Hacemos una pequeña crítica al sensacionalismo contra el mundo del videojuego en grandes portadas internacionales.
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Casi todo en esta vida precisa en algún momento de su historia de un chivo expiatorio; algo o alguien a quien echar la culpa de las desgracias que acontecen a su alrededor. Quizá el título de este artículo te haya sonado extraño, pero lo cierto es que si continúas leyendo encontrarás mis motivos para pensar que esto es así.
Así que vayamos por partes y pongámonos primero en contexto. En los últimos años creo que casi cualquier amante de los videojuegos ha podido percibir una curiosa tendencia en contra del mundo del videojuego. Hemos leído afirmaciones tan vacías como que los videojuegos crean niños obesos, crean generaciones violentas, que alteran los reflejos de una persona o, más recientemente, que sirven como herramienta para captar potenciales jóvenes afines al terrorismo.
Si, soy consciente de la controversia que puede generar mezclar religión y videojuegos, pero creo que el público gamer es más adulto de lo que algunos sectores quieren trasladar. Porque últimamente vemos como los titulares se enfocan al videojuego y no al cine, la música, o redes sociales, potenciales canales también de captación para futuros terroristas. Los “palos” se los llevan los juegos, no hay más.
Y es que cuando hablaba al inicio de cargar culpas, no lo hacía en referencia a Judas porque este sea para la gran mayoría quien traicionara a Jesús de Nazareth. Lo hacía porque al igual que en los videojuegos, se le ha atribuido un rol o papel con un nivel ínfimo de investigación. Quizá, sea uno de los personajes bíblicos que menos referencias o documentación tenga; la propia Wikipedia nos informa de lo siguiente:
La escasez de datos sobre Judas Tadeo y algunas identificaciones equívocas de su persona se vieron reflejadas en la variedad iconográfica que lo caracteriza.
Y es que, al igual que la figura del apóstol más odiado del mundo, los videojuegos cuentan con numerosos estudios de los que apenas nadie se hace un gran eco y que sin duda presentan una estampa muy diferente a lo que llega a periódicos o televisiones sensacionalistas. Porque parece que con este tema, la veracidad de la información no importa.
Por desgracia, no leerás estudios de como los videojuegos benefician la vida de las personas como este, o este, tampoco verás este, este o este y por supuesto no sacarán titulares de estudios como este, este y este…literalmente podría estar hasta las 6:00 AM enlazando artículos que hablan de las múltiples ventajas que aportan a las personas. Asociaciones como el APA americano, se han pronunciado con respecto a este tema y es importante que como sociedad, empecemos a madurar en que tipo de información queremos que llegue a nuestros hogares.
Así que, dejemos de demonizar a los videojuegos; no dudo que no puedan ser un canal más. Pero un problema tan grave como el terrorismo no se ataja intentando censurar o lapidar desde la prensa y la demagogia, no podemos culpabilizar a algo que aporta beneficios frente a la dislexia, el aprendizaje, el alzheimer, las relaciones sociales o la cultura entre muchas otras cosas más. Un problema como el terrorismo se arregla reforzando la educación de cada pueblo.
Para los padres, tanto mayores como jóvenes, siempre es importante y recomendable que miremos las clasificaciones de los juegos así como estar pendientes del tipo de contenido que visualizan o escuchan nuestros hijos. Es un consejo que os da otro padre adulto; mi hijo no se sienta conmigo cuando juego a Grand Theft Auto V…sentido común lo llaman.