Decay: The Mare nos presenta una experiencia que juguetea con el survival horror más clásico, aderezándolo con unas mecánicas jugables que recuerdan a las también clásicas aventuras gráficas point & click.
Echa un vistazo a estos otros análisis
- Análisis de Scholar’s Mate – Cuando el psiquiátrico se convierte en una escape room
- Análisis de Shadows of the Damned: Hella Remastered – De regreso al inframundo a cazar demonios
- Análisis de Starship Troopers: Extermination – No caen del cielo pero también pueden con los bichos
No te pierdas nada y ¡Síguenos en Google News! |
Despiertas en una habitación de decoración sobria y tamaño medio. ¿Por qué estás allí? ¿Quién eres? ¿Por qué está la puerta cerrada y el armario vacío? La cama está hecha y una estantería colmada de libros nos observa en la más plena y serena quietud. En el escritorio hay un plato acompañado de un vaso de agua. No puedes interactuar con nada, a excepción del nacarado plato, sobre cuyo fondo reposan unas pastillas de vivaces colores por los que se intuyen que sus efectos no serán precisamente inocuos.
Con resignación las tomas, ¿qué otra opción tienes? Antes de que puedas contar hasta tres tú ángulo de visión se enturbia, se tambalea, hasta que caes al suelo y los párpados ceden ante un aparente incremento de masa que te induce a creer que pesan más de lo acostumbrado. En uno de los parpadeos ya no vuelven a abrirse… al menos durante un intervalo en el que una secuencia de imágenes, dignas de la más alucinógena pesadilla, te hace revolverte en la silla. Cuando el encadenamiento de imágenes cesa, justo entonces, recuperas el sentido… pero no tardarás en darte cuenta de que la pesadilla no había hecho más que comenzar.
Un ser desgarbado, rosado y gargantuesco te sigue. Su objetivo no es claro, pero parece obsesionado con algo tan simple como tocarte. No está armado, no tiene zarpas ni dientes afilados. Se limita a alzar los brazos extendiendo sus aflautados dedos hacia ti. Sí, quiere tocarte. Y lo que produzca su contacto en tu piel no augura nada bueno. Con esa tensión en la nuca recorreremos los pasillos y estancias de un edificio repleto de cuadros que te observan, cambiantes, en el que el suelo parece inclinarse en ángulos imposibles de una habitación a otra y en el que las sombras se acurrucan en cada esquina para atosigarnos en nuestro tétrico paseo.
Decay: The Mare nos presenta una experiencia que juguetea con el survival horror más clásico, aderezándolo con unas mecánicas jugables que recuerdan a las también clásicas aventuras gráficas point & click. ¿Estás preparado para adentrarte en un mundo de pesadilla y locura? Pues no dudes más, ponte a los mandos y engulle la maldita pastilla de una vez.
Apartado Técnico
Para todo aquel que no lo sepa, Decay: The Mare fue uno de los juegos más afamados del programa Xbox Live Indie Games. Vio la luz hace poco más de cuatro años en aquella plataforma, de la cual saltó a Steam cosechando las mismas buenas críticas. El boca oreja le sirvió para ganarse a un público ávido de experiencias terroríficas que tan poco proliferaban en la época, y su éxito le ha llevado a colarse en la store americana de nuestra querida Xbox One. Primer problema: que lo hace tal cual fue concebido. Recordad: es un juego indie de hace casi cinco años. Nada apunta a que el juego no haya gozado de un merecido lavado de cara hasta que pasas del menú y aparece la primera cinemática a una resolución de risa y repleta de dientes de sierra que recuerdan a las que precedían la acción en los juegos de hace dos generaciones.
Para más inri, in game tampoco mejora la cosa. Texturas, contornos y elementos se muestran terriblemente pixelados, lo que le resta credibilidad e inmersión en una industria en la que asustarnos es cada vez más difícil. Sí, el juego crea tensión, tiene atmósfera, pero solo consigue asustarnos en determinados momentos en los que la música se vuelve estridente y algo se mueve o cae inesperadamente. El resto del tiempo sueles estar tranquilo, por el hecho de moverte a través de fotogramas estáticos en los que sabes que poco o nada va a pasar.
Los sonidos parecen extraídos del primer Resident Evil, vale guay, pero sin haber pasado por la remasterización correspondiente que contribuyese a que no sonasen enlatados. La música es un mero tono de ascensor que acompaña nuestros pasos, con solo algunos momentos de florituras armónicas que, a pesar de su simpleza y monotonía, sí que consiguen aportar su granito de arena a formar a nuestro alrededor un velado halo de locura y desconcierto. No obstante tanto el apartado visual como el sonoro merecían una revisión y su correspondiente depurado de cara a su lanzamiento en la actual generación, más aún si tenemos en cuenta el gran trabajo que están realizando otros estudios independientes en un mercado cada vez más excelente y competitivo.
Jugabilidad
El ritmo de juego de Decay: The Mare es sosegado y sesudo. Los amigos de la acción no verán recompensada su afición a los combates ya que aquí no manejaremos arma alguna ni tendremos que vérnoslas con oleadas de zombies, monstruos ni sanguinarios e infernales enemigos. Un ente aparentemente malvado sigue nuestros pasos, sí, pero nada podremos hacer contra él.
Tampoco es un survival horror al uso, ya que no perderás salud y no tendrás que racionar tu inventario. En él puedes guardar todos los objetos que encuentres hasta que llegue el momento de darles uso. Solo las monedas quedarán relegadas a un rincón del inventario, cumpliendo el rol de coleccionable típico que no sirve más que para desbloquear el respectivo logro. El resto, como decíamos, cumplirá un papel determinado para abrir puertas, acceder a estancias ocultas o resolver puzzles.
Estos últimos no son demasiado abundantes pero cumplen su función de aportar algo de desafío al juego, ya que si no los resuelves no podrás avanzar. Lo bueno del juego es que no dispone de un sistema de pistas y, aunque algunos son insultantemente fáciles, otros son diametralmente infernales, como el laberinto del primer capítulo, los cuales pueden llegarte a plantearte la opción de lanzar el mando por la ventana. Solo podrás pasarte el juego si eres tenaz y haces buen uso de tu ingenio.
Antes de pasar al siguiente apartado, tened cuidado a la hora de aparcar la partida para retomarla más tarde, ya que el juego no dispone de guardado automático. Si no salvas manualmente, cuando vuelvas a poner el juego puedes encontrarte con la desagradable sorpresa de que tengas que empezar desde el principio. Sobre los controles, al principio puedes sentirte desorientado por el modo en el que el protagonista se desplaza por el entorno, pero no tardarás en dominarlos en escasos minutos.
Duración
Este es el punto más flaco del juego. Dispone de tres episodios que, salvo que te quedes atascado en algún puzzle, te los ventilarás en poco más de tres o cuatro horas. Si te has dejado alguna moneda y quieres sacar todos los logros, la duración se extendería un poco pero no mucho allá de una o dos horas adicionales.
Conclusión
Decay: The Mare puede presumir de crear una atmósfera de tensión con muy pocos recursos, cosa que no es fácil en la actualidad. Sin embargo, acabas por acostumbrarte a su ritmo y el efecto pánico pasa a los pocos minutos de juego, dejándolo relegado a un discreto jump & scare descafeinado con un apartado técnico estancado en tiempos pretéritos.
Esta nueva versión no ofrece ningún capítulo adicional, mejora técnica ni aliciente que incite a comprarlo de nuevo a los que ya lo probaron en Xbox 360 o en Steam, más allá de la inclusión de sus 1000 g acumulables tras desbloquear los logros que se han incluido, sin olvidar que goza de una historia que parece salida de la pluma del más retorcido David Lynch.
*Nota: Agradecemos a Shining Gate el código del juego y material para esta review.