Analizamos para Xbox Series el esperado, Gears Of War: Reloaded, la que sería, la versión definitiva del primer juego de la saga, ahora mejor que nunca.
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Cuando digo que vuelve el rey con el regreso de Gears lo digo muy en serio. Ahora mismo, y aunque ha llovido mucho desde aquel 2006, Epic hizo un juego tan redondo por aquel entonces que a día solamente con lavados de cara, se sigue sintiendo tan fresco y gratificante como por aquel entonces en la veterana, Xbox 360. Cuando pienso en Gears of War, automáticamente me viene a la mente la Xbox 360, aquella época dorada en la que Marcus Fenix, Dom y compañía nos volaron la cabeza con una campaña cruda y un multijugador que enganchaba como pocos. Han pasado casi 20 años desde aquel primer disparo en la piel de Marcus y, honestamente, todavía recuerdo la primera vez que pulsé el gatillo del Lancer.
Ahora, con Gears of War: Reloaded, Microsoft nos invita a volver a ese viaje. Y no os voy a engañar: la sensación que tuve al arrancar el juego fue casi la misma que en su día. Sí, hay mejoras técnicas, se nota el lavado de cara, los frames y lo que queráis, pero es que la campaña sigue siendo una pasada… pero en esencia, sigue siendo el mismo Gears que me marcó entonces. Y quizá, precisamente por eso, se disfruta tanto, mejora con los años como el buen vino.
Apartado técnico
Lo primero que quiero dejar claro: este Reloaded se ve y se mueve de lujo. Jugar la campaña a 4K y 60 FPS (también tiene modo para jugarlo a 120 FPS en el multijugador, siempre que tengas una TV que lo soporte) es un gustazo. Todo fluye con mucha naturalidad que hace que cada enfrentamiento sea mucho más intenso que en el original.
Recuerdo bien lo que supuso en su día la Ultimate Edition, que ya nos dio un buen repaso gráfico en Xbox One. En su momento me pareció lo suficientemente buena como para revivir la campaña. Y aunque os suene raro lo que os digo, al probar Reloaded en Xbox Series X, la diferencia es clara: texturas más nítidas, sombras mejor trabajadas, reflejos realistas y un HDR que le da vida a cada escenario. No es solo que se vea más bonito, es que hay más profundidad en cada rincón y con una televisión OLED luce realmente brutal, teniendo en cuenta que sigue siendo el mismo juego.
Un detalle que me sorprendió muchísimo es que ya no hay pantallas de carga entre capítulos o transiciones. Todo es instantáneo. Puede parecer una tontería, pero recuerdo perfectamente tener que esperar entre misiones en 2006, y ahora la campaña fluye como una sola película de acción continua. Son pequeñas mejoras, pero son cosas que se notan y refinan la experiencia.
En cuanto al sonido, con Dolby Atmos y audio espacial, la experiencia es más inmersiva que nunca. Oír cómo un Locust se acerca por detrás, escuchar el eco de los disparos o sentir cómo retumba la explosión de una granada es algo que me hizo bajar el volumen de madrugada para no despertar a media casa. Y eso es bueno: Gears siempre fue visceral, y ahora lo es más.
Análisis en vídeo
¿El único “pero”? Que, siendo honesto, no me sorprendió tanto como esperaba. Quizá porque el juego original ya fue un espectáculo en su época y porque la Ultimate Edition puso el listón muy alto. Aquí tenemos un salto técnico muy bueno, pero sin ese “efecto wow” que sí nos provocó el primero en 2006 y menos aún después de haber contado entre medias con la mencionada, Ultimate.
Jugabilidad
Aquí no podemos jugar al escondite, aquí no hay trampa ni cartón: Gears of War: Reloaded juega exactamente como lo recuerdas. El sistema de coberturas sigue siendo igual de sólido, esa sensación de deslizarse de un muro a otro para buscar el ángulo perfecto no ha envejecido nada. Y ejecutar a un enemigo con la motosierra del Lancer sigue siendo tan brutal y satisfactorio como la primera vez. Lo mismo que reventar la cabeza de un Locust, sigue conservando ese sonido de “reventón tan satisfactorio”.
La campaña, sinceramente, me la sé de memoria, seguro que como todos vosotros. No porque la haya jugado mil veces (que también), sino porque es de esas que se te quedan grabadas. La batalla en la mansión, la primera vez que aparece un Berserker, la tensión al huir de la oscuridad con los Krill rondando… todos esos momentos siguen intactos. Y lo mejor es que, al jugarlos ahora a 60 FPS y con todas estás mejoras, se disfruta mucho. Lo he jugado en Xbox Series X y en PC, también lo he probado en Xbox Series S y da igual que opción elijas, acertarás, en las tres se juega perfectamente.
Algo que me encanta de este remake es que han dejado la jugabilidad tal cual. No hay cambios raros ni añadidos innecesarios. Y aunque reconozco que en comparación con juegos modernos puede sentirse algo rígido (Marcus no se mueve como Kait en Gears 5), prefiero que lo hayan mantenido fiel. Esa rigidez forma parte de su identidad.
El multijugador, por supuesto, sigue siendo un añadido esencial. Saltar a partidas con 120 FPS estables es una experiencia completamente distinta a lo que teníamos en Xbox 360. Los enfrentamientos son más rápidos, más precisos y, sobre todo, más justos. Además, con la progresión cruzada y el juego cruzado, da igual si juegas en consola o PC: siempre encontrarás partida y tu progreso va contigo.
Lo único que sí os diré es que si ya habéis jugado al original varias veces, aquí no encontraréis nada nuevo jugablemente. Es la misma fórmula, con la misma intensidad. Y a mí me vale, porque sigue siendo tan adictiva como lo era en 2006.
Duración
La campaña de Gears of War: Reloaded se completa en unas 8 a 10 horas, dependiendo del nivel de dificultad que elijas y de lo meticuloso que seas a la hora de explorar y afrontar los combates. Es una historia intensa, directa, sin relleno, que sabe mantener el ritmo de principio a fin. Lo cierto es que da igual cuántas veces la juegue, siempre me resulta igual de satisfactoria, ya sea solo o en cooperativo. Os recordamos que el juego mantiene el juego cooperativo también en pantalla partida, así que puedes añadir este modo como otro más para ampliar la duración en compañía.
Pero, como siempre en esta saga, el auténtico “gancho” está en el multijugador. Aquí es donde el tiempo se multiplica: puedes invertir decenas de horas sin darte cuenta. Con sus 120 FPS, la progresión cruzada y el juego cruzado, se convierte en una experiencia prácticamente infinita para los más competitivos. Es el típico caso en el que dices “una partida más” y acabas encadenando noches enteras.
Conclusión
Después de tantos años, volver a jugar Gears of War me ha recordado por qué me enganché a esta saga en primer lugar. Sí, es un remake técnico, no hay grandes sorpresas, pero la fórmula sigue siendo igual de divertida y adictiva. Y, sinceramente, a veces no hace falta más que eso: volver a sentir lo que sentiste la primera vez, pero con el nivel técnico que exige 2025.
Para los que no lo jugaron nunca, esta es la mejor oportunidad posible para descubrir una campaña mítica. Y para los que ya lo conocemos, Reloaded es como ver tu película favorita en una sala de cine remasterizada: sabes lo que va a pasar, pero te atrapa igual.
¿Podría haber sorprendido más a nivel técnico? Sí. ¿Podría haber arriesgado un poco más? También. Pero lo que tenemos aquí es un clásico pulido, inmortal y más disfrutable que nunca gracias a la potencia de Xbox Series.
Y eso, al menos para mí, ya es suficiente.
Agradecemos a Xbox España el material ofrecido para poder realizar este análisis.
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Apartado Técnico90/100
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Jugabilidad93/100
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Duración90/100
Lo mejor
- Sigue siendo el rey de los TPS
- Un nuevo lavado de cara sin perder la esencia
- Una campaña memorable para veteranos o recién llegados
Lo peor
- El sonido sigue sin ser limpio
- Creo que todavía se podría haber exprimido más a nivel visual






