Analizamos para Xbox One Glass Masquerade 2, secuela de un juego que ya tuve la oportunidad de analizar el año pasado y del que quedé enamorado nada más empezarlo. ¿Superará al original?
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Siempre es un placer volver a aquellos juegos que en su día te encandilaron y retomas con muchas ganas para disfrutarlos de nuevo. Con esta actitud me enfrento a Glass Masquerade 2, secuela de un juego que ya tuve la oportunidad de analizar el año pasado y del que quedé enamorado nada más empezarlo. Una nueva posibilidad para deleitarse con una jugabilidad que nos aleja del estrés tan habitual en los videojuegos desafiándonos a completar hermosos rompecabezas acompañados de una banda sonora sublime.
El desarrollo vuelve a estar al cargo del estudio Onyx Lute y publicado por Digerati. Este nuevo capítulo de la serie es mucho más ambicioso que el primer juego y nos ofrece ciertas novedades respecto a su predecesor. En esta ocasión, Glass Masquerade 2 nos propone un viaje por un mundo de ensueño con una inédita colección de rompecabezas con un concepto artístico totalmente nuevo. Ahora predomina lo abstracto y fantástico del mundo de los sueños, pero manteniendo una evidente inspiración en las influencias artísticas del siglo XX.
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Antes de empezar, y sin querer hacer spoilers, tengo que confesar que Glass Masquerade 2 es un juego que mejora su primera parte en ciertos aspectos, pero que también se «encasilla» en otros añadiendo novedades que o bien tienen muy poca aportación o que simplemente estaban mejor antes.
Apartado técnico
La principal novedad y también la más evidente que diferencia al primer juego es el cambio de rumbo en el diseño artístico general. Todo sigue siendo muy Art Decó, pero esta vez nos alejamos del folklore de la cultura internacional para poner el foco en algo mucho más etéreo: el mundo de los sueños. Ahora todo es mucho más oscuro y tétrico. Sólo tenemos que ver la portada del juego para hacernos una idea, ya que por ejemplo, algunos de los puzzles que debemos resolver estarán protagonizados por siniestros payasos, criaturas terroríficas, extrañas figuras, etc.
Poco más que añadir, Glass Masquerade 2 cumple perfectamente en su apartado técnico. Destacando la opción de poder jugar en un esplendoroso 4K si eres usuario de Xbox One X. Mención especial merece su maravilla banda sonora, que cobra un protagonismo importantísimo en toda esta onírica esencia del juego.
Jugabilidad
En el caso que nos ocupa, tenemos un juego bastante conservador respecto a su jugabilidad: tendremos un rompecabezas representado mediante vidrieras rotas y cada uno de sus cristales forman las correspondientes piezas. Tendremos que ir seleccionando cada una de ellas y colocándolas en el lugar adecuado hasta completar la vidriera. Como no creo que sea necesario explicar cómo se monta un puzzle, creo que lo mejor es centrarme en las novedades.
Glass Masquerade 2: Illusions tiene una atmósfera mágica pero a la vez siniestra muy al estilo de «Alicia en el país de las maravillas».
Otra de las grandes novedades que esconde este juego está en su dificultad. El título que le precede pecaba de ser demasiado sencillo: con algo de paciencia y un poco de sentido común era relativamente fácil completar los niveles. Así que en esta ocasión el desarrollador claramente ha querido redimirse. En general, todo el juego es bastante más complicado que el anterior. Los puzzles han aumentado su número de piezas y la complejidad de los dibujos tampoco ayuda en nuestro objetivo.
Las partes con las que recomponer las vidrieras ahora son más numerosas pero también tienen una forma mucho más enrevesada, alejándose de las figuras más sencillas con ligeros patrones geométricos de la primera parte. Además, se ha añadido una nueva dificultad: el modo difícil.
Sin embargo, aquí llega una de arena. ¿Por qué? Pues porque ahora los vitrales están formados por diseños mucho más abstractos y multicolores. Por consiguiente, los dibujos son muy confusos y, en ocasiones, ni siquiera nos daremos cuenta de lo que se supone que estamos viendo en nuestra pantalla hasta que casi haya completado el rompecabezas.
Cualquiera que haya hecho un puzzle alguna vez en su vida es consciente de la importancia que tienen los colores y las referencias visuales del dibujo: sabremos si una pieza hay que colocarla aquí o allá, además de por su forma, porque la identificamos con alguna de las partes del paisaje. Si, por ejemplo, el puzzle es un barco, habrá que localizar qué fragmentos se corresponde con el casco, las velas, el cielo, el mar… Y lo que nos permite tenerlas bien diferenciadas son precisamente las referencias visuales y los colores.
Este simple ejercicio de «primero de puzzles» que SÍ ERA POSIBLE en Glass Masquerade 1, aquí nos resultará muchísimo más complicado debido a que los dibujos son tan abstractos y multicolores, que las referencias y las gamas cromáticas simplemente no nos ayudarán en absolutamente nada. Caeremos irremediablemente en el prueba y error constantemente.
Duración
El primer juego era atractivo, relajante y muy bonito, pero también sencillo y facilón. Glass Masquerade 2 es más difícil y completar cada uno de sus puzzles nos puede llevar hasta una hora completar en su modo de dificultad más alto. Nos esperan un total de 33 puzzles que, en dificultad normal, puede llevarnos aproximadamente entre 10 y 30 minutos completar cada uno de ellos (Algunos son más faciles que otros). Detalle importante: recuerda que éste es un juego muy zen y se juega con calma y sin prisas. Con esta idea en la cabeza, terminar el juego nos llevará mínimo unas 8 horas.
Respecto a la dificultad, los puzzles son exactamente los mismo en cualquiera de los dos modos, así que déjame explicarte. ¿Cómo podemos hacer un rompecabezas más difícil? Muy sencillo, mediante la rotación de las piezas. En el modo normal, las piezas son más pequeñas y enrevesadas en comparación con el primer juego. Pero el ángulo y la rotación de dichas piezas siempre es automático. La orientación de las piezas en el modo difícil es aleatoria y la controlaremos nosotros, así que no solo tendremos que encontrar la ubicación exacta de cada pieza, sino también tendremos que girarla para encajarla.
Pero no te vayas, ¡aún hay más! Cada pieza no rota en 4 ejes, sino en 8. Y teniendo en cuenta que cada puzzle consta de más o menos entre 30 y 60 piezas, tendremos que «dar muchas vueltas» para colocar cada una de ellas. Sencillamente, el modo difícil me ha parecido una pesadilla. Completar un puzzle puede llevarnos más de una hora y es cierto que alarga mucho la duración del juego; eso hace que la experiencia general sea mucho más larga, pero demasiado tediosa.
Conclusion
En conclusión, Glass Masquerade 2 es un juego divertido, ameno y relajante que te ayuda a desconectar del estrés de otros juegos de acción. Los controles funcionan bien, artísticamente es una maravilla y el nuevo modo de dificultad la hace más largo y desafiante.
Por otro lado, y observándolo con retrospectiva, hay ciertos pasos atrás en sus novedades: el modo difícil es demasiado complejo; el mapa principal donde seleccionas el puzzle a completar es engorroso y visualmente caótico; el diseño artístico es muy bueno pero demasiado abstracto y poco inspirado; y a diferencia de la primera parte, en esta secuela todos los puzzles son circulares, lo que lo hace más repetitivo. Quiero enumerar cada uno de estos detalles especialmente porque son problemas que el primer juego no tenía y por eso son más flagrantes. Definitivamente, me pareció mejor el primero.
Y lo que más me enfada es que la historia se repite. Ya que al igual que su primera parte, todo el contenido post lanzamiento que sí está disponible en PC no está disponible en consola. Puede que seas una persona optimista y tengas fe en que ese contenido llegue algún día a nuestra Xbox, pero te recuerdo que aún estamos esperando los DLCs de su primera parte.
En definitiva: si te gustó la primera parte y quieres más, Glass Masquerade 2 te va a dar muchas horas de cristales y puzzles que completar. Nuevo enfoque artístico, más largo y más difícil, sí, pero cuidado, en otros aspectos puede que te defraude.