Continuación de la historia militar de los locust. Una teoría ambientada en el Gears Of War sobre el motivo por el que los locust decidieron luchar por la superficie de Sera y cómo lo hicieron.
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Anteriormente en la Historia militar de la Horda Locust…
El filo del cuchillo rozaba el cuello de la Reina Myrrah. Lo sostenía Karn, el líder de una parte de las larvas que se habían levantado contra Myrrah cansados de ver morir a los suyos frente al lambentismo. La mujer tenía que responder a la pregunta que le había formulado aquella bestia con rápidez y cuidado si quería, además de salvar su vida, mantener su posición ante los locust.
La Reina Myrrah le hizo un gesto a Taarg para que no interviniera. Esta situación la iba a arreglar ella porque necesitaba recuperar la autoridad perdida frente a una parte de la Horda Locust liderada por quién estaba a punto de rebanarle el pescuezo, Karn.
“- Porque la rebelión armada para tomar la superficie ya está planificada y serás tú quién comande a la Horda Locust contra quién se oponga a que tomemos el lugar en la superficie de Sera que legítimamente nos corresponde como especie única y evolucionada de este planeta -expresó Myrrah desarmando totalmente a Karn, quién se relajó por unos segundos.
La Reina Myrrah aprovechó que ya casi no había tensión en el brazo con el que Karn la estaba sujetando para hundirle el codo en las costillas. El repentino dolor que sintió el theron lo hizo caer de rodillas. Karn no quería gritar en un vano intento de mantener la autoridad que había ganado al entrar en las dependencias de la Reina y tener en sus manos su vida. Myrrah le arreó una brutal patada en la boca para postrar al insurrecto en el suelo. Se sentó en su pecho clavándole su armadura con saña y acercó su cara a la de Karn.
“-¡¿Cómo te has atrevido, puto deforme de mierda, a cuestionar mi autoridad?! ¿No pensarías en serio que podrías arrebatarme el poder? Porque serías todavía jodidamente más retrasado de lo que pareces. Y por si nunca has visto tu reflejo en los lagos de imulsión te diré que eres un tullido de nacimiento tan espantosamente feo que no das ni pena. No convierto Sera en un lugar mejor ahora mismo porque los informes de inteligencia que encargué cuando comenzaste a joderme -al volver a recordar el ya fallido intento de golpe de estado, Myrrah sintió la ira recorrer su cuerpo y la dejó escapar propinándole un tremendo cabezazo a Karn con el que le abrió una brecha en la frente- me dicen que tienes una colosal inteligencia que compensa lo debilucho que eres y que podrías ser un muy buen estratega en esta contienda que va a comenzar”.
Myrrah se levantó y se quedó mirando a Karn fijamente. Lanzó un escupitajo a su cara y cuando el theron, por acto reflejo, se llevó la mano a la frente para limpiárselo, la Reina Myrrah lo impidió rompiéndole el brazo con una patada de nuevo. Ella quería someter totalmente a aquella larva antes de que saliera de esa habitación, para no tener que volver a tener que pasar nunca por una situación en la que su autoridad fuera cuestionada. Y además necesitaba salir de todo aquello con un liderazgo lo más fuerte posible para afrontar con éxito la guerra que se avecinaba contra la humanidad.
Para ello necesitaba enseñarle a Karn cuál era su lugar. Siempre por debajo de ella. Y lo quería hacer sin decir una sola palabra, solo con la fuerza de su mirada y sus gestos. El theron parecía haberlo entendido porque seguía en el suelo sin tocarse la cara. Myrrah dejó pasar unos agobiantes minutos hasta que le hizo un gesto para que se levantase y se marchase. Karn estaba totalmente quebrado, sentía que se había equivocado al poner en duda la capacidad de liderazgo de su Reina y se sentía arrepentido. Ahora solo quería curarse para comandar a las tropas bajo las órdenes de la Madre de la Hondonada.
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Una vez que Myrrah y Taarg se quedaron solos, la mujer le pidió a su mano derecha que pusiera en marcha ya mismo los planes que le había enseñado, que integrase a Karn en el proceso y le diera suficiente poder como para que el resto de sus hijos estuvieran a sus órdenes solo en el aspecto militar, y que la mantuviera informada en todo momento. “-Cada noche vendrás tú o uno de tus acólitos a entregarme un informe sobre cómo se van desarrollando los hechos”. Taarg asintió y se retiró.
A la líder de las larvas solo le quedaba hacer una cosa. Informar al resto de los habitantes de la hondonada sobre sus planes. Se dirigió al centro de control, desenganchó el micrófono, se lo acercó a sus labios, cogió aire y arengó.
¡Hijos míos! He sentido vuestro pesar latir en mi pecho y he obrado en consecuencia. ¡Está todo dispuesto para que nos empecemos a preparar para declarar la guerra a la humanidad con el fin de conseguir la vida en la superficie que nos merecemos por derecho natural! Ya no tendremos que ver con impotencia la muerte de más hermanos frente a la imulsión. Es hora de que forjemos nuestro propio destino aunque deba ser obrado con sangre. Pero no será la nuestra, ¡sino la de nuestros enemigos! Ellos son los que nos impiden vivir tranquila y pacíficamente. Son los humanos con su egoísmo lo que nos han hundido en esta vida de miseria. Pero os prometo hijos míos que resurgiremos con fuerza y que venceremos. He nombrado a Karn comandante de mis ejércitos para que os guíe en la batalla hacia la victoria siempre bajo mi mando.
Hoy comienza una nueva era para nosotros. Pocos alcanzarán la gloria, pero nuestra lucha no es individual, sino colectiva. Cada sacrificio nos acercará un poco más hacia la victoria y aquellos que caigan vivirán siempre en nuestros recuerdos. Luchad hijos míos. Por vuestra reina, por nuestra superviviencia, ¡¡POR LA HORDA!!
Myrrah podía oír desde el centro de mando los rugidos de las bestias que había elegido comandar. Los locust estaban tremendamente motivados y ella se encargaría de mantener viva esa importante energía como lo acababa de hacer, echando la culpa de la situación de las larvas a una humanidad que todavía no sabía que existían. La Reina no pensaba asumir su responsabilidad en la pésima gestión de esa crisis, y situando a la humanidad como el enemigo para que sus hijos centrasen su rabia en los humanos conseguiría mantener viva esa motivación que parecía que iba a echar abajo los cimientos de Nexus.
La mujer acababa de bautizar oficialmente a su futuro ejército como La Horda. Había escogido ese nombre inspirándose en el mundo humano del que provenía, ya que la horda suele hacer referencia en las obras de fantasía a un grupo cuantioso de monstruos que inspiran terror a la humanidad. Y ella esperaba que sus fuerzas militares llenasen de terror las mentes de cualquiera que los viera, hasta de los soldados humanos, ya fueran de la CGO o de la URI. Ya que para Myrrah no había diferencias entre los dos bandos, había que acabar con todos ellos.
Decidió darse un paseo por las calles de la capital de la Hondonada para darse un narcisista baño de masas. Mientras disfrutaba con sus hijos, pensaba que debía controlar sus emociones con los futuros encuentros que mantuviese con Adam Fénix, para que el alto cargo del gobierno de la CGO no se enterara de sus planes y los frustrara. Tenía que mantener las reuniones sin variar el tiempo entre ellas, como en los últimos años. No podía permitirse hacer una demostración de fuerza en las conversaciones, ya fuera poniéndose en una posición de superioridad o demostrando que ya le daba igual si conseguía o no la dichosa cura para el lambentismo porque iba a atacar a la humanidad en un lustro.
Estando subida a los hombros de un drone, Myrrah divisó a Taarg, quién tenía cara de decirle algo importante. La mujer tocó suavemente la cabeza del monstruo, quién la bajó inmediatamente y se llevó a Taarg a sus dependencias.
“-Mi reina, está todo dispuesto para infiltrarnos en la fábrica en la que la humanidad está desarrollando una nueva ametralladora para robar los planos y construirla nosotros como arma reglamentaria y principal de nuestro ejército. Tal y como está recogido en el Plan Militar que usted misma ha aprobado hace unas horas.”
“-Te doy mi permiso para que procedas como creas conveniente. Solo te pido una cosa Taarg, no dejes ninguna evidencia que haga sospechar a Adam Fénix.”
#FIN DECIMOSEXTA ENTREGA
No te pierdas dentro de dos semanas la siguiente parte de Los Misterios de Sera. Queda mucho que contar sobre la historia militar de la Horda Locust. Si quieres, cuenta en los comentarios qué personajes, batallas o lo que prefieras dentro del universo gears, te gustaría que se incluyera en las próximas entregas de esta serie, y se hará realidad.
Entregas anteriores de Los Misterios de Sera
- Primera entrega sobre las Guerras de Péndulo.
- Segunda entrega sobre la Reina Myrrah.
- Tercera entrega sobre la instalación secreta de Nueva Esperanza.
- Cuarta entrega sobre Dominic Santiago.
- Quinta entrega sobre el General RAAM y Skorge.
- Sexta entrega sobre las armas de la CGO (I) [Lancer, Retrolancer y Gnasher].
- Séptima entrega sobre las armas de la CGO (II) [Pistola de Cañón Corto, Rifle de Francotirador y Martillo del Alba].
- Octava entrega sobre la Batalla de Ephyra (I)
- Novena entrega sobre la Batalla de Ephyra (II)
- Décima entrega sobre la Batalla de Ephyra (III)
- Undécima entrega sobre la Batalla de Ephyra (IV)
- Duodécima entrega sobre Marcus Fénix
- Decimotercera entrega sobre La Losa (I)
- Decimocuarta entrega sobre La Losa (II)
- Decimoquinta entrega sobre la Historia Militar de la Horda Locust
Relatos ambientados en el universo Gears Of War protagonizados por el Escuadrón Furia
En SoloXboxOne hemos publicado ya más de veinte entregas de los relatos que cuentan las aventuras de los aguerridos soldados de la organización militar de élite conocida como el Escuadrón Furia. Estos relatos se publican una vez cada dos domingos. A continuación os enlazamos los relatos publicados por si os habéis perdido alguno u os apetece comenzar a leerlos.
– La Salvación de Ilima
– Un Descubrimiento que Cambiará el Mundo