Los jugadores tienen clara su deadline a la hora de pagar por Xbox Game Pass.
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Hay preguntas que revientan un foro… y esta es una de ellas: si Game Pass Ultimate vale ahora 30 dólares (algo menos en euros), ¿cuál sería el precio “justo”? La respuesta corta es que mucha gente ya ha marcado su límite, y no es precisamente alto.
Lo curioso es que no se trata solo del precio. En los mensajes se repite una sensación que lleva meses creciendo: el servicio ha pasado de ser “un chollo” a convertirse en “un lujo que ya no cuadra con lo que ofrece”. Y cuando eso ocurre, la conversación se dispara.
Los comentarios dejan claro que los jugadores han empezado a hacer números. Y, por primera vez desde que existe Game Pass, muchos han decidido que ya no les compensa mantenerse suscritos de forma continua.
El punto de ruptura: 20 dólares parece ser la frontera psicológica
En el debate, decenas de usuarios coinciden en una misma cifra: 20 dólares. Ese sería el precio en el que ni pensarían dos veces si mantener el servicio o no. Por debajo de eso, muchos dicen que seguirían tranquilos.
Por encima, empiezan los problemas.
- Hay quienes lo expresan así de simple: a 30 dólares, “ya no estoy pagando por acceso; estoy pagando por juegos que quizá ni toque”. Y ese es el choque: antes Game Pass era un “sí, automático”, ahora es una decisión mensual.
Otros apuntan algo interesante: Game Pass ya no es imprescindible si no quieres jugarlo todo el mismo día de lanzamiento. Muchos prefieren comprar los juegos que de verdad les interesan y esperar a ofertas.
En muchos casos, comprar un título en rebajas sale más barato que varios meses de Ultimate.
También aparece un patrón constante:
Los jugadores que hicieron la conversión de Gold a Ultimate durante años ahora están acostumbrados a pagar 5–10 dólares al mes, y la subida a 30 les parece directamente inasumible.
Para muchos, Game Pass Ultimate ha perdido “su ventaja”
Varios motivos claros por los que la gente cancela:
-
No juegan lo suficiente para justificar un servicio tan caro.
-
El multijugador ya no depende de Ultimate, así que muchos bajan a Core.
-
First-party con parches, juegos que no siempre llegan en forma o títulos que ya tenían.
-
Contenido añadido como Fortnite Crew o Ubisoft+ que una parte enorme de la comunidad no usa.
-
Subidas de precio repetidas sin una mejora proporcional.
Incluso hay usuarios que dicen que están jugando más en Steam, o comprando físicos, porque sienten que “lo que tienen es suyo”. El debate sobre la propiedad digital vuelve a salir de forma recurrente.
¿Cuánto pagarían… de verdad?
Si reducimos cientos de comentarios a una escala realista, el termómetro queda así:
-
15 dólares → mucha gente volvería sin pensarlo.
-
20 dólares → cifra aceptable pero con matices.
-
30 dólares → límite para la mayoría; muchos ya han cancelado.
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0–10 dólares → precio visto como “perfecto”, pero considerado irreal hoy.
Lo más llamativo es un comentario repetido varias veces:
No es que no pueda pagarlo, es que ya no siento que valga lo que cuesta.
Ahí está el verdadero problema.
No es solo el precio, es la percepción
Game Pass nació como un servicio irresistible. Una propuesta que te hacía sentir que siempre estabas ganando. Y esa sensación era poderosísima. Hoy, una parte importante de los jugadores siente justo lo contrario:
Que paga demasiado por algo que usa poco, o que ya no le aporta lo mismo.
¿Puede Microsoft recuperar esa magia? Sí. Tiene estudios, catálogo y músculo de sobra. Pero para muchos jugadores, el precio necesita volver a alinearse con la realidad de su día a día. La pregunta final, la que remata toda la conversación, es sencilla y casi universal:
¿En qué punto deja de ser un servicio… para convertirse en un gasto?
Y eso, para bien o para mal, no lo decide Microsoft: lo decide cada jugador frente a su consola.



