Injection Pi 23 'No Name, No number' es un survival horror español centrado en la exploración y los puzzles. ¿será para tí?
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Vamos a probar, me dije. Un survival horror español, ambientado en un pueblo malagueño, con doblaje al castellano y con la inspiración de los clásicos Silent Hill o Resident Evil. ¿Que podría fallar? Pues por lo que os vamos a contar hoy, parece ser que muchas cosas. Injection Pi 23, subtitulado como “No name, No Number”, es un título de terror creado por Abramelin Games cuyo único trabajo, de momento, es el que nos ocupa.
Observando la manera de promocionarlo y de digamos, “hacernos picar el anzuelo”, Injection Pi 23 tiene muchas razones para que los jugadores más veteranos obtengan un interés inmediato en el título: Tiene un estilo que imita a los grandes Survival de los 90, la localización es muy original y sobre todo, parece que a simple vista podría conseguir perfectamente lo que puede pretender un título de estas características: Darnos miedo y al mismo tiempo entretenernos.
Quizá los usuarios de Xbox One seamos los últimos en disfrutarlos, pues el juego pasó por PS4 en 2019 con unas críticas aceptables, pero personalmente, como amante del Survival y muchos análisis a mis espaldas, la experiencia ha sido horrible. Y no en el buen sentido. Os explicaré el porqué me sucedió eso y el porqué también podría no pasaros a vosotros y disfrutarlo si sois capaces de pasar algunas cosas por alto.
Injection Pi 23 nos pone en la piel de un ciudadano de Villanueva de las Tapias, un pueblo real malagueño al que llaman “El entredicho”. Nuestro protagonista está cada vez más aislado y alejado de la realidad, con la única conexión de su perro, que lamentablemente pierde de vista al principio de la aventura, lo cual le llevará por fin a salir al pueblo y mientras lo busca, descubrir que todo se está desmoronando a su alrededor. El juego tiene un historia críptica y muy difícil de entender y seguir con normalidad, pues solo a través de varios documentos iremos descubriendo que misterio envuelve al pueblo.
Sin embargo, el mayor problema que encuentro es lo incoherente e inconsistente que es como videojuego, algo que casi repite en todos sus apartados. Como si fuera una especie de Frankenstein con una checking list que debería de cumplir una serie de requisitos, los cuales, puede, o no pueden pegar entre sí.
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Apartado técnico
Siempre es respetable el estilo estético o artístico de un desarrollador, en la manera que quiere o que puede expresar lo que quiere transmitir con su título. Injection Pi 23 tiene fragmentos digamos cinemáticos, extremadamente originales en su confección, que me han dejado perplejo por lo bien que ocultan unos gráficos o animaciones pobres detrás de filtros inusuales que envuelven a la imagen de un halo de misterio increíble. Sin embargo, no tienen nada que ver con el propio gameplay, en el que no se usa este estilo, si no que propone mas bien lo que un survival clásico.
Es en esta parte donde todo se vuelve poco resultón, unas texturas horribles empañan un conjunto que con algo más de mimo podría haberle dado un buen empujón, ya que los entornos y niveles son extensos y correctamente diseñados: hay que tener en cuenta aun con limitaciones, prácticamente podremos recorrer el pueblo entero y eso no lo vamos a negar, porque es único en su especie, es el primer videojuego que existe en el que han creado un entorno rural español completo, del cual, muchos detalles comunes para aquellos que vivan en un pueblo verán reproducidos, como las tiendas KOMO-KOMO, el instituto de la Junta de Andalucía, el típico “pub” de pueblo, sinceramente, a un servidor que tiene familia fuera de la capital, le ha alegrado ver esos detalles, que casi habían quedado en el olvido de una juventud en la que si teníamos tiempo de recorrer con nuestros abuelos la longitud de todas las calles del pueblo.
Evidentemente a toda esta fidelidad rústica, debemos de sumar una ambientación digna de la propia Raccoon City. El resultado sigue siendo inquietante, porque aunque cumple, nos terminamos de explicarnos porque el pueblo está en un estado tan “maldito” como si estuviéramos en la otra dimensión de Silent Hill. Como podéis observar, de nuevo, la mezcla resultante es un conjunto algo incoherente, que sin querer, nos saca de la experiencia.
La interfaz, a pesar de algunos pequeños problemas al pulsar sobre unos poco ágiles menús, es funcional y muy similar a los survival clásicos y es que casi conviene remontarse a alguno como los primeros Alone in the Dark para encontrar referencias. Musicalmente tiene sus momentos, ya que algunos tonos recuerdan precisamente a Silent Hill, lo cual aplaudo, pero salvo esos momentos, nos veremos normalmente en la oscuridad con nuestra linterna y escuchando el sonido ambiente o los literalmente “horribles” sonidos de las criaturas que nos acechan.
En Xbox One X no tiene problemas de rendimiento en absoluto, incluso contaremos con una alta tasa de frames, aunque parece no estar fijada y por supuesto, como hemos comentado, todo está traducido y doblado al español, hemos de decir, que aunque amateur, el resultado es muy notable.
Jugabilidad
Injection Pi 23 es un survival horror en primera persona, o en tercera persona o con cámaras fijas… porque realmente podremos elegir en cualquier momento cualquiera de ellas. Quizá pudiera parecer una buena idea ofrecer todas las opciones posibles, sin embargo, todas no funcionan en todos los momentos y de nuevo, la sensación de inconsistencia y de que todo debe de estar ahí porque aparece en esa lista de cosas a meter en el juego.
Mayormente hemos usado la cámara en tercera persona que va detrás del personaje. Hubiéramos preferido la de primera persona, que es mucho más inmersiva, y a nuestro parecer la que mejor le hubiera venido al título, si no fuera porque resultaba difícil coger los objetos a pesar de estar delante de ellos. Y es que el título de Abramelin Games seguirá por esa senda de survival horror cumpliendo todo lo necesario: sustos, gestión de inventario y de munición y lo que más me ha hecho quebrarme la cabeza, los incoherentes puzzles de los primeros compases de la aventura.
Y es que, lo admitimos, hemos tenido que usar la guía para pasar algunos puzzles del comienzo, porque estábamos totalmente perdidos. Quizá no sean todos tan complicados, pero uno especialmente nos resultó casi imposible, porque los datos donde debíamos de consultar la solución estaban tan alejados de la propia zona del rompecabezas, que no tenía sentido ninguno. Puertas que se abrían solas conforme volvías sobre tus propios pasos… sinceramente en 2020 no estaba preparado para volver a ese tipo de juego en el que recorrer el escenario y esperar algún “trigger”, era la mecánica.
Para enfadarnos algo más, la total ausencia de armas para defendernos prácticamente durante la primera mitad de juego, hacen que las persecuciones se vuelvan ridículas, ante el diseño de unos monstruos que aún no entendemos. Por suerte, a pesar de algunos segmentos bastante complicados hasta que encontremos nuestra primera pistola, el asunto mejora con creces la segunda mitad del título, no sólo por las armas, si no que el propio desarrollo empieza a combinar más el sistema “llaves específicas”, que te van llevando a una dinámica algo más llevadera e interesante.
El buen mapa es el que demuestra el diseño del pueblo entero y también cumple con su función de manera extraordinaria, sirviendo sin duda para su cometido. Como no nos cansamos de repetir, a Injection Pi 23 no le falta nada para ser un survival horror, más bien al contrario.
Duración
Buenas noticias para los que buscan una aventura larga, porque Injection Pi 23 contiene un buen número de horas de juego, incluso por encima de las 12-15, dependiendo de tu habilidad para los puzzles y de no morir mucho (por la acuciante falta de elementos de cura). Incluso nos podremos perder, no saber por donde continuar y que nadie nos lleve de nuevo al camino correcto, necesitando replantear la situación al más puro estilo de los juegos de terror antiguos, donde no se entendía de ayudas al usuario.
Pero aquí no acaba todo, porque debemos directamente alabar el trabajo de Abramelin de lo que os vamos a contar. Lo que os hemos contado, es todo en el modo Normal del juego. En el modo Pesadilla, no sólo los enemigos hacen más daño, nos podremos curar menos o los puntos de guardado (que son ya de por sí limitados) desaparecen una vez los usamos, si no que también habrá NUEVOS PUZZLES que particularmente a un servidor le han parecido absolutamente insanos. Desde luego, el que quiera un desafío a la altura, se puede llevar una absoluta sorpresa con Injection Pi 23, porque el trabajo en este terreno, es autenticamente loable y sublime. Y repetimos, no son sólo unos pocos puzzles, en cada capítulo encontraremos muchos nuevos.
¿Y hay más? Hay más. Porque el juego tiene varios finales, algunos ocultos bajo los propios extras del títulos que se abrirán después de terminarlo por primera vez y casi pasando a una especie de metajuego que trasciende al survival horror propiamente dicho. Apps externas, códigos QR para reconocer, una extensa colección de extras que desbloquear, ¡incluso enigmas para resolver con espectogramas y traductores hexadecimales! ES UNA LOCURA lo que ha montado este equipo español de desarrollo en este aspecto y lo cierto es que poco se habla de este título en internet.
Conclusión
Aunque siempre os recomendamos la lectura entera, muchos habréis venido directamente aquí buscando una respuesta clara y directa. Personalmente, no me ha gustado Injection Pi 23. El título no cuenta con un aspecto técnico atractivo, los puzzles son demasiado difíciles, deja al jugador con todas las pistas libre, sin guiarle para nada en absoluto, los enemigos tienen un diseño estrambótico y complicado de definir, hay partes que no tienen los items bien equilibrados, es demasiado ‘mecánico’ en su planteamiento y las dificultades están impuestas casi por necesidad o que por la propia historia o situación del personaje en ese momento. Me resulta todo incongruente y me repito, como si de una lista de “cosas que hacer para tener un buen Survival horror”, hubieran tachado todas, pero luego le faltara una conexión sólida entre ellas.
Lo fácil hubiera sido criticar Injection Pi 23 como un juego del montón y ya está, pero también entiendo que quizá otro sepa apreciarlo de otra manera. Tiene fragmentos muy originales, la historia, aún siendo críptica y caótica, resulta interesante y curiosa, y sobre todo tiene un alto componente de puzzles que sin duda podríamos calificar para “expertos”. Además, me ha fascinado ver recreado un pueblo andaluz por primera vez en un videojuego, aunque haya tenido que ser una versión “Silenthilleana” del mismo.
Aunque precisamente por esto mismo, esperábamos algo más concreto, más realista digamos, dentro de lo paranormal y el terror, no un protagonista que no parece un ciudadano rural o un argumento incongruente y abierto a interpretaciones. En definitiva, Injection Pi 23 no es para todos, y no sólo porque sea de miedo, si no porque es un título que bajo su superficie es complejo y requiere un esfuerzo extra por parte del usuario para querer avanzar en su desarrollo.
*Gracias a Abramelin Games por habernos proporcionado el material para la review.