muy acertado para no aburrirnos de tanto frío y la dificultad añadida que suponen los combates sobre el terreno nevado.
Hablando de dificultad, a Iceborne no hemos venido a hacer muñequitos de nieve. La amenaza es muy seria y el nuevo rango Maestro incluido con la expansión supone un reto aún mayor. Que nadie se asuste, Capcom sigue pensando en todos los jugadores y ha implementado un sistema de dificultad dinámica que ajusta en tiempo real el nivel de ferocidad y aguante de los monstruos, en función del número de jugadores que haya en la cacería. Es decir, que en lugar de tener una dificultad fija según sea para un jugador o para el multijugador, ahora se ajustará en caso de ser uno, dos, tres o cuatro cazadores, tanto si alguien abandona como si se une a la partida.
En lo puramente jugable, la expansión Iceborne trae una serie de nuevos monstruos, y por consiguiente, de sus piezas podremos crear nuevas armas y armaduras. Ahora encontramos el nuevo nivel de rareza Extrema que sube hasta el 12, que junto a los nuevos adornos, ahora mucho más potentes, nos permitirán blandir las armas más poderosas. El listado de movimientos de todas las armas del juego se ha actualizado, contando ahora con nuevos combos y técnicas aún más demoledoras. Esto aporta un soplo de aire fresco a los combates y un mayor interés en descubrir las posibilidades de todas las armas.
Otra de las novedades en los combates es el nuevo enfoque que se le ha dado a la Eslinga, que ahora permite apuntar sin necesidad de enfundar el arma y el de una nueva herramienta, la Garra Retráctil, cuya utilidad es la de lanzarnos hacia los monstruos, cabalgándolos momentáneamente hasta ejecutar un ataque especial que dependerá del arma que portemos. Puestos a cabalgar, ahora tendremos también la posibilidad de montar a los Cabalgatrufos, especies pequeñas (Jagras, Wulgs, Girros…) que podremos montar para viajar rápidamente por los mapas sin cansarnos y recolectar huellas para nuestras investigaciones de criaturas mayores.
Duración
El modo historia de Monster Hunter World: Iceborne puede jugarse solo o en cooperativo de forma independiente, y, al igual que el juego base, tiene una duración estimada de unas 35 o 40 horas, de locos si pensamos que se trata de una expansión, pero es que realmente Iceborne se siente como un juego nuevo debido a la abrumadora cantidad de contenido que incorpora. La duración total del juego será la que el jugador desee. Las posibilidades vuelven a ser ilimitadas, pues siempre quedarán misiones que hacer y materiales por conseguir a través de todos los contenidos, misiones extra, y eventos gratuitos que ha prometido traer Capcom en una diversión cooperativa sin fin. Siempre tendremos un amigo que necesite de nuestra ayuda para farmear a un monstruo concreto, y nosotros también podremos ser ese amigo alguna vez.
También lleva bastante tiempo tener suficientes armas y armaduras de todos los elementos como para plantar cara a los monstruos más fieros, dominar todas las disciplinas, y un largo etcétera, así que no me tiemblan las manos si dejo por escrito que el jugador que acepte el reto de Iceborne, volverá a tener a su disposición cientos de horas por delante, con un montón de contenido y un nuevo paquete de logros por desbloquear.
Conclusión
Con Monster Hunter World: Iceborne, Capcom se corona y mima como si de un Felyne se tratara a su título más vendido, en lo que supone una lección de cómo lanzar una expansión de pago. Arroyo de Escarcha es fría, hostil, interactiva, orgánica, y trae consigo a nuevos monstruos que siguen comportándose como si realmente vivieran detrás de la pantalla. La actualización consigue mejorar el juego base gracias a las nuevas herramientas, armas, técnicas y movimientos; a la nueva personalización de equipo y hogar; junto a la adición de más actividades y una dificultad dinámica con la que Capcom contenta a novatos y veteranos por igual.
Si el juego principal ya era maravilloso y mostraba un concepto tan mastodóntico como las criaturas que lo habitaban, con Iceborne el resultado es una experiencia doblemente salvaje y emocionante. Es David contra Goliath, el yo contra el monstruo, cazar o ser cazado. Bienvenidos al nuevo mundo de Monster Hunter World: Iceborne.
* Agradecemos a Koch Media el habernos facilitado el material para esta review.