Un ratón y su afán de recomponer su madriguera tras una tragedia hacen que un cuento infantil se convierta en supervivencia pura.
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Winter Burrow se presenta desde el mismo inicio como un cuento infantil de esos que se vuelven casi inolvidables ya desde los primeros renglones. Con una historia triste y cargada de superación, el equipo danés de Pine Creek Games con Noodlecake en la publicación se hacen a la tarea de crear un título de supervivencia dentro del marco de una narrativa para niños, algo que, cuanto menos, merece muchísimos puntos por la originalidad.
El protagonista de esta historia decide regresar, tras la muerte de sus padres, drenados de energía por trabajar en las minas de la gran ciudad, a la madriguera en donde se crio. Grande es su decepción cuando ve que el hogar de su infancia está absolutamente venido a menos y que deberá repararlo casi en su totalidad.
Nuestro querido ratón conocerá a varios personajes con distintas historias, incluida su tía, que rápidamente sufre el ataque sin misericordia de un búho, a los que deberá ayudar para poder abrirse paso en la aventura.
Te invito a que juntos pasemos las páginas de esta historia mágica que tiene moralejas por doquier, un halo de tristeza y un reguero de sonrisas que logrará sacarte. Vamos allá.
Apartado técnico
Siguiendo la estética de los cuentos infantiles, los gráficos de Winter Burrow están pintados a mano en cada cuadro, lo que sumerge al jugador en la atmósfera del título de manera impoluta. El único punto en contra de este apartado es que siento que el arte tenía potencial para expandirse mucho más y se ve limitado por el propio escenario del juego, situado en invierno, que hace que todo se tiña en tonos de blanco, gris o marrón.
A nivel sonoro debo decir que la música que acompaña al juego está muy bien elegida y, en su mayoría, orquestada por instrumentos de viento que le dan al juego una ambientación un tanto melancólica. El ritmo cambia repentinamente a una pista más intensa cuando hay enemigos en pantalla y esa variación traslada la ansiedad de una acción inmediata a quien esté jugando. La pega en este punto es que las pistas, con el tiempo, se vuelven un tanto repetitivas y pueden llegar a cansar, no hubiese estado mal añadir un abanico más amplio de melodías teniendo en cuenta la duración del juego.
Los efectos sonoros en general cumplen sin ser descollantes, pero al tratarse de un juego infantil y en especial al estar moldeado con base en un cuento, siento la ausencia de un narrador en las cinemáticas, si bien no es un detalle esencial, ni mucho menos, creo que le hubiese venido muy bien.
A nivel localización, el juego se encuentra completamente en español en su variante ibérica con un gran trabajo por parte de los profesionales que se encargaron del título, haciendo especial uso en los diminutivos para convenir ese factor de ternura que acentúan los personajes que componen esta historia.
Jugabilidad
El objetivo principal del título es el de reparar la madriguera y amueblarla, pero para hacerlo, el querido ratoncito que protagoniza la historia deberá pasar por un sinfín de periplos; conocerá distintos personajes en la aventura y tendrá que, básicamente, recorrer un vasto mundo para ir recolectando elementos, ingredientes y recetas que le permitirán construir diversos muebles o cocinar distintos platos.
La exploración es la principal actividad del juego y a pesar de esto el título no cuenta con un mapa. Entiendo que esto se debe a que se busca que el jugador siga sus propias huellas y esto potencie la sensación de soledad y aislamiento o fuerce la observación de algunos elementos en pantalla para recorrer ciertos caminos; sin embargo, para alguien como yo que tiene un pésimo sentido de la orientación y se traumó con la primera entrega de Metroid, no contar con una guía visual de dónde se está es una gran omisión. Especialmente en este caso, ya que el jugador deberá trasladarse constantemente de un punto a otro para fabricar distintas cosas en la mesa de trabajo, emplazada en la madriguera, por lo que recordar los caminos hacia donde hay que ir y venir se vuelve un ejercicio bastante tedioso en un punto.
Los limitantes de la exploración en este caso son tres barras que aparecen en pantalla constantemente. Una representa la salud, la otra la comida y por último, pero no menos importante: el calor, la cuarta barra es la resistencia que se consume al golpear o correr. Y es que todo el título transcurre en un bosque en invierno, por lo que el ratón sufre los efectos del clima como nadie. Al estar al aire libre o lejos de una fogata, el protagonista comienza a sufrir el frío, especialmente por la noche, y si no se remedia, puede perder salud y eventualmente la vida.
Para mitigar el ataque impiadoso del tiempo invernal, se pueden ir tejiendo algunos conjuntos conforme se reúnen los elementos y se obtienen las recetas, lo cual lleva un buen tiempo. Además de mejorar la ropa y el calzado, se pueden tejer mejores mochilas que ayudarán a cargar más ítems en el inventario, cuyo espacio, aún maximizado, es bastante escaso y requiere de cierta estrategia.
En la madriguera se pueden ir mejorando las herramientas para picar otras piedras más duras, cortar árboles más robustos y excavar sitios más profundos. A su vez, también se pueden reparar dos escaleras que llevan al primer piso de la madriguera y al sótano, este último ideal para cosechar setas y otras hierbas que se pueden comer directamente o utilizar como ingredientes de platos más suculentos que a su vez brindan calor y restauran porciones más grandes de la barra de salud.
La mesa de trabajo también permite crear muebles varios, que si bien muchos de ellos tienen una función meramente decorativa, algunos también son vitales para el almacenamiento de los ítems, por ejemplo el armario o los cofres.
En cuanto a la dificultad, podría decir que Winter Burrow está pensado para un público infantil por lo que los enemigos, es decir, insectos de diverso calibre en esta entrega; no presentan un gran desafío, ni siquiera las arañas que son las antagonistas principales de la historia, por lo que la pantalla de continuación no será una de las que más veas, eso tenlo por seguro.
La dificultad mayor, tal vez, yace en la ausencia de una guía en pantalla que indique la próxima acción inmediata a realizar, lo cual contradice un poco la idea de tener a los niños como público principal, ya que el tutorial es muy breve y te suelta la mano rapidísimo.
Duración
Winter Burrow no es un juego excesivamente corto, podemos hablar de que para terminar la historia serán necesarias unas 9 horas, aunque el tiempo de juego neto es un poco tramposo, ya que para avanzar se requerirán varios viajes de idas y vueltas entre la madriguera y distintos puntos específicos del escenario.
Conclusión
Un ratón que busca volver a hacer brillar su hogar natal, la soledad, ayudar a otros y sobrevivir a la adversidad son dignos tópicos para cualquier obra, ya sea un libro, una película o, como en este caso, un videojuego. Winter Burrow es un juego cargado de elementos ya probados que aparecen en un marco que explota en originalidad, ideal para jugar con los más pequeños de la casa, en familia, o simplemente para disfrutar de un título original que sabe aprovechar ciertos mandamientos del género de la supervivencia.
Espero que lo disfrutes tanto como yo, puedes probarlo a partir del 12 de noviembre sin costo adicional si cuentas con una suscripción a Game Pass.
Agradecemos a Xbox España el material ofrecido para realizar este análisis.
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Aspecto técnico75/100
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Jugabilidad80/100
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Duración80/100
Lo bueno
- Los gráficos son una verdadera maravilla
- La combinación de un cuento con la supervivencia
- La historia es muy bonita
Lo malo
- La ausencia de un mapa, duele
- Algunas pistas más de música no habrían estado mal
- La necesidad de volver a la madriguera para fabricar puede cansar








