Marsupilami vuelve a nuestras pantallas después de muchos años en forma de un videojuego con una manufactura impecable.
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Es posible que nuestros más jóvenes lectores desconozcan el origen de Marsupilami, un personaje de comic creado por el francés André Franquin y popularizado por su aparición en Spirou, una de las publicaciones francesas más populares de los 90, donde multitud de personajes hacían aparición, entre otros, el propio botones Spirou, otro famoso protagonista de estas viñetas. Pero Marsupilami logró traspasar estas pequeñas historietas con su increíble personalidad y potencial como personaje.
Papá, es el juego más bonito que te he visto jugar
El resultado es que pronto Marsupilami tuvo su propia serie de animación, que fue la que directamente traspasó fronteras e hizo que el extraño felino se popularizara mundialmente, incluso hubo un juego para Sega MegaDrive en 1995. Pero desde entonces, o un servidor se ha hecho mayor, o Marsupilami ha perdido protagonismo en la infancia de las últimas generaciones, algo que Microids espera arreglar con el nuevo Marsupilami: Hoobadventure.
Y es que como tal, Hoobadventure es un plataformas 2,5D que se inspira en muchos otros grandes títulos con algunas comparaciones fácilmente identificables, como Donkey Kong Country o la serie Rayman, entre otros, pero aportando su propia personalidad con una estética SUPER COLORIDA y alegre que nos ha encantado, sobre todo por su clara orientación al público que debe ir dirigido: a los más pequeños de la casa.
Por eso, mi hijo y yo, nos hemos sentado juntos a disfrutar de este Marsupilami: Hoobadventure que pretende sobre todo ofrecer diversión para toda la familia con un hermoso envoltorio, que quizá se quede algo corto de duración y de dificultad, pero que en lo que pretende, lo hace genial. En la historia, los tres Marsupilamis, Punch, Twister y Hope, abren una especie de sarcófago del que sale un fantasma ancestral que parece querer traer la desgracia sobre Palombia, consiguiendo manipular mentalmente a todas sus criaturas excepto a los protagonistas, los cuales, evidentemente, se lanzan a detenerlo.
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Apartado técnico
En muchas ocasiones encontramos que este tipo de juegos dirigidos al público infantil tiene un cierto grado de «dejadez» en su apartado técnico, que hemos visto en casos como el reciente título de Peppa Pig, en el que todas las plataformas iban a 1080p y 30 fps, pudiendo estirar esta cifra tranquilamente para ganar una calidad visual que con las pantallas de hoy en día resulta más que agradable. Y en este sentido, Marsupilami: Hoobadventure es todo un ejemplo de como hay que hacer las cosas.
Porque lo cierto es que el título entra por los 5 sentidos. Se mueve genial, se oye genial y se ve aún más genial, con una estética limpia y un diseño excelente de lo que debe de ser un dibujo animado tridimensional en 2021. El aumento de resolución y los 60 fps hacen su trabajo para que la sensación de película de animación sea constante, precisamente el motivo por el que hemos echado muchísimo en falta una buena cantidad de cinemáticas con el motor del juego, ya que prácticamente son inexistentes.
Los escenarios coloridos y bien animados, una sensación de profundidad muy lograda, paisajes preciosos de los cuales nos hemos quedado con ganas de más… sin duda Marsupilami consigue ese «toque especial» en el que cada sonido de coger las frutas o elementos del escenario junto al protagonista en movimiento hagan click en nuestra cabeza y sea simplemente… placentero y satisfactorio.
Jugabilidad
Seguimos con las cosas buenas sobre el título, ya que jugablemente sigue demostrando una suavidad en los controles de las que no se olvidan, haciéndonos que recorrer cada rincón de cada fase sea un ejercicio sencillo para cualquier jugador y en concreto, una motivación para los más pequeños, para que no se dejen ni un rincón sin explorar. Para ello, como hemos comentado al principio, se fija mucho en los grandes plataformas de siempre, como Crash Bandicoot, Donkey Kong o Rayman, pero dándole su propio toque adaptado, que sin duda, en un alarde de maestría, consigue encajar una dificultad para niños y una para adultos en el mismo gameplay. Sin tocar nada.
Que mejor que un ejemplo en este caso: Mi hijo, cuando le tocaba a él, solo se dedicaba a ir para adelante cogiendo las frutas que veía. A veces se caía, a veces alguno de los casi inofensivos enemigos le conseguía quitar las 3 vidas y sin duda era un reto adaptado para él, que poco a poco le obligaba a ir aprendiendo de los movimientos del Marsupilami. En mi caso, mi manera de jugar era mucho más «sobrada» digamos. Todo me parecía más fácil, con algunas fases demasiado simples, pero con una importante excepción: lo de coger todos los coleccionables de la pantalla es algo que Hoobadventure hace MUY BIEN, tanto que te da coraje cuando te dejas la típica fruta atrás en un salto en el que no puedes volver atrás.
La larguísima cola de los Marsupilami les permiten tener una movilidad increíble por el escenario, con habilidades que tendremos al completo desde un primer momento. Poner nuestra cola en forma de circulo acelerando como Sonic, colgarnos de cualquier aro usándola como si fuera un látigo, hacerla un nudo y golpear con ella como si fuera un puño y hasta hacer una especie de «taladro» con ella para usar un ataque hacia abajo. No parece haber nada realmente original que destaque en este repertorio, es más bien la perfecta combinación de un repertorio, de nuevo, ajustado a lo que quieren. Hay saltos fáciles, hay saltos difíciles, pero siempre hay una motivación para un usuario novel como para uno experimentado.
Y es que la estructura de misiones se reparte como si uno de los famosos tableros de Donkey Kong Country o un Super Mario World de los clásicos se tratara. En cada misión podremos encontrar una especie de guindillas coleccionables, que nos servirán a posteriori para abrir fases opcionales, y ojo porque aquí hay tema. Algunas opcionales solo las podremos jugar con «tickets» que conseguiremos al ganar en unas mini pruebas desbloqueables en casi todas las fases, con una apariencia sombreada muy lograda… y estos tickets nos servirán a su vez para jugar en esas fases opcionales, en las cuales nos espera una gran recompensa, pero si morimos en ella, tendremos que pagar ¡el doble de tickets! lo cual es casi prohibitivo.
Duración
La principal virtud de Marsupilami: Hoobadventure juega en contra de su corta duración, pues te deja con ganas de más. Quizá para los más jóvenes los tres mundos y más de 20 fases sean suficientes, pero aunque cada fase se pueda rejugar en el modo contrareloj tras haberla completado, se nos antojan escasas las entre 5 y 6 horas que hemos tardado en completar la aventura al completo.
Siempre nos queda conseguir cada uno de los coleccionables, repasar cada nivel con el contrareloj para alargar el título, disfrutar de las galerías de imágenes, pero el problema sigue estando ahí y el precio al que sale debería de estar acompañado de algo más de contenido.
Conclusión
Quizá se echa en falta un pelín más de ambición en el conjunto. Y es que a pesar de que tiene cosas muy buenas y una estética genial, no es comparable a sus referencias o a otros títulos de manufactura sobresaliente, como la saga Ori. Marsupilami Hoobadventure se queda en una especie de conformidad de manual. Como si el presupuesto no diera para más. Y es realmente una pena, porque con un empujón metiendo un par de mundos más, cinemáticas o una historia animada con el motor gráfico en tiempo real y poco más, seguramente también podríamos hablar de uno de los mejores plataformas 2.5D de su estilo.
Y es que realmente Marsupilami transmite que tiene ideas – como ese pequeño temporizador en las «guindillas» para evitar que la cojamos sin importarnos morir en una caída – que permiten ver esa accesibilidad intencionada, esa necesidad de ofrecer un manera de jugar para alguien con más de 20 años de experiencia en videojuegos y para su propio hijo, que está dando sus primeros pasos en este maravilloso mundo del gaming. Para colmo, el envoltorio es precioso. Y Marsupilami: Hoobadventure transmite buen rollo nada más encenderlo. Es simpático, amable y entrañable. El regalo ideal para los niños estas navidades, a pesar de ese innegable rollo vacaciones de verano.
*Gracias a Meridiem Games por el material para la review.
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Apartado técnico85/100
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Jugabilidad90/100
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Duración65/100
Lo bueno
- Visualmente precioso
- Jugabilidad y dificultad adaptada
- La vuelta de Marsupilami siempre es buena noticia
Lo malo
- Es demasiado corto. Te deja con ganas de más.
- La historia casi brilla por su ausencia. Una pena porque tenía mucho potencial.